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En el Frente Amplio "se pisan los cordones de la pantufla"

Para el sindicalista hay un desgaste entre el partido de gobierno y la sociedad, y cree que el PIT-CNT debería analizar a fondo por qué tiene una mala imagen
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05 de mayo de 2018 a las 05:00
Richard Read toma una agenda que tiene en su carátula una imagen de la Federación de Obreros y Empleados de la Bebida (FOEB) y la golpea, como si se golpeara el pecho. Con orgullo. Hace más de tres décadas que fundó ese sindicato junto con otro grupo de trabajadores y siente que ese ciclo de dirigente empieza a llegar a su fin con varios logros alcanzados: menciona los centros educativos del gremio y el lograr que la cerveza Stella Artois se fabrique en Uruguay como "la frutilla" del postre sindical. En entrevista con El Observador analizó el rol del PIT-CNT y del gobierno, desde la mirada de "un frenteamplista nostálgico".

¿Cómo se ve a sí mismo?
Me veo como un hombre de barrio, que repite las enseñanzas que le dio el barrio y un vestuario de fábrica. Eran códigos de conducta. Nadie orina agua bendita, santos no existen acá, y yo menos, pero en la sociedad tiene que haber códigos. Si no se convierte en una selva. ¿Qué sociedad tenemos hoy? La sociedad de la Ámsterdam y la Colombes. Uno grita, el otro putea, otro putea y otro recontra putea. No hay matices. Hay una ausencia ideológica del debate. La academia, que permitió durante muchísimos años generar debate a partir de la idea, hoy está retirada. Los partidos políticos, que daban su debate ideológico y confrontaban, hoy están en la gestión. Por eso creo que llama la atención algún comentario mío, porque en el silencio que hay de autocrítica, aparece como algo refrescante.

¿Qué rol cree que ocupa en la sociedad?
Yo no busqué posicionarme en una tribuna para marcar conductas. Ni lo busqué ni lo pretendo. Tengo la suficiente valentía intelectual para decir públicamente lo que pienso. De subir a un estrado el 1° de mayo en 2013 y decir: "Acá tenemos un problema, que es el atorrantismo". Yo me atrevo a eso. Tengo la valentía y la autoridad porque tengo 42 años de fábrica. Yo no estoy para marcarle el camino a nadie. Sí creo que el apartamiento de los códigos lleva a fracciones, a rupturas, a retrocesos en el proceso ideológico de los cambios. Si hay una organización plural, como por suerte es el movimiento sindical, y hay una conformación de un grupo político que es una coalición y movimiento, que no es un partido, se da de bruces de que en ese ámbito conviven compañeros con distintas formas de ver el mundo. También tienen muchas coincidencias. Pero si no tenemos un tratamiento respetuoso en las diferencias, eso lleva a un retroceso.


Mencionaba un acto de 1° de mayo de 2013. Luego del de este año hizo algún comentario crítico, por ejemplo que "fue un acto más". ¿Debería haber sido un acto distinto?
Yo no critico lo que se dijo, porque más bien es parte de la pluralidad. Hay cosas que comparto y otras que no. Mi crítica, y es constructiva, es por lo que no se dijo. O lo que no se profundizó.

¿A qué se refiere?
¿Qué es lo que está marcando la agenda de este 1° de mayo? Los consejos de salarios, el tema ocupacional y un tema que tendría que estar agendado todos los años que es el educativo.

Pero la educación no estuvo presente en el acto.
Y otra cosa que marca la agenda es la inseguridad, porque todos los meses matan a un trabajador. La mayoría son del comercio porque matan a trabajadores expuestos al trato con público, como matan taxistas. Eso condiciona la agenda y me parece que estuvo bien el minuto de silencio, que estuvo bien la mención de la compañera de Fuecys (sindicato del comercio) al tema.

¿Qué le faltó al acto?
Le hubiera quitado minutos al tema internacional. Yo me preguntaría: ¿los trabajadores uruguayos a qué le prestarían más atención, siete minutos de discurso sobre Venezuela o sobre el tema del trabajo en Uruguay? El empleo, qué tipo de empleo, qué se nos viene. Este año ingresa a trabajar la generación de jóvenes del siglo XXI, cumplen 18 y están entrando a trabajar. Estos mismos muchachos, cuando tengan 28, 40% del trabajo que hay hoy habrá desaparecido.

¿Entonces cree que el discurso fue un tanto anacrónico?
Tomando literalmente el término "anacrónico" puede ser. Faltó profundidad en decir hacia dónde va el empleo en Uruguay.

