La esperanza de ver a Messi con la copa del Mundo revivió
Romina Manguel

Romina Manguel

Periodista de El Observador Argentina

Opinión > Fútbol y política

El plan Qatar-llegar está vivo

El triunfo de Argentina ante México le dio aire al oficialismo. El partido que juega Massa lejos de Doha. La expectativa por las últimas palabras de CFK en la causa vialidad. Todos los condimentos de un diciembre caliente, pero con clima de Mundial
Tiempo de lectura: -'
28 de noviembre de 2022 a las 13:24

El sábado Argentina estallaba con el primer gol de Lionel Messi ante México. Minutos después la magia de un novato en la selección nacional como Enzo Fernández convertiría el segundo y así, un país entero volvía a respirar. Después de la cachetada inesperada que significó la derrota con Arabia Saudita, seguíamos en carrera. Pero no sólo los once jugadores, el sueño de la Scaloneta y la desesperación de ver por primera vez a Messi con la copa del mundo tienen en vilo a los fanáticos y a los que solo miran partidos una vez cada cuatro años. En la mesa cada vez más chica y cada vez más dura del presidente Alberto Fernández volvía a tomar forma el “Plan Qatar”. Una etapa inescindible del “Plan llegar”. 

¿A dónde quiere llegar el gobierno de AF? A las elecciones presidenciales del 2023 en condiciones “por lo menos competitivas”, asegura uno de los hombres más cercanos al presidente y lejos, el que más apuesta a esta doble estrategia “Qatar” y “Llegar”. Estrategia en la que irónicamente, ninguno de los ministros ni funcionarios salvo el titular de Hacienda Sergio Massa tendrían nada que ver. Qatar le corresponde a los jugadores. Al técnico. A la suerte. A la memoria de Maradona o lo que cada uno quiera creer, pero la política no hace goles. Puede agitar y alentar. Siempre y cuando el marcador devuelva un resultado ganador. Ante la apatía por la derrota la política no tiene nada que hacer y eso quedó demostrado el sábado más gris en años cuando el equipo saudí nos festejó en la cara. El humor social es clave. Y un Mundial extraño jugado entre noviembre y diciembre, el mes históricamente más caliente en la Argentina, los partidos de la selección parecen para algunos funcionarios más importantes que cualquier acuerdo con el FMI. “Ni quiero pensar fin de año sin una perspectiva de inflación a la baja, con un acumulado del ochenta por ciento, renegociando planes y bonos y con la Argentina afuera del mundial”, analiza un exministro aun cercano al gobierno que sabe tomarle el pulso al conurbano profundo. 

Esta idea del plan Qatar-Llegar fue expresada públicamente por la ministra de Trabajo Raquel “Kelly” Olmos. Sus dichos tuvieron un impacto tal que fueron repetidos en cadena nacional.

Un domingo previo al comienzo de la copa del mundo y mientras se discutía el bono o la suma fija para engrosar el alicaído salario de los trabajadores que siguen perdiendo frente a la inflación, se sentó relajada ante las cámaras y respondió lo que, a su entender, son sus prioridades. Cuando le pidieron que respondiera sobre si prefería bajar la inflación o que la selección ganara el Mundial de Qatar, la ministra de Trabajo no dudó: “Después seguimos trabajando con la inflación, pero primero que gane Argentina”. “Considero que hay que trabajar todo el tiempo por la inflación, pero un mes no va a hacer la gran diferencia. En cambio, desde el punto de vista anímico, de lo que significa para el conjunto de los argentinos y argentinas, queremos que Argentina sea campeón”, expresó con absoluta convicción y sinceridad.

Y puso como ejemplo el Mundial del 78: “Estábamos en el proceso militar, nos estaban persiguiendo y no sabíamos qué iba a pasar con cada uno de nosotros. Argentina salió campeón y salimos todos a celebrar. Después seguimos con la realidad, que es inevitable. Pero en el medio, si se puede celebrar y festejar, honestamente por qué evitarlo…si el conjunto de los argentinos puede tener una alegría, se la merece. Hay una aspiración de ver no solo a su equipo campeón, sino a Messi campeón. Para nosotros es muy importante”. Frente a la polémica que se desató salió a pedir disculpas y a explicar que no quiso decir que iba “a estar un mes sin hacer nada”, sino que quería referirse a la importancia que tendría anímicamente en la población que la selección argentina ganara la copa.

