Quizás fue el daño sanitario, económico y social causado por la pandemia, o la reacción contra los excesos de Trump a favor de los sectores más acomodados, o las formas más visibles que en estos tiempos ha tomado la discriminación racial, o la importancia que ahora tienen dentro de los demócratas sus sectores más progresistas, o la conjunción de todos estos acontecimientos. Pero lo cierto es que hasta ahora, el gobierno de Biden ha sorprendido por la dimensión y la profundidad de los tres programas fiscales que ha puesto a consideración del Congreso en sus cien días iniciales de gestión.
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