¿El PIT-CNT no está encarando el tema del empleo como debería?
El PIT-CNT lo está haciendo. El Instituto Cuesta Duarte elabora propuestas, por ejemplo. Creo que es insuficiente, porque la repercusión de un acto de estas características es mucho más que 20 seminarios en un año. El PIT-CNT es consciente de que hay un problema importante a atender. INEFOP le ha dado un impulso grande a los temas de capacitación, pero creo que es insuficiente. ¿Qué más debería hacer? Acuerdos bilaterales en los consejos de salarios, que las empresas se hagan cargo de los costos de inversión en capacitación. Si un dron va a sustituir a un delivery y en lugar de venir el muchacho a mi casa, va a aterrizar el dron en el jardín, tengo dos alternativas: espero al dron con una escopeta y cuando pasa lo bajo a chumbazos o me preocupo por saber cómo se maneja y si se rompe aprendo cómo repararlo. Genero un nuevo oficio que no estaba contemplado. Puedo prender fuego los telares o me pongo a bicecletear y aprendo a manejar telares de nuevo.

¿Qué se está priorizando en Uruguay, manejar los telares o prenderlos fuego?
Es muy importante para saber qué hacer tener un diagnóstico ajustado de hacia dónde va el mundo del trabajo. Creo que el PIT-CNT está en estado de alerta pero es insuficiente. Y estábamos hablando de la repercusión del 1° de mayo y quizá lo que habría que haber hecho era ajustar las prioridades de los discursos.

¿Cree que el PIT-CNT está atado a una ideología?
Son desvíos ideológicos. He escuchado a compañeros hablar de que el PIT-CNT es de izquierda y no es de izquierda.

¿De qué es?
La definición del movimiento sindical no es de izquierda o de derecha, es clasista porque representa a una clase no a una corriente o una tendencia. Si se está hablando que es de izquierda, se deja por fuera a compañeros que tienen otra ideología. Siempre fue clasista.

¿Y qué pasa desde que el Frente Amplio (FA) está en el gobierno? ¿No se lo vincula con el gobierno?
Tiene muchas coincidencias. Primero, el Frente Amplio en su programa tiene muchas coincidencias con el movimiento sindical, que no lo tiene el programa de otros partidos de la oposición y por lo tanto hay una afinidad programática y eso es ineludible. Lo que hay que tener claro es la independencia. No podemos ser ni el brazo ejecutor sindical del partido de gobierno ni ser un apéndice del partido de gobierno. Pero los vínculos son naturales. Que después del 2005 en el Parlamento y en el Poder Ejecutivo haya muchos compañeros del movimiento sindical es natural. Lo mismo pasó entre 1985 y 2005 con las cámaras empresariales. ¿De dónde se nutrían los ministerios? De allí. Pero eso la gente no lo veía mal y tampoco lo debería ver mal ahora. Eso está bien y es legítimo, lo que está mal es que la organización pierda su independencia y ponga todas sus fichas en un partido político.

¿Por qué cree que la imagen del movimiento sindical ante la opinión pública ha caído?
Las encuestas nos dan en un lugar muy malo y aparecen preguntas. ¿Cómo es posible que en 2005 estábamos entre las primeras cinco instituciones de buena vista a nivel de la población y éramos 125 mil afiliados y a los 13 años somos 450 mil y estamos en los últimos lugares? ¿Cómo es posible que nuestra imagen en la opinión pública haya descendido tan bajo? Es una pregunta que todos nos deberíamos hacer.

¿Se la han hecho como movimiento?
Yo me la hago permanentemente. Hay que buscar explicaciones. Algún error cometimos, algo dijimos que no le gustó a la gente. Puede haber muchas causas.

¿Puede estar asociado con que el PIT-CNT sea visto como un organismo poderoso?
Puede ser. Pero pongo una suerte de balanza, porque las cámaras empresariales todas son intranscendentes en la vida social de este país. Que alguien me cuente de 1985 para acá, que soy un actor de presencia, algún gesto social de las cámaras empresariales. Puedo empezar a nombrar países de América Latina donde las cámaras empresariales –sin descuidar sus intereses de clase, que son legítimos- están compenetradas con la vida social donde se desarrollan. Acá tiene cuatro titulares: que suba el dólar, que bajen los impuestos, que me subsidien y que bajen el costo del Estado. Pero no se escucha una propuesta social, de integración. Entonces, por un lado el PIT-CNT está cuestionado y mal visto pero hace cosas. En el uruguayo hay una visión flechada. Yo puedo cuestionar al PIT-CNT y lo hago, pero no dejo de reconocer muchas cosas que hacen. ¿Y el sector empleador? Se cuestiona más al que hace que al que no hace nada. Que el lector me cuente en los últimos 25 años qué gesto hicieron las cámaras empresariales para la sociedad. Pero no detalles de donaciones porque tienen exoneraciones de tributos. Yo estoy hablando de integración social.


¿Uruguay necesita cámaras empresariales más comprometidas?
La sociedad necesita de organizaciones que nutran. A mí me parece fantástico que el ciudadano se organice, por eso me pareció fantástico que los autoconvocados se organizaran. La democracia se fortalece. Es muy importante el involucramiento de la sociedad de los actores que viven en ella.

