"El diseño no es solo cómo se ven y se sienten las cosas. El diseño es cómo funcionan”. Lo dijo Steve Jobs, uno de los últimos grandes gurús de la innovación, el hombre que tuvo la lucidez suficiente para mezclar tecnología y estética con el objetivo de volverla accesible, atractiva y funcional para la vida cotidiana de las personas.
Jobs entendía que el diseño y la tecnología estuvieron hermanados desde el principio. Y también que se necesitan mutuamente para desarrollarse y avanzar. El mundo del mañana es ese que estará moldeado por los objetos que se están pensando, bocetando y creando hoy, aquellos que aparecen en las noticias y suenan inalcanzables. ¿Un avión que podrá volar de Londres a Nueva York en 90 minutos? Lo publicaron todos los medios del mundo hace algunas semanas como una posibilidad para dentro de menos de una década, aunque suene a idea sacada de una película de ciencia ficción. Si lo pensamos bien, también eran ideas imposibles –y hace no demasiado tiempo– los cohetes, la inteligencia artificial y hasta los celulares. Hoy no podemos imaginar nuestras vidas sin ellos.
Que el diseño y la tecnología son lo que da forma al mundo es la premisa de El futuro empieza aquí, una exposición organizada y curada por el Victoria and Albert Museum de Londres y que en este momento está haciendo una residencia temporal en el Moderna Museet de Estocolmo, la capital sueca. La exposición presenta más de 80 objetos –algunos de ellos inéditos– de compañías tecnológicas, universidades, laboratorios de investigación y estudios de diseño en todo el mundo y que adelantan algo sobre cómo viviremos en el futuro y cómo nos vincularemos con el diseño y la tecnología. Muchos de estos artefactos son prototipos y están en etapa de desarrollo, mientras que otros tantos ya pueden encontrarse en el mercado y están dando mucho que hablar.
Recorrer las galerías, ver y tocar esos objetos plantea un ejercicio desafiante para los visitantes. La exposición está guiada por preguntas que interpelan la ética detrás del desarrollo y la innovación, y hacen considerar el impacto que tendrá toda esta modernidad en nuestros cuerpos, casas, trabajos, relaciones, en el planeta y el espacio, en la vida y la muerte.
Parecería que la tecnología traerá las soluciones a todos los problemas. Pero como dijo el filósofo francés Paul Virilio: “La invención de las naves también fue la invención del naufragio”. Es seguro que el futuro traerá problemas nuevos, ya los está trayendo.
Mientras tanto, estos son algunos de los objetos más curiosos que se pueden encontrar en El futuro empieza aquí y que no debería sorprendernos si, antes de que nos demos cuenta, pasan a formar parte de nuestro día a día para solucionar algunos de los problemas que, por ahora, no tienen solución.
Powered Clothing es una compañía basada en California que tiene un objetivo claro: mejorar la calidad de vida de las personas ancianas o con alguna discapacidad. Hace años que la empresa trabaja en el prototipo de un exotraje de un material ligero –similar a la licra– que acompaña los movimientos naturales del cuerpo y da mayor potencia a los músculos. Así, aquellos que no pueden hacerlo solos pueden pararse, sentarse y mantener una postura erguida con el fin de alcanzar una vida más independiente.
Julian Melchiorri es un inventor cuyo trabajo fue reconocido por la revista Forbes por ser uno de los creadores más ingeniosos del mundo con menos de 30 años. Fue contratado por el Victoria and Albert Museum como investigador y allí creó la primera hoja sintética de un árbol, capaz de absorber dióxido de carbono en el ambiente y transformarlo en oxígeno mediante fotosíntesis. Para lograrlo utilizó proteínas de seda y otros componentes. Su invento entusiasmó a la comunidad científica. Incluso hay planes de producirlas en masa con el objetivo de enlentecer el cambio climático. El proyecto todavía está en etapa de desarrollo.
Hace algunas semanas se estrenó en Netflix una nueva temporada de Black Mirror y uno de sus capítulos fue particularmente comentado porque el protagónico estuvo a cargo de Miley Cyrus. En el episodio, la actriz interpreta a una cantante que tiene una versión de muñeca inteligente que curiosamente incide sobre la vida de la estrella pop. El capítulo estuvo inspirado en la japonesa Hatsune Miku, una de las ídolas virtuales más influyentes de la cultura oriental. Se trata de un holograma que sintetiza canciones con una voz artificial y fue creada por la compañía Crypton Future Media. La estrella virtual se proyecta en un escenario que mueve a miles y miles de fanáticos que van a verla cantar “en vivo”. Los usuarios se relacionan activamente con el personaje: pueden elegir su atuendo para los conciertos y hasta escribir canciones para que las interprete: una nueva forma de entretenimiento.
