Con base en la opinión del actual comando jerárquico del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, para Uruguay “la estrategia es clara, necesaria y de sentido común. Esto es producir más y mejor en sintonía con el ambiente, adaptados al cambio climático que incide en la producción, apoyados por la innovación tecnológica y con inclusión de todos los productores a las cadenas de valor”.
Ese concepto integra el documento titulado Informe de transición de gobierno 2019 / 2020, divulgado por dicha Secretaría de Estado, cuyo ministro actual es Enzo Benech, quien tendrá como sucesor desde el 1° de marzo a Carlos María Uriarte.
Al inicio se destaca que Uruguay “es un país proveedor de alimentos de alta calidad para el mundo”, con 3,5 millones de habitantes, que exporta alimentos para 28 millones y que es posible duplicar la producción y alcanzar a alimentar a 50 millones de personas.
“Para Uruguay la exportación de productos agroindustriales es una necesidad. El país produce para el mercado externo, a diferencia de la mayoría de los países que venden sus excedentes de producción”, se afirma, destacándose a la vez que el sector agropecuario exporta a más de 140 mercados.
En una suerte de rendición de cuentas, se expresa que “se ha trabajado con un fuerte compromiso. Generando confianza que pone foco en el consumidor final, que lee una etiqueta en un supermercado e intenta investigar la procedencia de un producto. Cuán inocuo es, cómo fue producido, bajo qué normativas laborales, etc. La gestión ambiental es clave y agrega valor a la producción”.
También se detallan las cinco líneas estratégicas abordadas desde 2010 por el MGAP: Competitividad e inserción internacional; Sostenibilidad ambiental y social; Adaptación y mitigación del cambio climático; Desarrollo rural e inclusión en las cadenas de valor; y Fortalecimiento y articulación institucional. A ellas se añadió una sexta, en 2017: Conciencia agropecuaria.
En el segmento en el que se considera la coyuntura sectorial en 2019, se indica que “la economía uruguaya reflejó un magro desempeño”, que “las tensiones en materia geopolítica generaron un contexto de alta incertidumbre internacional, con precios internacionales de alimentos estables”, se alude a “la desaceleración de Brasil y la profunda recesión de la economía argentina”, que “también impactaron”, y se concluye que en ese contexto “el sector agropecuario reflejó desempeños heterogéneos: la agricultura gozó en términos generales de condiciones climáticas más favorables en comparación con las del año anterior, la lechería redujo su remisión a plantas industriales y la ganadería de carne vacuna registró una contracción en 2018/2019 y se perfila para completar un ciclo de crecimiento en 2019/2020. Así, se estima que el PIB agropecuario en su conjunto se reduzca algo más de 3% interanual en 2019. Para 2020 se espera una leve expansión, a impulso de la actividad pecuaria”.
A continuación, el documento completo, en el que aparecen menciones de "logros" y también de aspectos "pendientes".
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