EEUU espera recuperar el terreno perdido ante China en América Latina con una nueva y ambiciosa iniciativa de financiación de infraestructuras.
La inversión extranjera en América Latina estuvo dominada durante mucho tiempo por EEUU y Europa, pero en los últimos 15 años las entidades de crédito oficial chinas han canalizado más de US$137 mil millones de inversión a gobiernos y empresas estatales de la región, según una base de datos recopilada por el Diálogo Interamericano en Washington.
Al mismo tiempo, China se ha convertido en el mayor socio comercial de Brasil, Chile y Perú, y está cerca de alcanzar esa condición en Argentina. Durante la pandemia, una oleada de donaciones chinas de equipos y suministros médicos, seguida de las primeras ventas de vacunas, hizo que se hablara de la “diplomacia de las mascarillas” de Beijing.
El viceasesor de seguridad nacional del presidente estadounidense, Joe Biden, dijo que Washington no le está pidiendo a la región que elija entre EEUU y China. “Estamos allí para competir porque creemos que tenemos un producto mejor”, le dijo Daleep Singh al Financial Times tras recorrer Colombia, Panamá y Ecuador para presentar la iniciativa.
El “producto” que Singh está promoviendo es la iniciativa Reconstruir un Mundo Mejor, un intento de utilizar el financiamiento para el desarrollo de organismos estadounidenses como el ExIm Bank, la Agencia de EEUU para el Desarrollo Internacional y la Corporación Financiera Internacional para el Desarrollo (CFI) de EEUU para ayudar a desbloquear sumas mucho mayores provenientes del sector privado, en coordinación con otros países del G7.
Entre las áreas que se desean abordar se encuentran las energías renovables, la tecnología digital, los equipos médicos y los préstamos a pequeñas empresas dirigidas por mujeres, dijo Singh. “Decidimos hacer nuestra primera gira de escucha por América Latina, dada la proximidad a EEUU y nuestro principal interés allí”. Otras regiones le seguirán.
La ministra de Relaciones Exteriores de Panamá, Erika Mouynes, dijo que la iniciativa estadounidense era un acontecimiento positivo y bienvenido en un momento en el que la región se esforzaba por salir de la crisis provocada por el coronavirus. “Nos encantaría tener más inversiones provenientes de cualquiera”, le dijo al FT.
Bajo la actual administración panameña, “EEUU es francamente el primero en proponer una iniciativa y ojalá veamos materializarse algunos componentes clave”. Panamá había propuesto inversiones en agua potable y acceso de banda ancha en zonas rurales, así como financiación para pequeñas y medianas empresas dirigidas por mujeres, pero no se discutieron cantidades concretas, añadió.
Margaret Myers, experta en China y América Latina del Diálogo Interamericano, cuestionó el impacto de la iniciativa estadounidense. “Si se supone que esto es una respuesta a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés) de China, la BRI no sólo se enfoca en la infraestructura”, dijo. “También se enfoca en muchas otras áreas, como el impulso al comercio, una extensa diplomacia pública y la conectividad financiera”.
Las primeras inversiones y el comercio chinos en América Latina se enfocaron en áreas tradicionales como las materias primas, pero los acuerdos más recientes se han concentrado en sectores de mayor valor como los teléfonos inteligentes, la infraestructura 5G, la tecnología de vigilancia, la computación en la nube, la energía renovable y la transmisión de electricidad, dijo Myers. “Es muy difícil competir con China en esta coyuntura. China ya está muy bien establecida en muchos de estos sectores altamente competitivos”.
Dos acuerdos de compañías chinas a finales de 2019 subrayaron la tendencia. China Yangtze Power pagó US$3.6 mil millones por la mayor compañía eléctrica de Perú, mientras que State Grid de China compró la tercera mayor distribuidora de electricidad de Chile, Chilquinta Energía, por US$3 mil millones.
Christopher Sabatini, investigador principal para América Latina de Chatham House, dijo que la iniciativa Reconstruir un Mundo Mejor (B3W, por sus siglas en inglés) era un cambio bienvenido de las políticas de la era Trump de “preocuparse por China y no ofrecer alternativas”.
Pero cuestionó la cantidad de dinero nuevo que estaría disponible. “El presupuesto de desarrollo bilateral de EEUU se ha reducido mucho”, dijo. “¿De dónde saldrá el dinero? . . . No está claro cómo esto potenciará al sector privado, especialmente cuando el potencial de crecimiento de América Latina se está estancando o disminuyendo”.
El impacto sanitario y económico combinado de la pandemia de coronavirus en América Latina fue uno de los peores del mundo. Las economías de la región se contrajeron un 7 por ciento el año pasado. Aunque se han recuperado este año, el crecimiento en 2022 se ralentizará considerablemente, según las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Singh no quiso especificar la cantidad de los nuevos fondos disponibles, y se limitó a decir solamente que la ambición de la administración Biden era “movilizar cientos de miles de millones de dólares para este esfuerzo” a nivel mundial. Entre las ideas que se está considerando se encuentra la de aumentar la capacidad del gobierno estadounidense para realizar inversiones de capital en proyectos.
“No hay plan de Reconstruir un Mundo Mejor para América Latina y el Caribe sin la financiación y la experiencia necesarias para implementar estos proyectos de infraestructura”, dijo un funcionario de una institución financiera internacional. “El problema es que el gobierno de EEUU no da financiación. La CFI puede ser una herramienta maravillosa, pero ahora mismo no tiene ni el dinero ni la experiencia para tener realmente un impacto en este tipo de proyectos”.