El número se publicó hace algunos meses. Impactó en ese momento y el efecto se mantiene ahora que queda por escrito una vez más: de las 5.678 calles que tiene la ciudad de Montevideo, menos de 150 llevan el nombre de alguna mujer. Sí, está claro: en el terreno de las desigualdades que las mujeres padecen día a día, esta es una de las menos insidiosas. Una que no complica demasiado. Una que no va a ocupar los principales reclamos de este 8 de marzo. Pero es, a fin de cuentas, una desigualdad. Una falta de reconocimiento y un agujero negro en la estima que este país le tiene a ciertos nombres que ayudaron a construirlo. Quizás nombrar una calle no es el homenaje más grande que se puede hacer, y de seguro no soluciona los problemas actuales, pero es algo. Y algo es algo.