El ombudsman de los ovejeros

Pedro Scremini usa WhatsApp para difundir ataques de perros a ovinos, una dolorosa adversidad sin solución que es más que perder un puñado de dólares

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14 de noviembre de 2021 a las 05:00

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Sabe que está mal, que es un riesgo, pero la pasión le gana a la razón y mientras maneja de un campo al otro Pedro Scremini recibe denuncias de productores que acaban de sufrir un ataque de perros y al toque desparrama lo que pasó por WhatsApp.

Se transformó en una suerte de ombudsman de los ovejeros, en el vocero de productores que pasan por un drama que lejos está de corregirse y que es mucho más que un puñado de dólares que se pierde por la muerte de ovinos; hay en cada ataque un perjuicio anímico que, aseguró Scremini, “solo lo entiende el que lo sufrió”.

El perfil

Scremini es veterinario y ha estado vinculado al Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL) en los últimos 28 años, primero como técnico y en los últimos ocho años como consultor. Es ganadero y en su sistema ha incluido al lanar, manejando hoy una majada Merino Dohne. Desde 1997 vive en el campo con su familia, en La Cordillera, a cuatro kilómetros de Fraile Muerto (Cerro Largo), “donde criamos a los gurises”. Como veterinario, certifica ganado para Estudio 3000 –para los remates de Pantalla Uruguay–.

El ataque de perros lo sufrió en carne propia. “Hace muchos años lo venimos tratando en el SUL, donde está claro que los daños por perros y robos es una limitante enorme. Tuve episodios chicos, pero dos muy graves, en 2012 y en 2019, con pérdidas grandes, pero lo que a uno le queda grabado no es lo económico, te queda impotencia, amargura, una sensación de miedo cuando por la mañana salís a recorrer la majada para ver si entraron de nuevo, es algo feo, espantoso y doloroso”, remarcó.

Pocas veces se puede aprovechar lo que mandata el Código Rural y matar al perro agresor.

Hizo, a propósito de esa doble adversidad, una diferenciación, porque “un robo es perjudicial, pero se corta, te pasa y listo, pero el tema perros sigue, te matan hoy, vuelven más adelante, siguen matando, es de nunca acabar”.

“Te matan unas ovejas y eso es fácil de cuantificar, un ataque son US$ 1.000, US$ 2.000 o más y eso es mucha plata para cualquiera, pero lo peor es el desánimo y esa sensación horrible de oír ladrar a un perro y que se te pongan los pelos de punta porque pensás que de nuevo te toca”, comentó.

Sobre soluciones, lo primero que dijo es que “es muy difícil agarrarlos, es casi imposible aplicar el artículo 125 del Código Rural –habilita al productor a matar a esos perros si los sorprende en su predio en pleno ataque–; una vez un muchacho en invierno emponchado pasó cuatro noches en medio de un monte y no pudo dar con los perros; el productor no debería andar persiguiendo perros, debería preocuparse solo de trabajar para mantener a la familia”.

“Yo, últimamente, he tenido suerte, pero muy cerca está la familia Albanell que lleva en poco tiempo seis ataques”, afirmó.

Scremini reconoció que para un técnico es “tremendo” y es “casi contradictorio” tener que, a la vez, promover el rubro ovino por todas las bondades que conlleva, realizando recomendaciones de manejo para que se apueste al sector, y al mismo tiempo convivir con una inseguridad que sigue sin tener una solución.

“En nuestra zona, eso hay que reconocerlo, ha mejorado mucho el abigeato... pero el tema perros sigue siendo un enorme debe que tiene este país”, mencionó.

La Tribuna en Agro

En julio de este año Pedro Scremini fue invitado a escribir en la Tribuna del suplemento Agro de El Observador, trabajo que tituló: "¡Estamos solos en esto!". Expuso, entre otras consideraciones: "¿La culpa (de los ataques a las majadas) es de los perros? No y no, es nuestra, somos los responsables como sociedad de esta situación, debemos solucionarlo".

Pedro Scremini es productor, veterinario y asesora a otros productores.

La Voz de Melo y USU

Volviendo a su rol de difusor de la problemática, lo actual tiene antecedentes, como el espacio semanal que en el programa Hora del Campo en la radio La Voz de Melo le ha dispensado desde hace 27 años el comunicador Walter “Serrano” Abella. Allí ha ido denunciando caso tras caso.

También su involucramiento en el movimiento Un Solo Uruguay (USU) le ha dado ánimos; “siempre el movimiento ha sido un enorme apoyo para quienes pasan por el drama de los perros”.

