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El incendio en Santa Isabel que 250 vecinos ayudaron a extinguir

Cinco casas fueron afectadas y la rápida acción de la gente logró extinguirlo, aunque siguen en alerta por los focos que podrían reaparecer
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12 de diciembre de 2019 a las 19:40

Eran las cuatro y media de la tarde y Gonzalo Zas estaba construyendo un deck afuera de su casa. Gritó "fuego" y su novia, "Cocó" Gandini, pensó que tendrían tiempo para prepararse. Cuando salió, el incendio llegaba a 200 metros de su casa en Santa Isabel de La Pedrera, en Rocha.

Zas y Gandini aprontaron lo imprescindible para cargar en su camioneta. "Me llevaré las herramientas, voy a tener que construir otra casa", pensó él. Ella cargó un libro de cocina, algunos cuchillos y a sus gatos. "Me olvidé hasta de la ropa", recordó. Después empezaron a pensar qué podían hacer. "Veíamos que venía con una voracidad tal que no íbamos a tener chance de mucho", contó Zas desde el fondo de su casa, que comenzó a construir hace un año y medio. 

La vivienda de madera tiene dos pisos y todavía no está terminada. La pareja se mudó para "zafar" de la ciudad y vivir en medio de la naturaleza. Su sueño estuvo a punto de derrumbarse este martes con un incendio que se originó en el terreno de una casa entre la primera y segunda entrada del balneario en el que viven cerca de 100 personas.

"Parece que fue gente que estaba acampando en un terreno y querían construirse una casita. Armaron un fuego pero no tenían ni un bidón de agua, y acá está todo muy seco", dijo Gandini sobre el origen del incendio. El jefe de Policía de Rocha, Claudio Pereira, confirmó que uno de los responsables fue detenido este jueves.

En Santa Isabel fueron afectadas cinco casas, pero solo una de ellas era habitada durante todo el año. El resto se alquilaban en la temporada de verano.

El dueño de una de las viviendas que se derrumbó por el fuego salió enojado del balneario cuando comenzó el incendio y nadie pudo salvar su casa. Sólo quedó en pie la imagen de una virgen como señal de que allí hubo, en algún un momento, una casa de barro con techo de chapas.

En la tardecita, alrededor de la casa de Zas y Gandini había cientos de personas, entre los que se incluían varios desconocidos. "Mis padres se vinieron desde Montevideo, algunos amigos desde Piriápolis, todos a dar una mano para apagar el fuego", explicó Zas.

Pablo Soria, otro de los vecinos, estima que cerca de 250 personas participaron ayudando a los bomberos y personal de la intendencia. Este jueves a la mañana, Soria –que vive en Santa Isabel desde 2012– pasó con su moto por el camino que conecta todas las entradas al balneario, rodeada de vegetación y casas que se ocultan en ellas y difícilmente pueden verse desde la calle.

En las entradas a las casas, los vecinos dejaron varios bidones de cinco litros cargados de agua, por si aparece otro foco y es necesario actuar rápido para evitar su propagación.

Nicole, una joven taxista, llegó desde La Paloma junto a su padre para colaborar llevando agua. "Hay que estar preparados", dijo mientras recorría el mismo camino que Soria.

Dos de las cabañas destruídas pertenecían a un argentino que las alquilaba a turistas a través de internet. Las fotos de Venacatú Cabañas muestran dos casas de madera con techo a dos aguas, recipientes para reciclar basura, una mesa en el exterior y mucho verde a su alrededor. A menos de 48 horas del incendio, queda en pie un parrillero, parte de un panel solar, maderas carbonizadas y chapas.

Cabaña que se alquilaba a través de internet

"Esta gente viene a jugársela, compra casas, gastan sus ahorros y los liquidó este verano, es bravo", lamentó Soria, quien siguió su fiscalización voluntaria por otros caminos de Santa Isabel, en busca de focos que sea necesario combatir.

Los vecinos recuerdan que el último gran incendio en el balneario fue en los años 1990, aunque no ocasionó daños de tal magnitud.

Zas mira a su alrededor y ve todo quemado. "No se cómo logramos apagarlo, fue una locura", dijo mientras sacudía la cabeza. Baldes, manguera, machetes, palos y hasta championes fueron las herramientas de las que se valieron.

