Archivo El Observador

Con 30 años, un gran desafío

El Observador se ha guiado por un firme compromiso con la verdad, porque está en nuestro ADN; de lo contrario, no es posible el progreso del país, ni el real funcionamiento de un sistema democrático y el respeto del estado de derecho

Tiempo de lectura: -'

22 de octubre de 2021 a las 05:00

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 3 45 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 3 45 / mes

Un muy buen amigo me suele repetir que él no mira para atrás ni para tomar carrera. Y creo que, en general, es un buen consejo. Pero hoy, que se cumplen 30 años del nacimiento de El Observador, me parece que es justo mirar un poco para atrás pero pensando en el futuro. Cuando nació El Observador, el 22 de octubre de 1991, ninguno de quienes estábamos involucrados en aquella aventura nos imaginábamos algo más que un periódico. Con más o menos días a la semana, con más o menos páginas y suplementos, pero compuesto, al fin y al cabo, de tinta y papel. En ningún momento nadie visualizó una marca con proyección y alcance global, multiformato y multiplataforma. Una marca en la que la versión digital tomara la delantera por sobre el papel.

Pero la revolución tecnológica que tuvo lugar a partir de mediados de la década de 1990 y que cambió las formas de informarnos, entretenernos y comunicarnos dio vuelta todo por completo. Y hubo que adaptarse o perecer. De hecho, esta revolución nos cambió totalmente la forma de pensar a quienes en aquel entonces estábamos más preocupados por afianzar un nuevo diario independiente que de soñar con transformaciones digitales o alcanzar audiencias que se cuentan por millones y no por miles.

La industria de la información, especialmente la de los periódicos, fue de las primeras en sentir el impacto de internet. Sin pensarlo mucho, los diarios pusieron gratis sus noticias en la web (este diario fue el primero en hacerlo en Uruguay, en 1995), y el acceso a las noticias se hizo universal. Internet fue una mina de oro para los lectores, que podían informarse en forma inmediata, y también para los periodistas, que accedieron a información de primera línea de todo el mundo y en tiempo real. Para los productores de contenidos fue, a la vez, una oportunidad y un duro desafío, ya que hubo que adaptarse a las nuevas realidades y encontrar allí un nuevo modelo de negocios y avanzar sin cartas de navegación precisas.

Muchas veces, munidos solamente con el método de la prueba y el error. Afortunadamente a principios de esta década se ha logrado un hecho tan simple como importante: los lectores están dispuestos a pagar por información de calidad y ello es una fuente vital de ingresos para las empresas periodísticas, que ha cambiado sus perspectivas económicas tanto en el Uruguay como en el mundo. Hoy por hoy el ingreso por suscripciones va a más en el mix de ingresos de las empresas periodísticas y algunas pretenden que en el futuro sea su única fuente de sustentación.

El Observador acompañó siempre el desarrollo tecnológico, viéndolo no como una amenaza sino como una oportunidad de llegar a consumidores de otros países y del propio Uruguay a través de distintos formatos, y ha sido pionero en las plataformas audiovisuales que iban surgiendo.

Innovación sí, pero manteniendo firmes los principios periodísticos que nos dieron origen. El Observador se ha guiado por un firme compromiso con la verdad, porque está en nuestro ADN y porque creemos que sin una información veraz, rigurosa y ajena a toda suerte de banderías e intereses no es posible el progreso del país, ni el real funcionamiento de un sistema democrático y el respeto del estado de derecho. 

El camino no ha sido fácil, entre otras cosas porque la independencia no tiene muchos adeptos, porque la libertad (como decía Erich Fromm) genera miedo y porque la defensa de la ética y de los valores que hicieron grande a la sociedad occidental ha venido cotizando a la baja por años, y máxime con la proliferación de las fake news. Pero ha sido un camino apasionante y promete serlo más aún. Es preciso adaptarse rápidamente a un entorno cambiante. Y ello exige, ante todo, una cultura empresarial abierta a los cambios. Implica probar sin miedo a fracasar. Implica buscar sin cesar nuevos caminos. Implica seguir con esta tarea entusiasmante de informar, analizar y opinar con honestidad, y desarrollar un periodismo atractivo, inteligente, independiente e interesante.

Implica, en suma, renovar cada día  nuestro compromiso con estos principios y proyectarlo en los años por venir, atendiendo las aspiraciones de los lectores, los anunciantes y de la sociedad en general.

*Este artículo forma parte de la edición especial 30 años de El Observador.

 

CONTENIDO EXCLUSIVO Member

Esta nota es exclusiva para suscriptores.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

Registrate gratis y seguí navegando.