“Fue como una bola de nieve, los productores me conocen como referente en ovinos en la zona y me envían denuncias, me pasan fotos con el desastre que hacen los perros, de los corderitos destrozados, de ovejas sufriendo por las mordidas, moribundas”, añadió.

“Yo hago es que se sepa y que no quede como que es un costo más para el productor; conozco a la gente, son personas que tienen familias, sienten como cualquiera, no son un número más en la estadística... es imposible que me quede callado, lo sufrí y sé lo que duele cuando te toca”, expresó.

Agregó que tras cada caso se hace la denuncia, “la Policía viene y da una vuelta, pero no tiene como agarrar a los perros... sentimos que seguimos estando solos en esto, ahora está el flamante Instituto Nacional de Bienestar Animal (INBA) pero la realidad es que no existe acá, como mucho hay un caso y va (Gastón) Cossia –director ejecutivo del instituto–, te da el pésame y nada más”.

Chipear a los perros para que tras un ataque aparezca un responsable del animal y así del delito es parte de la solución, pero encarada en forma voluntaria solo se chipeará a una mínima población de perros que justamente no es la problemática, advirtió. Eso es, además, algo “demasiado lento”.

Se acaba de firmar un convenio entre el INBA y las intendencias, se anunció la inversión de $ 94 millones para castrar y chipear a 90 mil perros... una cantidad muy baja considerando que se estima que en el país hay cerca de dos millones. Scremini está convencido de que eso no mejorará la situación, entiende que se va a gastar mucho dinero y que no habrá resultados a corto y mediano plazo.

Mientras, solo el lunes de esta semana en su celular, cuando iba en camioneta de campo en campo, Scremini recibió tres denuncias: estaba en Aceguá cuando lo fueron llamando los productores Daniel Silvera, Miguel Moreno y Mario Peña. “Iba manejando, todo lo recibí y escribí enseguida hasta con faltas para que se sepa; la gente, por lo menos, con pasarme fotos y que se difundan, se desahoga un poco”, agregó.

Si bien en la gran mayoría de los casos que difunde se trata de ataques de perros a majadas, también denunció casos de accidentes de tránsito causados por perros sueltos y ataques a personas.

Para Scremini, “este tema está totalmente descontrolado y la solución es dolorosa y no le va a gustar a muchos, pero algún día habrá que ponerle freno: chipear, sacar a los perros de la calle y que estén con sus dueños o en un albergue, y si es necesario hacer la eutanasia; como sociedad, nos tenemos que hacer cargo”.

Reunión con Lacalle y con las ovejas muertas a Montevideo

Existe la idea de lograr una reunión, cara a cara, de cuatro o cinco referentes del tema con el presidente de la República, más ahora que hace poco en la Exposición de Ganado Lechero en San José Luis Lacalle Pou en su discurso dijo que tiene el mismo valor la vida de un perro que la de un ternero o una oveja. “Debemos lograr la reunión, para tocarle la fibra a un presidente que sabe lo que es el campo y ver si hay medidas, pero no más burocracia”, expresó.

Otra idea, latente, es repetir lo que una vez él lideró en Melo, llevando ovejas muertas tras ataques a la plaza de la ciudad: “Capaz hay que ir con un lote de ovejas muertas al centro de Montevideo, para que vean la verdad del Uruguay Natural”.

La protesta realizada en Melo.

Mientras, “nos toca denunciar, denunciar y denunciar, para ir logrando un equilibrio entre la facilidad de las protectoras de perros para hacer su discurso y que los políticos lo tengan en cuenta y lo que nos cuesta a los productores que se comprenda lo terrible que es un ataque de perros”.

Hay días en los que hay varias denuncias de ataques a lanares.

Protectoras de perros 

Pedro Scremini comentó que “muchas veces las autoridades no toman las medidas que saben que deben tomar por temor a lo que digan y hagan las protectoras de animales”.

Añadió que las protectoras “deberían llamarse protectoras de perros, porque protectores de la oveja que el perro lastima y mata no son y la oveja o el ternero también es un animal; si eso la protectora no lo entiende, yo no me sentaría a hablar seriamente con una protectora”.

Añadió que “las protectoras tienen facilidad para hacer ruido, salen en televisión con perritos en los brazos... que por supuesto no son los que matan ovejas en el campo”.

Acá la culpa nunca la tiene el perro, la culpa siempre es de la gente, de la sociedad, de esa gente que por ejemplo ahora dejó una camada de ocho cachorros tirada en la ruta 8”, mencionó.

También dijo que hay culpas no ajenas: “Hay que mirar todo, también está mal la gente que va a cazar a los campos con perros sueltos, está mal la gente de campo que se va a la ciudad y deja los perros sueltos en el campo”.

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