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15 de febrero 2013 - 19:32hs

Christina Aguilera es una excelente cantante. Pero lo cierto es que nunca alcanzó las alturas que hubiera querido, y luego de 2002 comenzó un franco descenso de popularidad. Lotus, su séptimo disco de estudio, es el intento por volver a la cima de una artista que sabe que no le quedan muchas chances. “Hacia el cielo asciendo, abro mis alas y vuelo”, recita en Lotus Intro, que abre el álbum, y parece menos una afirmación y más un deseo. Es una lástima que el intento se quede tan corto.

El álbum llega luego de la vuelta de Aguilera al foco de atención en 2011 con su entrada como jurado al programa The Voice y el éxito de Moves Like Jagger, su colaboración con Maroon 5, su primer número en 10 años. Dispuesta a no perder la chance, Christina enlistó para la tarea al productor Alex da Kid (Love the Way You Lie, de Eminem) y colaboró, entre otros, con Max Martin, uno de los mayores arquitectos del pop electrónico actual. Pero sus esfuerzos para prediseñar el éxito no terminaron de cuajar, y Xtina, como se hace llamar, terminó sonando como un clon pobre de Lady Gaga.

Christina sigue teniendo esa voz espectacular, que le ganó un sitio en tantas listas de las mejores cantantes de la historia (aunque en ese primer tema inexplicablemente se la procesa con el efecto Autotune). Pero le faltan las canciones para respaldar ese poderío vocal. Las letras dejan mucho que desear, y pocas son destacables en particular desde el punto de vista melódico.

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Army of Me, por ejemplo, es bastante pegadizo, pero la letra, que intenta subirse al carro de las mujeres vengativas liderado hoy por Taylor Swift y Adele, describe involuntariamente un caso severo de trastorno de personalidad. “Hay mil caras de mí”, canta Christina, y amenaza sin entender del todo que su personaje debería estar internado: “Vas a enfrentarte con un ejército de mí”.

Los temas son demasiado reiterativos, en su estructura (estrofa, preestribillo, estribillo) y en lo que tratan: amor y sexo, básicamente. Around The World es otro punto bajo. Cuando Christina canta “De Hollywood a Japón, de Tokio a Milán… Estamos haciendo el amor a lo largo del mundo” es difícil no preguntarse si en serio no había ni una sola canción mejor para incluir en el disco. En una vulgar tentativa por remitir a un hit del pasado, Aguilera lanza en un momento “Voulez-vous coucher avec moi, ce soir”, el gancho en francés de Lady Marmalade, de Moulin Rouge, pero suena forzado y la muestra desesperada.

La frutilla de la torta es Circles, en que la cantante entona “Girá, da vueltas y vueltas, sentate en mi dedo del medio”. Es en ese punto que el álbum toca fondo. “Usás mi nombre para hacerte famosa”, agrega, con lo que suena como una vedette de revista.

El tema con más pinta de hit es Your Body, sin dudas el más pegadizo. La letra es de lo más ordinaria (“Todo lo que quiero hacer es amar tu cuerpo”), pero tampoco es lo que se dice mala. El problema que tiene es lo dicho: suena a que Xtina compró el The Fame de Lady Gaga y lo escuchó una y otra vez mientras grababa Lotus. Hasta en la foto de esta canción en el librillo que acompaña el disco Aguilera se parece a la cantante de Bad Romance, con zapatos brillantes llenos de púas. El librillo es algo a destacar por sí mismo, lleno de fotos en que la vocalista –que realmente no lo precisa– se esfuerza por ser sensual: no tiene la boca cerrada en una sola imagen.

Esto no quiere decir que todas las canciones sean malas, pero (salvo, quizá, Your Body) no destacan de la masa del Top 100. Da lástima por las enormes capacidades de Aguilera. Basta escuchar la balada Sing For Me para comprobar que es una mujer bendecida con un talento increíble para el canto. Pero está claro que no sabe escribir letras por sí misma, y en esta ocasión no eligió bien a sus escritores. Lotus es un disco olvidable, y una pena para la carrera de Christina. Le será difícil levantar cabeza.

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