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En Argentina miran la receta de Uruguay y otros países para bajar la inflación

Consenso político, una autoridad monetaria fuerte e independiente y equilibrio fiscal, las tres patas de la estrategia en Uruguay, Paraguay, Chile y Bolivia. Cuánto les llevó lograrlo.
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18 de mayo de 2019 a las 05:01

Si hay una variable que escapó al control del gobierno de Mauricio Macri fue la de inflación. Argentina registró en 2018 uno de los peores récords de América latina, sólo superada por la Venezuela de Nicolás Maduro.

En marzo de 2016, al dar su primer discurso de apertura de sesiones ordinarias del Congreso, el presidente afirmó que "Argentina era uno de los países con mayor inflación del mundo" y recordó que, en los últimos 10 años, habíamos tenido "un promedio anual arriba del 20% y un acumulado aproximadamente del 700%”. Su gran objetivo, lo explicitó, era conseguir dominarla.

Nada de eso sucedió. Más bien lo contrario. El peso redujo a la mitad su valor a lo largo del último año y ni las tasas de interés, que llegaron a superar el 70% anual, pudieron impedir que los precios minoristas bordearan el 50% al cierre de 2018.

La situación de Argentina contrasta con la de los países limítrofes, cuyo índice de inflación no supera el dígito pese a la similitud de su estructura económica. Incluso, si se toma a todos los países de Sudamérica, con excepción de Venezuela naturalmente, la tasa inflacionaria de Argentina es casi 12 veces más alta que la del conjunto.

Los vecinos

En el caso de Uruguay, la inflación cerró 2018 en el 7,96%, según los datos oficiales difundidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE). El dato supuso una ligera aceleración frente al 6,2% de 2017. Tomando como referencia la última medición de abril (0,5%), la variación interanual es de 8,6%.

El Banco Central del Paraguay, en tanto, reportó una inflación anual del 3,2% en 2018, por debajo del 4,5% verificado en 2017. El resultado se ubicó por debajo de la meta del 4% estimada inicialmente por la autoridad monetaria para el último año. Tomando el último dato de abril, que fue del 0,3%, la inflación acumulada en lo que va de 2019 alcanza apenas el 1%, con una variación interanual del 3,1%.

Bolivia, por su parte, registró en 2018 la inflación más baja en los últimos nueve años. En el país gobernado por Evo Morales el índice de precios de consumo (IPC) cerró en 1,51%, por debajo de la proyección inicial que rondaba el 4,5% pero que se fue ajustando a lo largo del año hasta llegar a 2,79%. Según el Banco Central de Bolivia (BCB), que tiene a su cargo las estadísticas oficiales, abril cerró con un dato del 0,14%. Así, 2019 acumula un 0,20%, con una variación interanual del 1,35%.

Del otro lado de la cordillera, Chile cerró 2018 con una tasa inflacionaria del 2,6%, según informó el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), lo que supuso una aceleración de tres décimas respecto del 2,3% anual de 2017. En abril, el organismo difundió una inflación del 0,27%, con una variación interanual del 2,43%. Así, el ritmo de la inflación se mantiene por debajo de la meta fijada por el Banco Central chileno de entre 2 y 4 por ciento para los próximos años.

 

Cómo lo hicieron

Del cotejo de estos datos surge inmediatamente una pregunta: ¿Cómo lo lograron? Y surgen tres elementos comunes en todos los casos: consenso político, una autoridad monetaria fuerte e independiente y equilibrio fiscal.

Eso sí, ninguno lo hizo de la noche a la mañana. Las estrategias requirieron paciencia y en algunos casos se requirió casi una década para lograr resultados visibles.

El caso paraguayo

Esta semana Todo Noticias difundió un informe en el que se analizó cómo ese país bajó la inflación ponderando la uniformidad de la gestión económica en los últimos años independientemente del color político de los presidentes.

Al respecto, el ex presidente del Banco Central, Carlos Fernández Valdovinos, recordó recientemente que “Paraguay tiene la segunda moneda más antigua de la región, con 75 años”.

En diálogo con el diario La Nación de ese país, señaló: “A diferencia de otros países no tuvimos que sacarles ceros. Desde el 2003, además, sin importar el color político del presidente, el central conservó una política monetaria. Y desde el 2011 nos propusimos metas de inflación”, mencionó.

Valdovinos explicó que se arrancó con una meta del 5% anual en el 2011, con bandas de +/- 2,5%. “Luego se bajó a 4% con bandas de 2%. Actualmente estamos en 3,2% anual, pero el objetivo es llevarla al 3%”, afirmó.

 No siempre fue así. En 1990 la inflación rondaba el 50%. “Ese año terminamos en el 44%. Pero aprendimos muchas cosas. La inflación no tiene una única causa, sino múltiples”, precisó.

Por otra parte, Paraguay se mantuvo en los últimos años como el país con menor déficit fiscal en comparación con Uruguay, Argentina y Brasil, sus socios del Mercosur. Al ritmo de la Ley de Responsabilidad Fiscal, aprobada en 2013, el déficit se redujo hasta situarse por debajo de un punto del PBI (0,85%), según el último informe de la Subsecretaría de Economía. En comparación, en Uruguay el desequilibrio llega al 2,70%; en Argentina al 5,15% y en Brasil al 6,84%.

