Para todos los que fueron niños en las décadas de 1990 y hacia atrás, usar lentes era casi una maldición. Cuatro ojos, ciego o nerd: los motes burlones estaban siempre a la orden del día para los que necesitaban ver el mundo a través de un par de cristales. Pero en algún momento –tal vez podemos agradecer a Harry Potter y a todos los que vinieron después– usar gafas se empezó a poner de moda.
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