Opinión > EDITORIAL

El pozo

Eduy21 debe ser tomada en serio por todo el sistema político
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01 de mayo de 2019 a las 19:59

Trascendió un nuevo intento, esta vez del senador del Partido Independiente (PI), Pablo Mieres de impulsar los cambios que la educación pública necesita en Uruguay.

A esta altura de los acontecimientos ver un titular que habla de algún político planteando una nueva ronda de contactos al más alto nivel para reformar la educación se parece más al cuento de Lobo Feroz: cuando finalmente apareció nadie le creyó.
La jornada en que la elite de la educación uruguaya se ponga al fin de acuerdo para hacer lo que hay que hacer al respecto, será motivo de celebraciones de todo tipo porque hasta el momento ni gobierno ni oposición han demostrado querer avanzar en serio para resolver el drama. 

Algo similar sucedió durante décadas con la famosa guerra de las patentes en que cada intendencia llevaba baldes para su propio molino sin importarle ni el contribuyente ni el malestar que generaba la discusión en la ciudadanía. Cada vez que discutían sobre el tema, la alicaída clase política retrocedía casilleros en credibilidad. Cíclicamente el electorado los veía discutir siempre sobre lo mismo: la repartija de la recaudación, mostrando la peor cara de los intereses de la negociación particular por encima de la colectiva.

Vamos, somos un país de pocos habitantes sin los enormes problemas que tienen las naciones de decenas de millones de personas sobre su territorio. Sin embargo, nos empeñamos en seguir dando vueltas en círculo de la educación pública mientras los niños crecen, los ni-ni se consolidan en las esquinas sin nada que hacer y la ciencia y la tecnología avanzan a velocidades infinitas en el resto del planeta.
Pasan los años y políticos y asesores acuerdan en la teoría -no debe haber tema más estudiado y diagnosticado en Uruguay que la educación pública- y nada pasa en la materia. Es en este escenario de terror que Mieres anunció que adhiere a la propuesta formalizada por el colectivo Eduy21.

Este propone un pacto multipartidario que incluye la modificación de algunos artículos de la ley de Educación. En ella desaparecen Primaria, Secundaria y UTU, y propone crear dos consejos: uno de educación básica (de 4 a 14 años) y otro de media superior (de 15 a 18 años). Otorga autonomía a los centros educativos, cambia la elección de horas docentes, la paga y la integración del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed), entre otros ajustes.

“Es un asunto que tiene que escaparle a la campaña, no tiene que estar ligado a quién gane, y por eso iniciaré una ronda de encuentros con los precandidatos de partidos con representación parlamentaria para llegar a un consenso”, señaló al anunciar su adhesión a la propuesta que ya cuenta con el visto bueno de Luis Lacalle Pou, Jorge Larrañaga, Enrique Antía, Ernesto Talvi y José Amorín Batlle. También los oficialistas Mario Bergara y Daniel Martínez ven la propuesta con buenos ojos y estarían dispuesto a avanzar en la propuesta conjunta.
Sin menospreciar el trabajo de Eduy21, más que necesario, es justo reconocer que un nuevo fracaso político a esta propuesta sería descender aún más metros en el pozo en que se encuentra la educación pública en Uruguay tras quince años de pésima gobernanza. Por lo antedicho solo queda desearle mucha suerte a Mieres en este nuevo intento. 

 

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