No obstante, Valdovinos reconoció que hay mucho por trabajar en otros puntos, como capital social (educación y salud) e infraestructura.

 

La receta de Chile

En Chile el Banco Central tiene el manejo exclusivo de la política monetaria, incluyendo la posibilidad de fijar metas de inflación y la prerrogativa específica para intervenir en el mercado de cambio.

Según el ex subsecretario de Economía del primer gobierno de Sebastián Piñera, Tomás Flores, la inflación en Chile se convirtió en una política de Estado. "En los ’90 superaba el 30% anual, pero en 10 años logramos reducirla a 3%, que es la meta existente hasta hoy", explicó recientemente en una entrevista con el diario El Mercurio.

El descenso de la inflación se acompañó de la firma de acuerdos de libre comercio, como el que país trasandino suscribió con Estados Unidos.

"Fue una medida de más largo plazo para que llegaran productos importados más baratos", añadió. Pero aclaró: “Eso fue posible sin conflictos sociales porque la industria local no era relevante, por lo tanto la apertura no generó un perjuicio interno y se pudo complementar muy bien nuestra economía con la asiática".

En el orden fiscal, se consensuó una regla que busca que el presupuesto converja en el equilibrio en el mediano plazo. Así pasó de un 2,7% de PBI en 2016 al 1,52% actual, según los datos de la Dirección de Presupuestos (Dipres).

La desocupación, en tanto, se sitúa por debajo del dígito desde hace una década. Según el INE, en el primer trimestre de este año fue del 6,9%.

Uruguay y los acuerdos de precios

En el caso uruguayo, el punto de partida para dominar la inflación fue el acuerdo de precios que, en febrero de 2014, alcanzaron el gobierno de José Mujica y la Cámara de Industrias para mantener congelados los costos de los productos de primera necesidad y así contener la inflación, que en aquel momento bordeaba los 10 puntos.

Esta iniciativa fue continuada durante el gobierno de Tabaré Vázquez, cuyo ministro de Hacienda, Danilo Astori, avanzó con un plan similar que alcanzó a 1300 artículos de la canasta básica, al estilo de los "Precios Cuidados" en la Argentina.

 

La baja de la inflación acompañó el crecimiento de la economía uruguaya, que avanzó en los últimos años a un ritmo anual del 5%, con un desempleo de un dígito y una pobreza en torno al 12%.

Tras la salida de Mujica y la llegada de Tabaré Vázquez al poder, los esfuerzos se concentraron en reducir el déficit fiscal que había alcanzado el 3,5% del PIB de la mano de la expansión del gasto en obras de infraestructura.

Así, de una inflación que en 2015 rondó al 9,44%, Uruguay pasó al 8,10% en 2016, para cerrar en 2017 en un 6,2% ya mencionado, situándose en ese año y luego en 2018 dentro de las metas fijadas por la autoridad monetaria local.

Bolivia y su derrotero de casi una década

Como ya se mencionó, Bolivia registró en 2018 la inflación más baja en los últimos nueve años con un dato final de 1,51%. En el país sin salida al mar, el Indice de Precios al Consumidor (IPC) viene mostrando una sostenida tendencia a la baja desde 2013, cuando alcanzó una tasa de 6,9%, según las cifras del Banco Central de Bolivia (BCB).

El gobierno de Evo Morales impulsó el denominado “Modelo Económico Social Comunitario Productivo”, que consistió en una política expansiva fuerte para apoyar el crecimiento económico. Además, el BCB intervino en el mercado de cambio para mantener el precio del dólar y frenar cualquier escalada inflacionaria.

“La baja inflación es consecuencia de las medidas de contención que permitieron frenar presiones externas y controlar precios del mercado interno, pero además lo es del esfuerzo de la gestión por mantener el poder adquisitivo”, señaló en diálogo con la agencia Xinhua, el viceministro de Pensiones y Servicios Financieros del Ministerio de Economía, Omar Yujra.

A la estrategia del gobierno se le sumó el buen desempeño de la agricultura. "Las buenas campañas agrícolas redujeron las necesidades de importación de varios de los alimentos de la canasta y permitieron aumentar las exportaciones”, precisó el economista Omar Velasco.

La exportaciones agrícolas, junto a las de hidrocarburos y minerales contribuyeron a reducir en casi un 50% el déficit en el comercio exterior y aportaron al equilibrio de las finanzas del Estado.

Vale recordar que, como Argentina, Bolivia padeció en los ’80 serios problemas de inflación. Por caso, en 1985, tras un “hiper”, la inflación anual alcanzó el 8200%.

Uruguay, Paraguay, Chile y Bolivia, cada uno con su receta, pueden servir como espejos en los que Argentina vea reflejada una salida para su mayor problema actual. Todas lecciones de las que el país puede aprender.

Fuente: El Cronista-Ripe

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