Arboles centenarios quemados en cuestión de minutos por el fuego que también mató a varios habitantes del jardín botánico.

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Chile pierde el mayor jardín botánico del país por los incendios en Viña del Mar

Pese a la quema del 98% del terreno, milagrosamente sobrevivieron las especies más valiosas, como las flores de Hiroshima, cuyas semillas están esparcidas en varios parques del mundo
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09 de febrero de 2024 a las 05:03

El mayor jardín botánico de Chile respira con dificultad. De sus 400 hectáreas, menos del 2% salió indemne de los incendios forestales que desfiguraron a Viña del Mar, aunque milagrosamente sus dos colecciones más preciadas sobrevivieron, se consuela su director.

El Jardín Botánico Nacional de Viña del Mar "ha sido siempre un pulmón verde, pero hoy día más bien parece el pulmón de un fumador", sostiene Alejandro Peirano, el responsable de este centenario sitio de conservación ubicado en El Salto, en la región de Valparaíso, a 120 km al noroeste de Santiago.

Dentro, quedaron grandes árboles caídos, una vivienda quemada en cuyo interior murieron una funcionaria y tres familiares, además de la flora y fauna devastadas.

“El verde se tornó plomo”, grafica Peirano.

Sierra en mano, los guardaparques ya han comenzado a cortar los troncos atravesados en los senderos, mientras las elevaciones del parque solo hay árboles chamuscados

Creado en 1918 por el francés George Dubois, en este sitio hay unas 1.300 especies de plantas y árboles, entre ellos helechos nativos y exóticos, mirtáceas, cipreses de la cordillera, palma chilena y sakura (cerezo japonés).

Muchas de estas especies fueron afectadas por el fuego que “nunca se había comportado tan errático. Empujado por el viento, pareció ir de salto en salto, arrancando incluso de raíz árboles gigantes”, explica el director.

Bastó una hora para que el jardín, con diseños interiores de inspiración francesa, se marchitara casi por completo.

"Siendo optimista, digo que son cinco hectáreas las que se salvaron, el resto se quemó", sostiene Peirano.

También la fauna de marsupiales, zorros grises, aves y quiques (hurón chileno) sufrieron los daños.

 "Manos verdes"

Peirano recibió el jardín en comodato hace una década. Tiene a su cargo 60 trabajadores. El director y una docena de guardabosques viven en el lugar.

Una de las residentes era Patricia Araya, la encargada del vivero, cuyo trabajo consistía en hacer germinar las semillas, la responsable del "área de maternidad", explica Peirano.

El viernes murió junto a su mamá y dos nietas dentro del jardín botánico. Tenía 60 años y esta semana se iba a volver a casar. El fuego no le dio oportunidad de escapar.

Daniela Gutiérrez, de 32 años, que supervisa la colección de cactáceas nativas, la recuerda como "manos verdes, porque lo que sembraba, lo germinaba".

Peirano y otros guardabosques también estaban en el jardín el día del incendio, pero lograron resguardarse de las ráfagas de fuego.

En 2013, se produjo el primer gran incendio que quemó el jardín botánico de Viña del Mar.

Luego vinieron los fuegos de 2018 y 2022 y los del pasado viernes, los más violentos de todos, según Peirano, que sospecha pudieron ser provocadas intencionalmente.

 "Al unísono cinco focos de incendio, eso no es natural", asegura.

En los cerros superpoblados de Viña del Mar murieron al menos 142 personas y hace decenas de desaparecidos, además de mile de viviendas destruidas.

Especies sobrevivientes

Pese a la profunda huella de destrucción, las dos colecciones más preciadas del Jardín Botánico sobrevivieron.

Una de ellas es la de toromiro, un árbol de flores tubulares amarillas originario de Rapa Nui, la remota isla de Pascua ubicada en la mitad del Pacífico, una especie que se creía extinguida.

"En algún momento nos llegó la semilla y aquí la reprodujimos y tenemos una bonita colección. El incendio le pasó por encima, así que la que podría haber sido la más dolorosa de las pérdidas, no lo fue", destaca el director.

También se salvó el Jardín de la Paz, donde están plantadas especies sobrevivientes de la bomba atómica de Hiroshima, cuyas semillas están esparcidas en varios parques del mundo.

Aunque están "bronceadas por el calor, quedarán en pie", agrega Peirano.

El jardín espera reabrir sus puertas al público en un par de semanas y tardará cinco años en recuperar el aspecto que tenía antes de los incendios forestales del 2 de febrero.

Pero si en este tiempo "vuelve a haber un incendio de esta magnitud nos va a desaparecer como jardín botánico", advierte Peirano, mientras supervisa las labores de limpieza tras el fuego.

(Con información de AFP)

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