¿Tiene poder el PIT-CNT hoy?
Es una organización representativa, andamos en 28% de representación y es alta en el mundo. Destaco de Uruguay que la afiliación no es obligatoria y es una sola.

¿Y poder económico?
Debe ser una de las organizaciones que menos recauda a nivel de América Latina. Tenemos un aporte por afiliado y por gremio que es un porcentaje que no es nada del otro mundo. Permite la vida cotidiana dentro del movimiento sindical. Y no tiene apoyo del Estado.

¿Debería tenerlo?
Creo que no. La dependencia económica trae dependencia política. Acá no hay subvención de nadie y eso tiene un mérito muy importante.

¿En algún momento pensó en volver a integrar el secretariado del PIT-CNT?
No, tengamos en cuenta que soy el último Mohicano ahí. Yo soy de 1982, ingresé al PIT-CNT como cofundador en 1983. No tengo nostalgia ninguna, viví las mejores épocas de mi vida pero mi ciclo es el más largo, ya no queda nadie de esa época. Al paso al costado para dar posibilidades a otros compañeros y por diferencias creo que le acerté. Me siento muy representado por Fernando Ferreira de la Federación de Obreros y Empleados de la Bebida (FOEB), que está en el secretariado.

¿A nivel político en qué lugar está?
Me siento un frenteamplista independiente, donde cada día reivindico más aquel FA que me reclutó, el que me hizo soñar con los cambios, con las utopías, con los valores que desde los distintos grupos políticos sus dirigentes nos enseñaban.

¿Se siente cada vez menos representado por el FA?
Me parece que se ha desgastado el vínculo con la sociedad. Hay un desgaste de la fuerza política con la sociedad. Se está leyendo mal en qué sociedad estamos viviendo, porque de otra forma no entendería mensajes que lo único que hacen es confundir. Se pisan los cordones de la pantufla. Un ejemplo es el caso de Fernando Vilar: algo que era de respuesta inmediata, se entreveró. Pasó con Raúl Sendic y el título. Con esas cosas no me siento para nada representado. No se entiende que reconocer errores no es un signo de debilidad, sino un signo de grandeza.

¿Cree que se están pisando los cordones más en este gobierno que en los anteriores?
Sí, lo creo.

¿Le preocupa?
Me preocupa como frenteamplista y para el sistema político. Me preocupan los porcentajes de indecisos para las próximas elecciones. Creo en partidos fuertes, ideológicos, que confronten ideas, que enriquezcan a la sociedad con un debate y eso está muy ausente en la realidad de hoy.

¿Por qué nunca se metió de lleno en la política?
Desde 1984 hubo una oferta para que estuviera en los primeros lugares de una lista a Diputados de un partido del FA, pero agradecí y dije que no. En las elecciones siguientes me ofrecieron, incluido el 2014 pero en todas las veces dije que no.

¿Y ahora?
No me siento identificado con ese rol de parlamentario.

¿Solo del FA le ofrecieron?
Solo del FA. Yo soy frenteamplista. A mí me han cuestionado, principalmente en estas redes "morales" (sociales) y hacían especulaciones con que me iba, pero yo soy frenteamplista. Soy un frenteamplista nostálgico.

Cuando inauguraron el centro educativo (en abril de 2017) mencionaba que el Estado estaba ausente en determinados aspectos. ¿Cree que está más ausente?
En lo que tiene que ver con la educación, el programa del FA ofreció un planteo revolucionario, que fue el cambio del ADN educativo. Eso no solo no sucedió sino que los impulsores quedaron de lado y hoy no están. Tenemos una educación que hoy no está posicionada para los requisitos que el mundo pide, donde mi generación está totalmente descontextualizada en la velocidad de los cambios en los jóvenes. Hay un mundo que anda rapidísimo y nosotros seguimos todavía en triciclo. Faltó voluntad política para decir que se estaba dispuesto a escuchar opiniones diferentes y que terminado el proceso de debate algo iban a hacer.

¿Además de ausencia se puede hablar de fracaso?
Alguien tendrá que hacer una lectura retrospectiva del 1° de marzo de 2005 al 28 de febrero de 2020. No sé qué gobierno va a sumir, si un cuarto del FA o gana la oposición, pero hay que hacer un balance. Tuvo claros y oscuros. Yo tengo una teoría con respecto a la desocupación: en el segundo quinquenio de gobierno se mantuvieron las conquistas pero se hizo menos énfasis en algunos temas como las instituciones. Y creo que en todo ese período se fueron perdiendo hábitos como el del trabajo. Problemas de desidia, de falta de voluntad de trabajo. Ese problema se agudizó.

Este será su último consejo de salarios, ¿por qué tomó esa decisión?
Elijo este momento por razones de edad, tengo más de 40 años de fábrica. Me voy con el orgullo de tener las mejores conquistas. Me voy muy satisfecho con mi gremio y me voy enormemente agradecido a este sindicato.

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