“Para muchas personas preparar tres o cuatro comidas saludables todos los días es un verdadero desafío”. Con esa premisa –y considerando las alarmas nacionales por problemas de sobrepreso y obesidad en varios países del mundo– la empresa Soylent Drink creó sus comidas líquidas. Se trata de un alimento a base de agua y micronutrientes diseñado para remplazar el desayuno, el almuerzo o la cena aportando los valores nutricionales de grasa, carbohidratos y proteínas que un adulto necesita para que su cuerpo funcione. En Estados Unidos el producto ya está a la venta con varios sabores y presentaciones.
La moda es una de las industrias a la que más les viene costando la incorporación de nuevas tecnologías en su desarrollo. Sigue siendo considerada entre las más contaminantes del mundo y por eso sus esfuerzos están más enfocados en la sustentabilidad que en la mejora o la incorporación de nuevas tecnologías. Sin embargo, la diseñadora holandesa Pauline van Donge en conjunto con el laboratorio Holst Center crearon la Solar Shirt. Es una remera que tiene integrados una serie de paneles solares flexibles que acumulan la suficiente energía como para cargar un teléfono celular desde cualquier lugar. Las personas dependemos cada vez más de nuestros dispositivos móviles y esta prenda aporta soluciones a la hora de prolongar la vida útil de las baterías.
Es uno de los objetos más polémicos de toda la exposición porque toca una de las fibras más sensibles de la humanidad: la paternidad y la maternidad. Se trata de una cuna automática bautizada como SNOO, que es capaz de detectar cuándo un bebé se despierta. Se mece sin necesidad de que alguien la active manualmente y emite un sonido blanco que tranquiliza al niño. Fue diseñada para combatir la fatiga a la que se exponen los padres en los primeros meses de sus hijos. Muchos cuestionaron el diseño de este dispositivo porque pone en juego la cuestión de qué tanto se puede abusar de la tecnología en una etapa tan determinante como la primera infancia. ¿Dejarías que una máquina se encargara de tu hijo?
En algunas partes del mundo el racismo y la discriminación están tan instalados en la sociedad que algunas personas no pueden confiar ni siquiera en la policía. Son varios los casos en los últimos años que advierten sobre abusos de las autoridades sobre, por ejemplo, personas negras. Virgil Vaduva desarrolló Cell411, una aplicación pensada para que los usuarios pidan auxilio a personas cercanas a su ubicación dejando por fuera al 911. Dentro de la app pueden cargarse fotos y videos como garantía.
El deporte es una de las actividades humanas que más aprovechó el despegue tecnológico de las últimas décadas. Con la invención de dispositivos especializados –como relojes o pulseras que acompañan en el entrenamiento– las compañías supieron encontrar un nicho de negocios muy fuerte. La empresa Superpedestrian, con sede en Massachusetts, es pionera en el desarrollo de nuevas tecnologías que mejoran la movilidad urbana. Uno de sus principales inventos es la Copenhagen Wheel, una bicicleta que “aprende” sobre su usuario y sabe cuándo es necesario darle un empujón extra al deportista. Ya se encuentra en el mercado y su precio ronda los US$ 1.500 en Estados Unidos.
La primera máquina de café diseñada para utilizarse en el espacio exterior ya es una realidad. La diseñó Lavazza en conjunto con Argotec. Fue en mayo de 2015 que la astronauta italiana Samantha Cristoforetti preparó y bebió un expreso en la Estación Espacial Internacional. El hecho puede resultar anecdótico: ¿qué puede tener de relevante o prioritario que los astronautas tomen café en las estrellas? Lo cierto es que la máquina resume, captura y acerca la visión de que una vida más allá de la Tierra no está demasiado lejos y que aquellos que se metan en esa aventura todavía van a poder sentir los sabores de casa.
Se estima que más de 4.000 millones de personas en todo el mundo no tienen una dirección formal o poseen direcciones inadecuadas, por lo que muchas veces quedan fuera del sistema. Teniendo en cuenta esta realidad es que un grupo de desarrolladores y activistas crearon What3words, una aplicación que divide el planeta entero en 57 trillones de cuadrantes, cada uno con un código único que no deja por fuera a ninguna vivienda en el mundo. De esta manera, las personas acceden a una dirección virtual. Si bien su uso aún no está del todo extendido, Naciones Unidas lo aplicó en Mongolia para su servicio postal y resultó un éxito. What3words integra la exposición El futuro empieza aquí dentro de una galería que plantea la pregunta de si es verdad que las ciudades son democráticas, para todos, o simplemente para las porciones más ricas de la población.
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