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Manini Ríos: el general que se creyó su propio cuento

El comandante que logró el estrellato en el Ejército ahora baja a la arena política
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04 de abril de 2019 a las 15:32

La campaña política de Guido Manini Ríos empezó de la peor forma posible. Un coro de aplaudidores decidió abuchear en un acto político con conferencia de prensa la pregunta de un periodista de El País que quería conocer datos relevantes de la trama de las confesiones de José Gavazzo en un Tribunal de Honor del Ejército y sus derivaciones.

En más de una oportunidad en la tarde del miércoles se hizo sentir la hostilidad que salía de esa tribuna, en la sala del Hotel Ibis, en donde se hizo el lanzamiento político.

Manini calmó a su nueva tropa con un gesto con la mano y dijo que si bien esa reunión se realizaba para hablar del futuro haría un conjunto de consideraciones sobre los hechos de los últimos días. Al igual que sus obsecuentes, Manini esbozó –tal como había hecho horas antes en una entrevista con Búsqueda que se publicó este jueves– que la crisis que se destapó a raíz del artículo que Leonardo Haberkorn publicó este sábado en El Observador era culpa del periodista y del medio.

“Yo digo, todo esto salta por un artículo de prensa. Si El Observador no hubiera publicado ese artículo…”, declaró al semanario. Y agregó: “Si el periodista no hubiera escrito eso, hoy estábamos lo más bien y podríamos haber seguido 10 años más lo más bien y no pasaba absolutamente nada. Es decir, que acá todo se accionó por un artículo de prensa”.

Por si no lo entendió, se lo traduzco: Manini hubiera preferido que la confesión de Gavazzo ante el tribunal y las acusaciones de Jorge Silveira permanecieran ocultas en esas actas porque es algo que sucedió hace 40 años y, según él, eso ya no debería ser materia de discusión en este país. Aun cuando Gavazzo pudo haber mentido –porque ya lo ha hecho antes según Manini–, la pregunta es si la ciudadanía a la que ahora le está pidiendo el voto no tiene derecho a saber. ¿La familia de Roberto Gomensoro no tiene derecho a saber qué fue de su triste final?

Manini, como su tribuna, prefiere que ciertas preguntas no se hagan y que cierta información perjudicial para la institución que él representó no salga a la luz, aunque se trate de otra institución y de otro país al de 1973. Lo que cabe preguntarse –y no es más que una pregunta– es si el excomandante en jefe cree que el artículo de Haberkorn nunca debió haber salido.

El dato objetivo –por fuera de dimes y diretes– es que en su contradictorio informe al mando superior sobre el fallo –dice que el tema del tribunal es el “segundo vuelo” pero pasan a reforma a Gavazzo por no comunicarle a la Justicia que el coronel Juan Carlos Gómez era inocente– no incluyó la confesión de Gavazzo. Él dirá que el tema no es nuevo e interpretará que lo que dijo Gavazzo fue una “chicana” para dilatar al tribunal. El general debería saber que en este caso sus apreciaciones sobre las motivaciones de Gavazzo son irrelevantes.  

Sorprende, en particular, que el general retirado haya declarado en las últimas horas que si hubiera querido ocultar o encubrir a Gavazzo hubiera sido muy fácil hacer desaparecer las hojas del expediente. ¿En serio? ¿Está hablando de cometer un delito? ¿Quiere que le den una cocarda por cumplir con lo que debía hacer?

El relato de victimización que articula Manini Ríos y que evoca una guerra “psicopolítica” con el Frente Amplio, tal como repiten sus principales colaboradores, enciende luces de alerta sobre la continuación de un enfrentamiento que en la cabeza de muchos no tuvo punto final. A fuerza de desafiar al poder político, dicen que el general retirado se ganó la adhesión y el respaldo del Ejército como pocos comandantes. Y por eso se tiró a un proyecto político propio, rechazando el ofrecimiento de partidos políticos con caudal electoral.

Su imagen ha sido enaltecida a tal punto que muchos militares en actividad y retirados hoy lo ven como un héroe, como un salvador, como el hombre que reivindica todas sus causas. Pero cuidado con las narrativas autocomplacientes: podrían crear un cuento que no existe. No sería la primera vez que pasara en este país.

Aun cuando vestía el uniforme y su paso a la política era apenas una posibilidad, Manini Ríos dijo que no descartaba el camino de la política para traer justicia a determinados sectores de la sociedad.

“Yo en el futuro si entendiera que el único camino que tengo para cambiar o hacer justicia en algunas disposiciones o algunas leyes que se han votado o se vayan a votar en el futuro que afectan negativamente al Ejército no voy a renunciar a recorrer ningún camino”, dijo en una entrevista con el programa Todo pasa el 12 de marzo, el mismo día que fue cesado.

El  general retirado debería despejar si hace política solo para traer reivindicaciones a la fuerza que lideró o le preocupa el interés general.

La hostilidad de Manini Ríos también quedó plasmada cuando se refirió al presidente de la República, Tabaré Vázquez. Se podrá estar más o menos de acuerdo con la forma en que Vázquez y su equipo trabajó en este caso. ¿Pero tratarlo de “canalla”? Quizá haya que recordarle que hasta el 1º de marzo de 2020 cuando se refiere a Tabaré Vázquez también se está refiriendo al presidente de la República. Y en este país la investidura presidencial aún se respeta.

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