Cuatro fechas que el MSP mira con atención para seguir controlando la epidemia

El 2 de noviembre, en el día de los muertos, los umbandistas celebran sus tradicionales rituales en lugares cerrados. La mala experiencia con celebraciones religiosas de este tipo en Rivera, que generaron brotes de coronavirus, hace que las autoridades miren con atención esta fecha, según dijeron fuentes de la cartera.

El 24 y 25 de diciembre, así como el 31 y 1° de enero, se presentan como fechas aún más riesgosas. Miles de personas cruzan los límites del departamento donde viven para pasar las fiestas en familia. Las reuniones familiares son más grandes que lo normal y abundan los abrazos llegada la medianoche. Y luego, los jóvenes van en busca de su momento de fiesta.  

Pero a estas fechas se les suma toda una temporada de verano. Desde el MSP miran el caso europeo y temen que ocurra algo similar: con la llegada de calor, el uso de tapabocas pasa a ser más molesto, miles de personas van a los balnearios a pasar su tiempo de vacaciones y se organizan mucho más fiestas que durante el año. Por estos días, varios gobiernos del viejo continente, como Bélgica o Francia, decretaron toque de queda ante una segunda ola de infectados. 

Pero esta preocupación por las fechas no es nueva entre las autoridades sanitarias. La historia se ha repetido varias veces desde que el gobierno uruguayo declaró la emergencia sanitaria. Primero fue la exhortación a quedarse en casa durante Semana Santa, cuando recién comenzaba la epidemia en el país. “La conducta de cada uno condiciona la salud de todos”, decía una y otra vez en conferencias de prensa el secretario de Presidencia, Álvaro Delgado.

Luego, los llamados de alerta aparecieron para pedirle a la población que no realice ni participe de fiestas por la Noche de la Nostalgia, el 24 de agosto. Hubo spots publicitarios, los expertos salían en la prensa y hasta el presidente de la República, Luis Lacalle Pou, apareció hablando en horario central. 

"Todos fuimos jóvenes. Algunos más tiempo que otros. No nos perdíamos un 24 y queríamos salir, ¿no? Obviamente que pedirle a un chiquilín esto es complicado, pero creo que las nuevas generaciones tienen conciencia del común, conciencia social. A eso hay que apelar. Hay que saltearse este 24 de agosto. Que lo hagan con voluntad, porque si no vamos a salir a fiscalizar", dijo en aquella oportunidad ante los medios.

Y aunque se registraron pocas fiestas clandestinas y las autoridades celebraron el acatamiento de los uruguayos,  días después se notó un aumento en los casos diarios y activos. El ministro de Salud Pública, Daniel Salinas, lo remarcó en su momento en una conferencia de prensa en el interior: "Antes de la semana de la Noche de la Nostalgia veníamos con seis casos por día. Seis, seis, seis, tres, uno. Pasó una semana de la Noche de la Nostalgia y pasamos a 15, 16, 11, 14 y 16. Algo pasó”. 

Pasó un mes y llegó un nuevo pedido del gobierno por una nueva fecha que generaba aún más preocupación: las elecciones departamentales. Por primera vez, desde el comienzo de la epidemia en el país, 2 millones de personas se iban a movilizar en los 19 departamentos. Además, después de la definición de cada comicio en cada departamento, el partido ganador saldría a festejar. Aglomeraciones, cánticos, gritos, abrazos.

Eso ocurrió y, luego de que pasaran dos semanas del fin de semana de elecciones, se volvió a registrar un nuevo aumento de casos. Uruguay alcanzó récord de casos diarios y activos el miércoles 14 de octubre. 

Además, dos brotes en residenciales y el regreso de militares en misiones de paz en el exterior  llevaron al máximo de contagios detectados en un día que se volvió a repetir este sábado, con 51 casos nuevos.

De todas formas, las autoridades sanitarias están tranquilas porque solo hay dos personas en cuidados intensivos y el grado de positividad sigue rondando el 1%. Entienden que el verdadero problema de la epidemia es una saturación del sistema y no simplemente un aumento de contagios. 

La situación sanitaria, en su globalidad, está en mejor posición que cuando se detectaron los primeros grandes brotes, porque se conoce más sobre el virus, el sistema está más preparado y se registran menos casos graves.

La capacidad de testeo también fue en aumento y el sistema sanitario cuenta con muchos más respiradores y camas especializadas que en aquel momento. Según informó a El Observador el presidente de ASSE, Leonardo Cipriani, el organismo tenía 112 camas antes de la pandemia en todo el país. Ahora posee un total de 155 camas, de las cuales 149 están operativas.

30 casos nuevos pero bajan los activos