“Pido disculpas por haber enredado así un tema simple y del cual estoy convencida: es muy importante que la Argentina gane el Mundial, por lo que significaría anímicamente para las y los argentinos, pero al afirmar que ese mes ‘no hará la diferencia’ en la lucha contra la inflación, no quise decir que estaremos un mes parados, mirando el Mundial, sin hacer nada para reducir los índices”. Para algunos forzar a la ministra a desdecirse fue un acto de hipocresía cuando más de uno en el gobierno no sólo piensa lo mismo, sino que hace de esta competencia futbolística una cuestión de supervivencia política. Sin decirlo explícitamente el presidente lo dijo, respaldándola: “La verdad que la definición de Qatar como sede hizo explotar el FIFA-Gate. Esta es la realidad. Ahora ya es un hecho consumado, tenemos que ir a jugar al fútbol a Qatar. Tenemos que ver de ganar el campeonato mundial, que es lo que queremos los argentinos…lo que debemos pensar ahora los argentinos es ver cómo ganamos con Messi el Mundial. Tenemos un gran plantel y un gran técnico".

Pero con ganarle a Polonia el próximo miércoles no alcanza, aunque claramente ayuda según la visión del gobierno.

Hay otro partido clave que se está jugando a 13,809 kilómetros de la sede mundialista. Lejos de Doha, acá nomás, en el Palacio de Hacienda sobre la calle Hipólito Yrigoyen. Podría ser el partido más difícil de todo el fixture. Sobre todo, porque la batalla la da un jugador cuyo equipo no siempre lo apoya. Sergio Massa no es Messi. Pero no por el talento innato o la magia inexplicable del rosarino. Messi tiene diez jugadores que lo buscan, lo asisten, lo acompañan, le permiten lucirse. Massa no. A veces, un poco, de parte de algunos. Sabiendo que otros buscan hacerse goles en contra y señalarlo como responsable. Que sea un potencial candidato molesta. Y aún cuando el plan económico dependa de cuanto pueda hacer, no se esconden los que buscan sacarlo de la cancha. Messi hace goles. Massa se concentra en algunos objetivos fundamentales del plan “Llegar”: 1- el “Soja 2”, darle al campo un dólar de 230 para lograr un adelanto de exportaciones de tres mil millones de dólares. 2- Controlar que nada aumente más de un cuatro por ciento por lo menos en los próximos tres meses. 3- uno de sus objetivos más ambiciosos y mediáticos: acelerar un acuerdo de intercambio de información con Estados Unidos para presionar al establishment a blanquear algo de los dólares que están afuera sin declarar cuanto antes.

A estos dos partidos se le suma un tercero que se juega en las sombras. Pero que inevitablemente genera una expectativa por momentos mayor a cualquier otro. Por lo menos para el kirchnerismo que lidera la vicepresidenta de la nación. Y es el que se juega en las sedes de los tribunales federales de Comodoro Py y los de la Corte Suprema de Justicia. Sea cual fuere el resultado, el impacto va a ser brutal. Por un lado, los ministros de la Corte están a punto de fallar sobre la coparticipación que según el jefe de Gobierno porteño y referente de la oposición Horacio Rodríguez Larreta, le quitó el gobierno nacional arbitrariamente. Por otro, es inminente que se haga pública la fecha del veredicto de la causa Vialidad donde CFK podría ser absuelta o condenada hasta 12 años de prisión e inhabilitación para ejercer cargos públicos. El juicio está en su etapa final. Cristina Kirchner podrá hacer uso de lo que se conoce como “últimas palabras”. Si lo hace será un descargo más político que jurídico, aunque ella está convencida que ya dijo lo que tenía que decir. Que esto es una persecución política con miras a proscribirla.

Así, entre Qatar, Hacienda y Tribunales llega diciembre. Un mes ya de por si difícil en el calendario argentino. Un fin de año dominado por lo tangible, los números de inflación y los salarios que corren detrás sin alcanzarlo. Y lo que se siente y se percibe, pero no se puede medir: el humor social determinante para que cualquier plan pueda llevarse a cabo sin estallidos. 
 

Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...