Desde que la humanidad mira al espacio con ojos de viajero y no de mero espectador, hay dos destinos que están grabados en el imaginario colectivo: la Luna, en la que un puñado de hombres pusieron sus pies, y Marte. Por cercanía, relativa similitud con la Tierra y su potencial de albergar vida, desde los inicios de la ciencia ficción moderna el planeta rojo ha sido escenario habitual de historias que fantasean con una eventual colonización humana. Y parece que esa ficción cada vez se acerca más a la realidad, a medida que la Tierra se va haciendo más chica y sus recursos se reducen. Pero por fuera de esas iniciativas, los relatos que Ray Bradbury publicó en 1950 siguen siendo uno de los retratos de la vida humana en Marte más memorable y, al mismo tiempo, desesperanzador. El choque cultural de los humanos con los marcianos nativos, el impulso colonizador terrícola, que tiene varios reflejos con otros relatos de conquista y colonización, el establecimiento de una nueva sociedad en ese planeta mientras la Tierra se dirige al colapso, y los sueños y fantasías de los viajeros conforman una selección de cuentos sobre lo mejor y lo peor de los humanos. (Booket, $ 480).
Mariana Enríquez dijo más de una vez que le debe todo a Stephen King, dice que empezó a escribir tras haberlo leído y que, a partir de sus textos, entendió que la literatura podía hacer temblar el cuerpo. Y con el conjunto de cuentos que reunió hace más de una década en Los peligros de fumar en la cama, la argentina demostró que su ágil pluma está entrenada a la perfección para penetrar a través del miedo más incómodo y atrapante. Porque por más que el lector se pueda sentir herido de a ratos, los relatos de este libro se devoran uno atrás de otro. Son doce cuentos de terror real. La autora no se arma –ni lo necesita– de elementos fantásticos grandilocuentes o clichés. Le habla al miedo que parte desde la misma biología humana, que se escabulle por las entrañas y que se transmite a través de la sangre. El aljibe, la historia de una niña que carga con todos los miedos de la generaciones anteriores; El desentierro de la Angelita, el cuento de la chica que encuentra los huesos de su tía abuela muerta, y La Virgen de la tosquera, un escalofriante relato del odio que transcurre en una secta, son algunos de los 12 títulos que incluye Enríquez. (Anagrama, $ 990)
Es verdad que por momentos puede ser escalofriante. En especial el cuento que da nombre al libro, Pájaros en la boca (Random House $ 550), pero entrar en el mundo de Samanta Schweblin es de verdad un camino de ida. Los cuentos plasmados en Pájaros… transcurren con relatos que no se sabe bien cómo empiezan e incluso cuando terminan, en ocasiones permanece la incertidumbre. Hay historias sencillas, hasta infantiles, y las hay dramáticas, espeluznantes.
De eso sabe Schweblin y lo dejó claro en sus sucesivos textos. Su primera novela, Distancia de rescate, fue nominada al Man Booker Prize en 2017 y llegará al cine en breve. Su última obra, Kentukis, entra en el oscuro camino de la soledad, la relación con el mundo de la tecnología y la mirada de los otros, y no en vano se habla de la autora como una de las voces más destacadas de la literatura actual.
El cuento corto es un arte que pocos autores alcanzan a dominar con tino y gracia. Es necesario, en un shock de palabras y párrafos, condensar una historia lo suficientemente atractiva como para que el lector, más tarde, la mantenga en su memoria y la recuerde con afecto. En ese sentido, el escritor brasileño Rubem Fonseca era un maestro de maestros.
Fonseca, que murió en 2019 a los 95 años, hizo del relato breve su arte máxima y lo llevó al extremo en algunas de sus tantas y elogiadas recopilaciones. Usualmente asociado a las historias negras y más sórdidas de las ciudades brasileñas, en Historias cortas (Tusquets, $ 510) Fonseca mantiene su tono característico, pero se permite bucear en terrenos que le son más ajenos. Así, entre pequeñas odas a las flatulencias y a la obesidad, encontramos paseos melancólicos por las favelas, choques de criminales que terminan muy mal, locos más cuerdos que la sociedad que los internó en el manicomio y un desfile de personajes salvajes que no dejan de sorprender página a página.
Inicio de sesión
¿Todavía no tenés cuenta? Registrate ahora.
Para continuar con tu compra,
es necesario loguearse.
o iniciá sesión con tu cuenta de:
Disfrutá El Observador. Accedé a noticias desde cualquier dispositivo y recibí titulares por e-mail según los intereses que elijas.
Crear Cuenta
¿Ya tenés una cuenta? Iniciá sesión.
Gracias por registrarte.
Nombre
Contenido exclusivo de
Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.
Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá