El ministro relegado, los matices de Lacalle con el GACH, y las incoherencias del FA

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18 de diciembre de 2020 a las 15:12

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Se nos va el año. En esta última newsletter semanal del 2020 (el próximo viernes ya es Navidad), te comparto un análisis político de unos días muy intensos. 

Dividiré la columna en dos partes: primero una lectura entre líneas de la conferencia de prensa de Luis Lacalle Pou y su comparación con lo que, horas antes, había planteado el GACH; segundo, un análisis de la postura que asumió el Frente Amplio en un momento crítico.

Un conflicto filosófico, el ministro relegado y los matices de tono con el GACH

Camilo dos Santos

Te comparto un punteo de conclusiones que me dejaron los anuncios de esta semana. Luego, abajo, los desarrollo:

●        Hubo una diferencia de tono sustancial entre los científicos y el gobierno.

●       Al presidente le costó mucho tomar decisiones que restrinjan la libertad.

●       El temor a que la economía no levante permea fuertemente las decisiones de Lacalle.

●       Por esos tres aspectos juntos, el mensaje oficial no tiene la contundencia de otros tiempos.

●       El gobierno admite errores en los anuncios del 1° de diciembre.

●       En medio de una tirantez política, el ministro de Salud fue relegado en los anuncios y lo más sustancial, del liderazgo en la vacuna.

●       En la vacuna, justamente, es donde la acción del gobierno se ha mostrado más lenta y el presidente y su equipo asumen ahora el tema.

Las diferencias de tono

Los científicos hablaron el miércoles al mediodía. El presidente lo hizo de noche, luego de reunirse con sus ministros por varias horas. Tal como analizó Natalia Roba entre medio de las dos conferencias, el grupo de asesores científicos le puso el listón bastante alto al Poder Ejecutivo porque se mostró más duro que nunca en el diagnóstico y sus propuestas. Si alguien vio esa conferencia entera y luego la de Lacalle Pou, pudo quedarse con la idea que las medidas del Poder Ejecutivo fueron más soft que lo sugerido por el GACH.

Entre las decisiones hay cosas duras y varias de las medidas están alineadas con las recomendaciones de los científicos y con las necesidades de bajar la movilidad.

El coordinador del GACH, Rafael Radi, dejó claro al inicio que su rol es asesor y que las medidas dependen del gobierno. Lacalle también al inicio de su conferencia agradeció los aportes de los científicos pero dejó claro que las medidas eran su responsabilidad y él se haría cargo. Allí hay un subtexto no del todo claro, pero que abona la creencia de matices.

Tal vez la mayor diferencia estuvo en el tono que eligieron. Mientras los expertos fueron muy claros en pasar un mensaje de la gravedad de la situación, el gobierno fue mucho más cuidadoso. Algunos ejemplos de eso se ven en este contraste de frases:

“Tenemos que trabajar ahora sí para aplanar la curva (…) En el único lugar donde cada uno de nosotros puede actuar es en la exposición. Si soy susceptible y no me quiero enfermar, minimizo la exposición”.

“Aún no hemos perdido control total de la epidemia. Hemos ganado tiempo (…) es imperativo reaccionar, para tomar el control y aplanar la curva”.

“No tenemos inmunidad de rebaño, estamos lejísimo de eso, por lo tanto la única estrategia sostenible es evitar la exposición al virus”.

Rafael Radi


“Hagamos solo lo imprescindible, con los imprescindibles”.

“Compartir con quienes convivimos habitualmente sin sobrepasar una cantidad razonable de personas (…) no aconsejamos que supere a las 6 a 10 personas”.

 Si no aplicamos a conciencia y en profundidad todas las medidas a nuestro alcance, tarde o temprano el sistema correrá riesgo de saturación: sobre todo en los CTI”.

Henry Cohen.

 

“Se estimula a la gente a irse a veranear si tiene la oportunidad de irse a un monte, a la playa, a un río”. 

“Los números de Uruguay son mucho mejores habiendo tenido clases, vida social comparado con otros que apenas disfrutaron de algunas actividades. Ahora entramos en otras fases".

