El 9 de mayo de 2022 fueron asesinadas las periodistas Yesenia Mollinedo y Johana García

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El crudo testimonio de los periodistas mexicanos: “Nos están matando”

En lo que va del siglo XXI fueron asesinados 151 trabajadores de prensa en México, de los cuales 32 perdieron la vida durante el mandato de López Obrador
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05 de junio de 2022 a las 05:02

Las estadísticas, cuando se trata de asesinatos planeados persona por persona, parecen una falta de respeto, un abuso de los números frente a las muertes calculadas. Por eso, antes de las cifras, nos vamos a detener en unas pocas personas, que se jugaron la vida por hacer bien el periodismo.

El 9 de mayo de 2022 fueron asesinadas las periodistas Yesenia Mollinedo y Johana García.

Johana era la directora de El Veraz y había sido amenazada poco antes cuando estaba investigando las actividades de la policía en el municipio de Cosoleacaque, donde ambas vivían.

Estaban estacionadas en el auto de una de ellas, se acercó una moto y un sicario les vació el cargador. Los cuerpos de las mujeres quedaron abrazados, como si hubieran intentado protegerse. Trabajaban al sur del Estado de Veracruz.

En números, Yesenia y Johana fueron los/las periodistas 10 y 11 asesinadas/os en México durante 2022.

Apenas cinco días antes de la muerte de estas dos colegas, en Sinaloa, en otra zona intoxicada de narcocriminalidad, el 4 de mayo, Luis Enrique Ramírez, cronista del diario El Debate y creador del portal “Fuentes Fidedignas”, fue ejecutado a tiros.

El 15 de marzo, Armando Linares, director del portal Monitor de Michoacán era asesinado en su casa. También por sicarios.

El 4 de marzo, Juan Carlos Muñiz, periodista de Testigo Minero, fue muerto por pistoleros en el norte de Zacatecas, un estado golpeado por las luchas entre los carteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación.

El 24 de febrero, el periodista Jorge Camero, director de El Informativo recibió ocho disparos de bala calibre nueve milímetros cuando estaba en el gimnasio en el municipio de Empalme, estado de Sonora, otro de los lugares trágicos a la hora de hablar de narcocriminalidad.

A Julio Valdivia lo mataron en septiembre de 2020. Su caso fue muy sonado. Hubo despliegues policiales y judiciales, como si el Estado se hubiera despertado de un largo letargo, plagado de sospechas de penetración de intereses de narcos. Después de ese renombrado caso, la violencia contra los periodistas no cesó. El caso de Valdivia no se esclareció

“A Julio lo amenazaron, pero siguió porque era un apasionado”, contó Esteban, quien lo reemplazó.

Valvidia estaba en su motocicleta, camino a cubrir una nota, cuando alrededor de las 14.30 su cuerpo fue encontrado, decapitado, en las vías del tren de la localidad de Motzorongo, a unos escasos 8 kilómetros de Tezonapa; donde vivía y era corresponsal del diario El Mundo de Córdoba, en la zona centro de Veracruz. 

“Quienes lo asesinaron trataron de hacerlo pasar por un accidente”, denunció en la nota el periódico veracruzano, que ya en 2015 vio como otro de sus periodistas, Armando Saldaña, fue muerto por sicarios en la misma zona.

Son solo algunos casos en los cuales la valentía en cumplimiento de la labor periodística contrasta con la absoluta falta de garantías para ejercer la tarea de prensa.

Los datos, sangrantes

El asesinato de 151 periodistas en lo que va del siglo XXI en México interpela no solo a los grupos del narcotráfico, a las fuerzas armadas y de seguridad involucradas en numerosos con ese negocio clandestino y multimillonario. En México hay 32 estados regionales, y los cientistas sociales, para definir qué pasa con los responsables de administrar Justicia y Seguridad, hablan de “un Estado fallido”.

México tiene alrededor de 130 millones de habitantes. Unos 7,6 millones viven en los estados de Guerrero y Oaxaca, con costas en el Pacífico. Otros 8 millones viven en Veracruz, que da al Atlántico. Comparten fronteras. Una geografía adecuada para las rutas que conectan ambos océanos para transportar cargamentos de sustancias ilícitas. Los carteles se valen de esa geografía. Los periodistas denuncian sus crímenes.

El resultado deja sin aliento. En lo que va del siglo XXI, en Veracruz fueron asesinados 31 trabajadores de la comunicación. En Guerrero 15, en Oaxaca otros 15. Casi un 40% del total de valientes cronistas, directores de portales y de investigadores de la prensa que vivieron amenazados, extorsionados hasta que, finalmente, los mataron.

En esos tres estados vive el 8% del total de la población mexicana compuesta, como se ha dicho, por 32 estados. Lo escalofriante –y digna pista para advertir la corrupción asociada al sicariato- es que allí mataron al 40% de los periodistas.

El estado de Chihuahua -donde está Ciudad Juárez, lindante con Estados Unidos- es un lugar de paso de las sustancias de diseño y de la cocaína que se consumen en el norte de América. Allí los periodistas asesinados fueron 13 y el estado tiene menos de 800 mil habitantes.

La población de Chihuahua es menos del 1% del total de México y fueron asesinados el 8% del total de periodistas. La mayoría por indagar, investigar, publicar o, al menos, no prestarse a trabajar al servicio del temible Cartel de Juárez.

“Nos están matando”

Medios de comunicación y organizaciones de derechos humanos señalan el vínculo entre los  homicidios con el ejercicio del periodismo, al mismo tiempo que no dejan de reclamar Justicia y el esclarecimiento de los hechos.

En Morelia, la capital de Michoacán, así como en otras ciudades de México, los trabajadores de la prensa salen a la calle con las fotos de los colegas asesinados y corean la consigna “nos están matando”.

“Estoy muy consternada, muy preocupada y muy enojada. Tengo miedo porque cada vez nos damos cuenta que, si somos periodistas, donde te encuentren te van a matar. Los mecanismos de protección y el cuidado de los periodistas en México no existen, acá están las pruebas”, denunció Magdalena Alonso, directora del Noticiero al Aire Zitácuaro.

AMLO se defiende

En distintas apariciones, Andrés Manuel López Obrador condena los hechos y advierte que no habrá impunidad. Sin embargo, la mayoría de los casos de homicidios de trabajadores de prensa no fueron esclarecidos. Desde 2000 hasta 2022 se registraron 151 asesinatos de periodistas, 139 son hombres y 12 mujeres.

Durante el mandato de AMLO, los datos resultan desalentadores. En el período del expresidente Enrique Peña Nieto (2012-2018) fueron 47 los periodistas asesinados. En los menos de cuatro años que AMLO lleva de mandato ya van 32 comunicadores asesinados.

No hubo cambios de fondo, ni en el Poder Judicial ni en las policías o fuerzas armadas. No solo cambios institucionales, sino los perniciosos lazos de corrupción entre narcos, empresarios y funcionarios públicos. Si hay un aumento quizá se deba a lo que todos dicen en México: nadie para al narco, muchos políticos quizá sean financiados por ellos. Si se oponen, sus vidas también pueden ser segadas.

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