Volví a casa y se siente bien, en buena parte porque los caminos que recorrí fueron ricos e inspiradores y me permitieron soñar e imaginar pasados y futuros. En este viaje me sentí a veces romana, a veces griega, otras fenicia y hasta etrusca. Tremenda imaginación, me dirás vos, y sí, esa es tal vez la razón principal por la cual viajamos.
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