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El arroz pone la mira en la vaca para sostener un rendimiento récord

El arrocero podría posicionarse más que como agricultor como experto en riego y drenaje, asociar al ganadero y así sembrar lo más que se pueda durante octubre

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30 de abril de 2021 a las 06:00

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El arroz “es el único grano que no ha despegado en el precio”, observaba esta semana el productor arrocero Gustavo Ferrari, pero en productividad sí ha despegado en una cosecha que parece destinada a romper todos los registros previos en productividad, para conformar así un tan buen resultado neto como el de aquellos cultivos cuyos precios se han ido a la estratósfera.

La cosecha de arroz –ya casi terminada– se encamina al mejor rendimiento de la historia. Cuando iba  60% del área cosechada el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), a través de la Oficina de Programación y Política Agropecuaria (Opypa), estimó el rendimiento en 9.100 kilos sobre una superficie de 143 mil hectáreas sembradas, un 6% superior al de la zafra y un 11% superior al promedio de las cinco últimas zafras, de acuerdo al comunicado oficial.

Es un muy buen resultado productivo, pero que para algunos técnicos involucrados en el cultivo no debe ser el principal aspecto a resaltar pensando en la competitividad futura del sector.

Por ejemplo, Daniel Gonnet, gerente de Casarone Agroindustrial, dijo a Blasina y Asociados que todavía los números no están cerrados y el rendimiento incluso podría superar los 9.100 kilos. Tal vez esté entre 9.050 y 9.300 kilos. El récord anterior es 8.800 kilos, es decir 176 bolsas.

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Hay un matiz con el récord. Más interesante es analizar las razones y qué sustentabilidad tienen en el tiempo los nuevos rendimientos. Centrarse en el récord genera un incentivo equivocado, que puede llevar a una suba de las rentas y eso perjudicaría el resultado de sostener el alto rendimiento.

Si bien todo salto en productividad es destacable, Gonnet relativiza la cifra y realiza alguna advertencia. “El rendimiento está basado en que se sembró 90% en octubre. Eso pudo hacerse porque solo llovieron 48 mm en octubre, la mitad de lo normal, no hay algo estructural ahí”.

Destacar el rendimiento puede elevar artificialmente el costo de las rentas y si este año viene un octubre normal, nos vamos al rendimiento de siempre pero con costos más altos, no se puede hablar de récord aisladamente, explica.

Suele decirse que más difícil que llegar es mantenerse. ¿Cómo sostener estos altos rendimientos? Gonnet entiende que la relación entre arroz y ganadería es clave. Más precisamente entre los productores arroceros y ganaderos. ¿Para qué? Para que en sistemas mixtos con relaciones de arrendamiento pueda darse la logística que permita seguir sembrando lo más posible en octubre, el mes clave de arranque del cultivo.

Lo logrado este año “lo vamos a poder sostener solo si logramos relaciones con los ganaderos más fuertes, que privilegien la siembra en octubre que es el objetivo a alcanzar”.

El logro de un rendimiento es algo multicausal, donde sembrar en fecha óptima es un factor indispensable, pero no es el único.

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En la opinión de Gonnet, son varios factores que hay que ponderar. El retroceso de área de  seis años anteriores incide porque hay una selección de productores más fuertes y eficientes que aplican fuertemente tecnología: menos productores y más seleccionados.

Otro factor de la siembra pasada fue que muchos productores por falta de agua en vez de sembrar por ejemplo 300 hectáreas se limitaron a las mejores 100.

Pero no todo es coyuntural. Hay un factor clave que es el recambio varietal. En el sector arrocero luego de muchos años de dominancia de la variedad El Paso 144 ha irrumpido una variedad “estrella” de ciclo largo (INIA Merín). Pero, justamente, para que exprese plenamente su potencial por ser de ciclo prolongado hace más necesario que se siembre en octubre. “Es un éxito de la investigación nacional, merece destacarse el trabajo del técnico mejorador Fernando Pérez de Vida”, apuntó Gonnet.

Este año muestra que hay genética y condiciones ambientales para que haya un potencial de producción excepcional, pero todavía hay demasiada dependencia de la siembra en octubre. Hay que trabajar mejor en la logística de acceso a los campos para que se pueda acondicionar el suelo con tiempo y aprovechar plenamente octubre para sembrar y no para preparación de suelo, que todos los días operativos (de octubre) sean de siembra y para eso hay que trabajar en la relación con el ganadero, desarrollar una relación ganar-ganar, que le garantice al arrocero un ingreso temprano a las chacras, y que le de algo a cambio al productor pecuario”, analizó.

Dadas esas condiciones, Uruguay logra rendimientos despegados de la región y de vanguardia mundial.

El técnico y productor Emiliano Ferreira indicó que muchas chacras superaron las 200 bolsas (10.000 kg/ha), con chacras de de 11.500 kilos (230 bolsas) y en algún caso puntual de algo más.

Pero en las chacras sembradas más tarde –fueron más afectadas por el clima en febrero– los rendimientos serán menores. Así se forma el rendimiento”, explicó.

“La brecha de rendimientos es más grande en distintas chacras de un mismo productor –intraproductor– y no tanto entre productores –interproductores–. Hacer todos los deberes –laboreo de verano, siembras óptimas, riego temprano– hoy no falla y se logran rendimientos de 9.000 kg/ha y más. Las chacras de rastrojos, de siembras tardías alcanzan rendimientos de 7.500 kg/ha y son las que bajan el promedio”, explicó.

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La clave en un sector que funciona como toda la agricultura en Uruguay en vinculación con la ganadería es lograr ese mejor relacionamiento arrocero/ganadero.

Esa relación ha ido cambiando desde una que fue en un momento asimétrica en precios, con una renta arrocera que desde la década de los años 90 se ubica de nueve a 10 bolsas, de modo que el dueño del campo recibía US$ 80 y la renta ganadera era de aproximadamente US$ 15. Ese era el poder del arroz que le permitía conseguir campos. Esa relación en el presente  es de US$ 100 contra US$ 70 a US$ 80 de la renta ganadera y eso hace más difícil conseguir campos para arroz en tiempos oportunos. El ganadero tiene menos incentivos para cederlo antes.

Gonnet apunta a una posible vía de levantar esta restricción. “El arrocero podría posicionarse más que como agricultor como experto en riego y drenaje de modo de asociar al ganadero en las actividades que pueden resultar de un buen riego y drenaje, ya sea con agricultura de granos o de pasturas sembradas”. De ese modo, eventualmente con una buena agricultura forrajera o de granos a continuación del arroz, el productor ganadero puede tener un beneficio adicional indirecto que se adiciona a la renta.

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En ese sentido la suba del precio de la soja puede ser una oportunidad para que la introducción de la oleaginosa sea un ingrediente de más incidencia en las rotaciones. Pero para eso el ganadero debe lograr en su campo una buena preparación de tierras que asegure el drenaje de las chacras. Algo en lo que muchos arroceros saben resolver.

De modo que parecen abrirse dos caminos para el arroz,  uno de suba de costos para el año próximo y volver a esperar el azar de lluvias en setiembre y octubre, o una oportunidad de coordinación que permita que superar los 9.000 kilos por hectárea se vuelva frecuente y todos los actores ganen en ese nuevo escalón  virtuoso. 

Juan Samuelle
Buenos rendimientos de arroz en la zafra 2020/2021.

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