Que no se repita

El miércoles de tardecita, después de 25 días de sequía, la lluvia hizo su magia en Santa Isabel y un chaparrón alcanzó para apagar, al menos momentáneamente, los focos del incendio que tuvieron en vilo al balneario y sus alrededores.

El fuego permaneció durante más de 12 horas, y dejó como saldo las cinco viviendas afectadas, vegetación quemada, piernas lastimadas y llenas de tizne, vestimenta rota, cansancio y un barrio más unido.

Vecinos trabajaron durante horas para extinguir el fuego

"¿Descansaron? Aparecieron unos focos, vamos a ir a ver qué pasa", dijo un vecino que se acercó a la casa de Zas y Gandini. La pareja se dirigió a una casa que actuó de cortafuegos que está deshabitada. 

Diez personas se refugiaron en aquél lugar bajo la sombra, y coincidieron en que el incendio activó "algo humano" en la gente del balneario. "Fue una organización desorganizada de los vecinos", dijo uno de ellos. Ninguno supo explicar bien cómo, pero enseguida que empezó el incendio y se comunicaron a través de WhatsApp, empezaron a crearse grupos que se encargaban de distintas tareas. Se dividían por el bosque, algunos cargaban baldes de agua, otros utilizaban motosierras para cortar troncos, y aquella situación no se volvió caótica, como habían pensado al comienzo.

Ahora pedirán algún tipo de capacitación para saber cómo actuar en caso de incendios, y no cometer errores que podrían haber terminado en tragedia. "Fue una inconsciencia meternos en el medio del incendio con un balde para apagar tremendo fuego", comentó Gandini.

Saben que es díficil pero no imposible que se incendie dos veces el mismo lugar. "Ayer tenía pila de miedo, porque se veían fueguitos", dijo. Santa Isabel tiene "todo lo necesario para que arda", aseguró. Mucha madera y mucha vegetación seca, que sumado a las altas temperaturas y la dirección del viento, puede contribuir a que una pequeña fogata se convierta en un incendio que arrase con todo a su paso.

La pareja tiene planes de abrir un restaurante con mesas entre el bosque, pero la idea está en pausa. "Ahora hay que pensarlo bien, porque capaz que tenemos todo pronto y se vuelve a incendiar", afirmó él.

Al mediodía, el cielo estaba completamente celeste y no parecía que fuera a llover. Un camión de bomberos y dos patrulleros de la policía ingresaron por la segunda entrada al balneario hacia donde comenzó el incendio el martes, ya que el fuerte viento desde la costa no ayuda a que sigan apareciendo pequeños focos.

Ayuda insuficiente

Según el relato de los vecinos, los Bomberos tardaron en arribar y cuando lo hicieron, no tenían agua. "Nos dijeron que desalojáramos, lo dieron por perdido, pero es mi casa, y no la voy a dejar", dijo Gandini.

Por su parte, Zas afirmó que tampoco colaboraron en "sostener la situación" y plantear una estrategia de trabajo sobre cómo había que actuar en este caso.

Durante la reunión, los vecinos destacaron que el fuego no afectó a unas 30 casas gracias a la ayuda de las personas que se acercaron y actuaron rápidamente. 

El vocero de Bomberos, Pablo Benítez, dijo a El Observador que ante el primer llamado, concurre una unidad del destacamento más cercano y en caso de precisar más ayuda, se solicita para que asistan refuerzos.

Sin control en La Esmeralda
En el mismo momento en que comenzaba el fuego en Santa Isabel, a 70 kilómetros cerca de La Esmeralda, empezaba otro incendio en el medio de una zona con mucha vegetación. 
Hasta este jueves, Benítez explicó que continuaba propagándose en dos frentes: uno en La Esmeralda, que ya está controlado, y otro en dirección a Punta del Diablo, que sigue su paso y Bomberos trabaja con dos líneas de cortafuegos para frenar el avance. 
Desde el 1° de diciembre y hasta la segunda quincena de abril rige el decreto que prohíbe la realización de fuegos y quemas al aire libre en todo el país, para prevenir los incendios durante el verano, cuando la probabilidad de que ocurran aumenta debido a las altas temperaturas y la baja humedad, entre otros factores.
El decreto prevé multas de 10 a 200 unidad reajustables y pena desde 12 meses a 16 años de cárcel para quien encienda una llama "poniendo en peligro la seguridad de personas o bienes de los demás".
 
 

 

 

 

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