Por Gianni Bianchi (*), especial para El Observador
En la producción ovina, un interrogante clave es cómo compatibilizar la eficiencia productiva con buenas prácticas de bienestar animal, ética social, inocuidad alimentaria y respeto por los recursos naturales.
Existen prácticas asociadas a la alimentación, manejo, sanidad y mejoramiento genético a las que se puede recurrir para mejorar significativamente la producción.
Lamentablemente, cuando se analizan los resultados de la última encuesta ganadera se observa que, salvo algunas prácticas aisladas, son pocos los productores que aplican tecnología.
La buena noticia es que muchas de ellas se podrían implementar a un costo relativamente bajo, si y solo si se midiera en el animal y en la pastura lo que sabemos que determina la respuesta a la tecnología implementada, pero casi nunca medimos. La diferencia entre medir o no determina gastar poco y bien versus mucho y mal.
1) En torno al servicio revisar exhaustivamente los machos dos meses antes y de nuevo una semana antes del inicio para garantizar la fertilidad del macho y permitir un uso más racional de éstos. El uso de datos objetivos mejora sensiblemente la precisión en la elección de reproductores genéticamente superiores. Si se trabaja con los machos pintados entre pecho y prepucio se puede conocer en tiempo real cómo se desarrollan los servicios e identificar en hembras semana previa al parto para suplementar focalizadamente y mejorar producción láctea en cantidad y calidad e indirectamente supervivencia de corderos. También se logra ajustar cuidados en ovejas que estén más próximas a parir. Adicionalmente se sugiere revisar hembras un mes antes de los servicios (boca, ubre y patas) y lotear por condición corporal en ovejas y por peso en borregas. Con estas medidas se afecta la fertilidad de todo el rebaño y la incidencia de mellizos de categorías adultas. Si complementariamente se mide la cantidad y la calidad del pasto (particularmente proteína cruda), se puede conocer cuánto hay que agregar de suplemento para maximizar la respuesta de la oveja al flushing en términos de tasa ovulatoria.
2) En gestación media (30 a 60 días de retirados los carneros) hacer ecografía para conocer con precisión carga fetal y fecha probable de parto, para asignar diferencialmente comida y abrigo particularmente a las melliceras y al lote “cabeza de parición”.
3) En gestación avanzada, volver a lotear por condición corporal, anexando la información del tamaño de camada y fecha probable de parto para racionalizar el recurso forrajero de calidad y/o suplemento energético a la categoría que más lo requiera, para obtener corderos más pesados al nacer y con menor riesgo de mortalidad. También se sugiere volver a medir disponibilidad y calidad de forraje en los potreros, para conocer cuánto extra hay que agregar y cubrir requerimientos de ovejas gestantes próximas.
4) En la parición, se recomienda el uso de encierros y/o parideras en las primeras 48 a 72 horas posparto, con el objetivo de disminuir riesgos de mortandad de corderos (particularmente mellizos) en el momento que son más vulnerables a condiciones climáticas adversas, asegurando el vínculo rápido madre-crías. Paralelamente, aunque en realidad se recomienda su uso en todo momento, el control de predadores con animales de guarda permite disminuir amigablemente la incidencia de predadores.
5) En la lactación, la determinación de peso a una muestra representativa del lote de corderos con el propósito de realizar una asignación ajustada de comida (presupuestar dotación o suplementación) y planificar ventas con precisión. Durante esta etapa y hasta la venta de machos y primer servicio de medias hermanas hembras, medir de nuevo el pasto en los potreros utilizados permite mejorar utilización del forraje y conocer a ciencia cierta cuánto extra habría que agregar para maximizar crecimiento.
6) Durante todo el ciclo se recomienda sanitariamente realizar análisis coprológico y cada tres años lombritest para la definición de tomas (ya sea en corderos o tácticas en adultos) y conocimiento de eficacia de drogas, evitando resistencia antihelmíntica.
Es fundamental atender todos estos aspectos, sin descuidar el bienestar animal y social de quienes trabajan en los predios, la inocuidad y el respeto por el medio ambiente.
(*) ingeniero agrónomo, doctor, autor del último Manual de Buenas Prácticas de Producción Ovina, disponible en plusagro.uy
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