Un nuevo parlamento con amplio control del chavismo se instaló este martes en Venezuela tras unas elecciones boicoteadas por la oposición liderada por Juan Guaidó, quien, con respaldo internacional, intentará mantener un congreso paralelo.
Los diputados del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y sus aliados, que ocuparán 256 de los 277 escaños de la unicameral Asamblea Nacional, ingresaron al Palacio Federal Legislativo alzando retratos del prócer Simón Bolívar y del fallecido presidente Hugo Chávez, que fueron colocados en el salón de sesiones.
Con fuerte presencia policial, las calles cercanas a la sede legislativa estaban cerradas, sin acceso al público, así como las estaciones de metro aledañas, constataron periodistas de la AFP.
Un grupo de seguidores del chavismo ocupaba una galería improvisada a las afueras del hemiciclo.
"Empieza un nuevo ciclo en la historia de Venezuela, empieza una nueva etapa", dijo el lunes el presidente socialista, Nicolás Maduro, que recupera el control de este poder público tras cinco años en manos de la oposición.
La legislativas de diciembre, que registraron una abstención que rozó el 70% en medio de llamados de Guaidó y sus aliados a no participar, tampoco fueron reconocidas por Washington y la Unión Europea, al considerar que no ofrecían garantías suficientes para la participación de la oposición.
Cuestionamientos al margen, de facto, el acto de instalación del ciclo legislativo 2021-2026 pondrá fin al quinquenio de mando opositor, tras su arrollador triunfo en las elecciones de 2015.
Ese parlamento fue neutralizado desde el inicio por el oficialista Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), que consideró nulas todas sus decisiones tras declararlo en desacato.
Y terminó sustituido en la práctica por una Asamblea Constituyente 100% chavista que se instaló en 2017 y que, tras el resultado de diciembre, decidió levantar sus funciones.
Está previsto que el exministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, presida este poder legislativo.
Guaidó se juramentó presidente interino después de que la mayoría opositora del parlamento declarara "usurpador" a Maduro, acusándole de haber sido reelegido fraudulentamente en 2018.
Ahora, alegando que las parlamentarias de 2020 fueron inválidas, los legisladores que le siguen aprobaron, el 26 de diciembre, la "continuidad" de la vieja Asamblea Nacional opositora mientras no se realicen elecciones presidenciales y legislativas "libres, justas y verificables".
Cuatro días después el TSJ la anuló.
El parlamento saliente se reunía en paralelo este martes en una sesión semipresencial para juramentar nuevamente a Guaidó como jefe legislativo, desde un lugar no divulgado "por seguridad" en Caracas.
"El primer mensaje es a Maduro y es que estamos aquí, de pie", dijo en ese acto transmitido por internet.
Guaidó, en el discurso de instalación del parlamento opositor, hizo un llamado de unidad a los líderes de la oposición venezolana. "Es el momento, señora Maria Corina, señor Henrique Capriles, señor Henry Ramos Allup, señor Leopoldo López, señor Manuel Rosales, Julio Borges, es el momento del último llamado de la patria, el llamado a cada uno de ustedes, los convoqué por la necesidad de reconstruir este momento y conseguir la transición a la democracia”, dijo.
La AN opositora está integrada por 147 diputados, bajo la renovada presidencia de Guaidó para el período 2020-2021.
El fin del Parlamento opositor en Venezuela coincide con el ocaso de la presidencia estadounidense de Donald Trump, principal apoyo internacional de Guaidó. Bajo su administración, la Casa Blanca impuso sanciones financieras a Venezuela y su estatal petrolera Pdvsa para intentar desplazar del poder a Maduro, al que el magnate republicano tacha de "dictador".
Maduro ya ha hecho varios llamados al diálogo dirigidos al sucesor de Trump, el demócrata Joe Biden, que llegará el 20 de enero a la Casa Blanca.
"Se acaba la era Trump y vamos a ver cómo reacciona esa parte de la oposición", manifestó el mandatario en una reciente entrevista transmitida por la cadena de televisión Telesur.
Por lo pronto, entre amenazas de cárcel contra Guaidó y los diputados que impulsan la idea de la "continuidad" del parlamento, Maduro prometió mano dura: "No me temblará el pulso".
AFP
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