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Calabria dijo chau golpeado por la política menor

Al renunciar a su cargo como director general de secretaría del Ministerio del Interior, Luis Calabria dejó la vara muy alta en los criterios técnicos y éticos
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31 de agosto de 2022 a las 18:34

Al renunciar a su cargo como director general de secretaría del Ministerio del Interior, Luis Calabria dejó la vara muy alta en los criterios técnicos y éticos que debe valorar un funcionario en su gestión pública pero, además, puso en cuestión parte de la estrategia diseñada por el oficialismo para golpear al senador frenteamplista Charles Carrera.

La intempestiva renuncia de quien fuera la mano derecha de Jorge Larrañaga es, por ahora, la primera y única víctima del “affaire Carrera” que empezó en un informe del programa Santo y Seña que cuestionaba la actitud del senador frenteamplista por hacer atender a un militante del MPP en el Hospital Policial y terminó llevándose puesto a un funcionario del gobierno.

El número tres del Ministerio del Interior decidió irse tras una extraña carambola de informaciones publicadas en la prensa que actuaron como un bumerang para el oficialismo. El último episodio de esta historia se empezó a tejer el domingo 28 cuando El País divulgó que la expareja del parlamentario frenteamplista también estuvo internada en el Hospital Policial cuando aquel ejercía el cargo del que este miércoles se despidió Calabria.

El martes, desde TV Ciudad informaron que el ministro Luis Alberto Heber, Calabria y algunos de sus familiares, y el asesor Andrés Capretti se atendieron en ese hospital. El miércoles, El País aportó que la atención se había limitado a hisopados por covid 19. Por la tarde, El Observador publicó la carta de renuncia de Calabria en la que reconoce que el 1° de julio realizó una consulta oftalmológica en el Hospital Policial. "Más allá de las resultancias de la discusión pública que ese hecho pueda generar, al considerarlo un error de valoración, pero que puede utilizarse en este tiempo para impactar frente a la gestión de gobierno, frente a mi persona y mi familia, es que vengo a presentarle la renuncia al cargo", señala la carta.

Como sea, la discusión sobre la atención de funcionarios en el Hospital Policial parece un asunto menor si se la compara con los problemas que deben abordar los políticos.

Además, las normas que regulan ese servicio son difusas. El artículo 86 de la Ley N° 13640, del año 1967, dice que "el Servicio de Sanidad Policial (...) atenderá al personal dependiente del Ministerio del Interior y familiares a cargo del funcionario, así como también a los jubilados y pensionistas policiales y familiares a su cargo".

Pero el artículo 140 de un decreto del año 1974, señala que al "servicio Sanidad Policial le compete la prevención, protección y recuperación de la salud del personal policial en actividad y en retiro; del núcleo familiar y pensionistas policiales, y el contralor sanitario y certificación de licencias por enfermedad del personal policial en actividad".

De cualquier forma, la renuncia de Calabria embreta a todos los políticos que se atendieron en el Hospital Policial. Un hisopado como los que se realizaron los jerarcas del Ministerio del Interior, ¿no debe ser considerado como una atención médica? La renuncia de Calabria, ¿actuará como disparador para que otros políticos en similar situación se vean en la obligación ética de dejar sus cargos?

En realidad, la pregunta es retórica. Porque, al menos en las primeras horas tras el hecho, los políticos se preocuparon por elogiar al renunciante aunque no se vislumbra ninguna autocritica. “Es una gran pérdida. Era una persona fundamental en el Ministerio del Interior, y también muy honesto. Por tener una consulta oftalmológica entiende que tiene que renunciar. Para mí es un ejemplo de comportamiento en la función pública y alguien a imitar”, dijo Heber.

Otros dirigentes blancos elogiaron a Calabria. Incluso, el senador del MPP Alejandro Sánchez defendió al funcionario renunciante acaso sabiendo que, así, defendía a su compañero Carrera. “No creo que haya cometido ninguna ilegalidad”, dijo el parlamentario y atribuyó la renuncia al “torbellino” y a la “argentinización” desatada por el oficialismo en sus cuestionamientos a Carrera que “termina provocando la salida de un hombre serio y responsable”.

Es cierto que, como dice Sánchez, la renuncia de Calabria no puede desligarse de las críticas a Carrera. Calabria se va porque entendió que los cuestionamientos al senador frenteamplista dejaban en la mira a todo funcionario que se encontrara en una situación parecida y podían “impactar” en el gobierno.

La práctica de la política menor a veces tiene estas consecuencias. El hilo se corta en un lugar alejado de donde se teje la verdadera madeja.

 

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