Querida Magdalena:
A veces los matrimonios atraviesan por momentos tensos y difíciles. Ayer, durante el desayuno, al terminar de leer Le Comte de Monte-Cristo, cerró María el libro y dijo, en voz alta y desafiante, su célebre última sentencia: “Attendre et espérer!”. Y me preguntó si se me ocurría cómo traducirla. (No me lo preguntó como quien pregunta; sino como quien aflige). Yo, fingiendo buscar no sé qué en el fondo de la taza de café, balbuceé, con la inseguridad de los vencidos: “Wait and hope?”.
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