Este lunes cobrará vigencia el decreto del gobierno que promoverá, con determinadas condiciones, la apertura de fronteras, lo que permitirá el ingreso de ciudadanos extranjeros a Uruguay. El punto central está en la esperada llegada de visitantes que ayuden a estimular a un sector en crisis. Las autoridades estarán temprano en la mañana en el Aeropuerto de Carrasco, recibiendo a los "primeros turistas" que llegarán por esa vía.
Pero la decisión puede tener otros efectos. La apertura de fronteras, una medida simultánea en varios países, hace esperar un incremento en la migración a nivel regional, lo cual tendrá su efecto en Uruguay. Así lo sostuvo Tanja Pacífico, la jefa de Misión en Uruguay de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ante el Parlamento.
"Como organización, nos preparamos para los cambios que puedan suscitarse a raíz de las aperturas de fronteras, así como también brindamos apoyo institucional en pos de garantizar la continuidad de las respuestas en materia humanitaria para las personas recién ingresadas al territorio o en situación de vulnerabilidad", dijo.
En contacto con El Observador, Pacífico amplió los datos que la OIM elevó la semana pasada ante la Comisión de Derechos Humanos del Senado.
El origen de los migrantes presentes en Uruguay sigue siendo, en su mayor parte, Venezuela y Cuba. De todas formas, en el país hay presentes hoy representantes de más de 60 nacionalidades.
Los números de la OIM indican que son en la actualidad unas 95 mil personas. Un número importante para el tamaño y población del país pero que, en términos absolutos, se traduce en que es el lugar en la región al que llegan menos personas.
Los datos, tomados en parte de varias encuestas realizadas por el organismo, revelaron un alto porcentaje de población migrante extendida por todo el país. Así, uno de los cambios importantes de la pandemia fue que la presencia de residentes extranjeros dejó de ser un asunto concentrado en Montevideo y sus alrededores.
De ese forma, zonas del país que no estaban acostumbradas a ver flujos migratorios se vieron enfrentadas a un incremento importante de ingresos de extranjeros, tanto de forma regular como irregular. "Eso siempre va acompañado de temas como trata, explotación laboral y tráfico de personas", advirtió Pacífico.
Según Pacífico el atractivo de Uruguay como país de destino reside en el acceso a la educación y al sistema de salud y protección social. Del otro, lado, representa el país más caro de la región en cuanto al costo de vida. Eso hace, dijo la jefa de misión, que muchas personas lleguen pero finalmente decidan dirigirse a otro destino.
En números absolutos, la OIM afirma que en el país residen aproximadamente 15.300 venezolanos, sobre los que recientemente la OIM realizó una encuesta telefónica con un objetivo: medir el impacto de la pandemia en esa comunidad.
El resultado, según dijo la jefa de Misión, no estuvo alejado de la situación que vivieron los uruguayos, aunque el impacto negativo estuvo más concentrado en las mujeres.
En general los venezolanos radicados en Uruguay siguen siendo una población muy calificada, con títulos académicos y, hasta 2019, una inserción laboral positiva. La pandemia representó un retroceso en ese sentido, ya que según las cifras del organismo existe hoy un 20% de desempleo en esa comunidad.
La sobrecalificación les sigue generando problemas: "hay muchos repartidores de Pedidos Ya o de Uber que son geólogos, arquitectos o ingenieros", dijo Pacífico.
Con todo, la mayoría cuenta con acceso a la salud: el 47% a través del Fondo Nacional de Salud y el 42% a través del seguro médico del Estado. Además del trabajo, la principal dificultad que enfrentan los venezolanos es la vivienda. Uno de cada cinco debió mudarse a una solución más económica y uno de cada diez tuvo que compartir vivienda para bajar costos. Y mientras algunos pasaron a vivir en asentamientos, el 1% de la población venezolana residente en Uruguay dijo vivir en la calle.
La encuesta reveló que entre las preocupaciones se incluye, a partir de la crisis, el hecho de estar enfermo. No solo por el costo de los medicamentos, sino por el hecho de carecer de una red de contención por si les pasa algo. "Muchas personas dependen de sus ingresos diarios para subsistencia, por lo que si no pueden trabajar se crea en forma inmediata una situación económica muy preocupante", dijo Pacífico.
El último año representó, además, un cambio en perfil de los migrantes que llegan a Uruguay. Por ejemplo, más personas mayores, algunos de más de 75 años de edad, que llegan luego de un recorrido muy duro y en condiciones de salud preocupantes. También se observó la llegada de mujeres embarazadas.
Es que, según explicó, antes se veía a los venezolanos llegar mayoritariamente en avión, habiendo elegido venir a este país con contactos para encontrar trabajo.
Hoy, las personas que llegan no lo hacen tan fácilmente: son gente con menos calificación y con limitados recursos económicos. "Estamos viendo personas que cruzaron Brasil caminando durante un año", dijo la jefa de Misión de la OIM.
En ese sentido Pacífico advirtió que el nivel de vulnerabilidad de las personas que están llegando creció con respecto a 2019.
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