“Tengo la íntima convicción de que nos vamos a cuidar. Que se va a tomar conciencia que es mucho más complejo que marzo, abril, mayo y que esa misma conducta que tuvieron los más veteranos, los del medio y los más jóvenes la van a volver a tener”.

Luis Lacalle Pou

No hay contradicciones, pero sí tonos muy diferentes.

La libertad y el cuidado de la economía: los dos anclas

Leonardo Carreño

"Cuando uno tiene las decisiones arriba de la mesa, tiene la espada de ser justo: es muy difícil ser 100% justo cuando uno tiene que elegir entre derechos a proteger”.

Esa frase define muy bien los conflictos filosóficos que le generó a Lacalle Pou este avance de la pandemia y la necesidad de tomar medidas que restrinjan la movilidad. Acotar la libertad de reunión es un precio alto que –a diferencia de como la oposición lo quiere hacer notar– no le resulta fácil tomar. Aunque no tan alto como el pedido que muchos le hacían en marzo de cuarentena obligatoria, algo a lo que se resistía y resiste.

Por eso, una de las “íntimas convicciones” que lo influenciaron para la toma de decisiones fue el peso que le da a la libertad. Eso también choca con la necesidad de bajar los contagios y por eso su apelación de hace algunos meses a la responsabilidad y ahora a lo que llamó “convivencia solidaria con algunas restricciones”. Pero siempre, como agregó, “sin perjuicio que la libertad sigue siendo el faro”.

Allí es que Lacalle asume uno de los grandes riesgos personales de su mandato. Si esta estrategia no sale bien, sus decisiones tendrán costos en vidas. Y además, en muchos otros aspectos. Por eso su insistencia en la responsabilidad que asume. “Hemos evitado hacer política con ‘p’ minúscula. Si las cosas salen bien, es por la conducta de los uruguayos y si salen mal, este presidente se va a hacer responsable”, dijo.

El otro aspecto que también es un ancla para limitar más la movilidad, ya sea con acciones o con gestos, es la economía. En el fino equilibrio que se necesita, Lacalle sigue dándole mucha importancia a la perilla económica junto con la sanitaria. Y lo hace cada vez más explícito. “Nos inspira a cuidar a los uruguayos, ganarle a las gráficas, la salud, la economía”, dijo al principio de la conferencia de esta semana. Luego, más adelante, cuando defendió que aún con las restricciones la gente salga a hacer turismo, usó también el argumento económico.

Un mensaje que requiere sintonía fina y hay menos atención de la gente

Por todo esto, el mensaje del gobierno requiere de mucha sintonía fina. No es tan contundente como podía ser en otros momentos, de fácil decodificación. Ahora es: cuidate, respetá los protocolos, usá protección, quedate con tu burbuja (un concepto que requiere mucha explicación), salí y seguí consumiendo, pero con cuidado. Y todo eso puede generar muchas dudas. Las 10 personas, ¿pueden ser diferentes las de hoy a las de mañana?

Algunas cosas son claras, pero otras pueden ser difíciles de decodificar y además, cada uno lo puede interpretar y aplicar de manera diferente.

Para peor, la atención de la ciudadanía no es la misma que en ese momento de mensajes más contundentes. Para poner un ejemplo solo de la TV. El 23 de marzo, día que Lacalle descartó la cuarentena obligatoria, los informativos de los tres canales privados tuvieron en promedio 44,2 puntos de rating. Este miércoles, los mismos tres informativos tuvieron 35,5 puntos. Hay un nivel de atención menor y un nivel de riesgo más bajo, como veíamos la semana pasada. Eso requiere mensajes más contundentes. 

Sin hacerlo explícito, el gobierno también reconoció, esta semana, que las decisiones y recomendaciones anunciadas el 1° de diciembre pasado fueron insuficientes. No solo por lo obvio: endurecer las medidas, sino también por una vuelta atrás en el cierre de gimnasios.

El ministro relegado en medio molestias

Leonardo Carreño

Un elemento que sorprendió el miércoles fue la ausencia del ministro de Salud, Daniel Salinas, en la mesa de la conferencia que anunció las medidas. Salinas estaba sentado en la primera fila, escuchando al presidente. Pero siempre que se habían realizado conferencias que implicaban aspectos sanitarios, él había tenido un rol protagónico.

En las últimas semanas se supo públicamente, por boca de Guido Manini Ríos, líder de Cabildo Abierto, el partido del ministro, que Salinas estaba disconforme con algunas medidas. “Si por él fuera sería mucho más restrictivo y hubiera cerrado distintas perillas que se han abierto”, dijo Manini.

Estas posturas y el mensaje del líder del Cabildo generaron mucho ruido y molestias en la interna del Ejecutivo. El miércoles, antes de la conferencia, cuando fue consultado públicamente, Salinas se limitó a decir: “Cuando habla presidente, calla ministro”.

El otro punto en el que Lacalle desplazó a Salinas fue en las vacunas. Uruguay apostó a nutrirse de ellas solo por el fondo Covax de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Pero esas vacunas de la OPS no alcanzan para toda la población.

En el medio, según el relato de Lacalle, otros gobiernos empezaron a negociar directamente con los laboratorios. Pero Uruguay pareció avanzar muy lento allí. El presidente intervino directamente y se puso al hombro la negociación. “Desde hace dos días estamos hablando al más alto nivel con varios laboratorios para ver cuándo se nos pueden suministrar, la cantidad de dosis y la calidad de las vacunas. Le encargamos al secretario de la Presidencia que tome a su cargo la negociación”, dijo Lacalle.

El Frente Amplio haciendo política

Esta newsletter la termino de escribir en momentos en que el Senado empieza a analizar el proyecto de ley urgente que envió Lacalle al Parlamento para limitar el derecho de reunión. Por tanto, aún no es posible analizar la postura del Frente Amplio en el Parlamento, ni el texto final de la iniciativa alternativa que presentó.

Pero el borrador inicial, así como las reacciones iniciales de sus dirigentes marcan varios puntos de incoherencia y son una confirmación adicional de los problemas de coordinación y cohesión que tiene la coalición de izquierda.

● El lunes, el presidente del Frente Amplio, Javier Miranda, cuestionó con cierto tino que el gobierno estaba lento en tomar medidas más fuertes para limitar la movilidad. Sin embargo, tres días después, luego del anuncio del gobierno, a sus legisladores le pareció demasiado duro limitar el derecho de reunión para evitar aglomeraciones. Son los mismos dirigentes de un partido que pedía hace unos meses cuarentena obligatoria.

● En algunos casos, como el del diputado Gerardo Núñez, llegaron incluso a plantear que estas medidas afectan la democracia. Esa acusación es de una gravedad que no parece condecir con la excepcionalidad que se vive. En realidad, lo que parece haber detrás de estas posturas es: si se restringen libertades para otros está ok, pero si restringe la movilización política –que afecta en este caso a la izquierda– entonces no.

● Uno de los puntos más fuertes donde ha pegado el FA es en la falta de planes sociales para atender a los más afectados. Lacalle ha respondido con cifras de todo lo otorgado y esta semana dijo que también habrá más medidas en ese sentido, que aún no las anunció. El Frente Amplio pretende que el Estado se siga endeudando sin parar, pero no es la misma postura –como es lógico y responsable– que asume en los departamentos donde sí gobierna. Esta semana, Carolina Cosse suspendió el carnaval. Consultada sobre si habrá subsidios a la gente afectada por esa medida, además de patear la pelota para el Ejecutivo, dijo que los recursos de la Intendencia de Montevideo no son infinitos. Los del gobierno nacional tampoco.

● Otro contraste está en el reclamo de medidas más duras y las propuestas propias. El borrador del proyecto de ley alternativo del FA pretende que, en vez de 10 personas como recomienda el GACH y el gobierno, el límite para las reuniones sociales sea de 30 personas.

● Por último, el Frente Amplio no quiere que la fiscalización de las aglomeraciones la haga la Policía, pide que lo haga el MSP. Es raro una propuesta de este tipo de un partido que viene de 15 años en el gobierno y sabe que la capacidad inspectiva del Ministerio de Salud es minúscula.

En definitiva, al Frente Amplio –o al menos a parte del partido– se lo ve más haciendo política partidaria, que actuando con responsabilidad en un momento que es crítico.

Soy Gonzalo Ferreira, editor jefe de El Observador. Podés escribirme a este mail por sugerencias y comentarios.
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