Opinión > SAL EN EL AGUA

Muy salado: las exageraciones no científicas de Fernández Huidobro sobre el agua de OSE que nadie atendió

El exministro, fallecido en 2016, había advertido en varias ocasiones sobre los efectos del cambio climático en las reservas de agua
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10 de mayo de 2023 a las 10:05

En 2008 hubo una gran sequía que hizo peligrar las reservas de agua potable.

El 22 de julio de 2010, el entonces senador Eleuterio Fernández Huidobro escribió un artículo en el diario La República. Acababa de comenzar el segundo gobierno del Frente Amplio, la presidencia de José Mujica.

En su nota, el senador advertía que el cambio climático haría cada vez más frecuentes las sequías y las inundaciones. “Estamos ante la certeza de que las habrá mucho más a menudo y con esa REALIDAD tendremos que convivir, nos guste o no. Debemos tomar medidas infraestructurales insoslayables si no queremos ser ‘pacientes crónicos’ de calamidades que se pueden evitar”.

Fernández Huidobro recordaba luego la histórica falta de cuidados a la que los orientales sometimos durante décadas al río Santa Lucía: su falta de dragado, la no construcción de nuevas represas en su curso superior, la tala de sus bosques nativos ribereños.

“Hace dos veranos (otra sequía) el nivel del embalse de Severino estuvo en situación crítica: de prolongarse la falta de lluvia Montevideo hubiera quedado sin agua”, recordaba el senador. “Rogamos que ante ese estridente aviso se haga una honda reflexión de ser posible en silencio. Tenemos un problema grave con el agua y no queremos verlo a pesar de haber tenido la suerte de que la propia naturaleza, siéndonos leve, nos lo venga avisando”.

Luego recordaba un viejo «Plan B» nunca implementado: “Consiste en tomar agua del Río de la Plata a la altura de Arazatí (en San José) donde ya es ‘dulce’, y traerla mediante canales (que aprovecharán cursos fluviales ya existentes), hasta el río Santa Lucía a la altura de La Brujas. También con fines de riego a lo largo de su paso”.

Y agregaba:

“José Batlle proponía (¡hace un siglo!) la imprescindible (hoy más que nunca) represa en Casupá con el fin de hacer el Canal Zabala desde ese embalse hasta el Puerto con el fin de transportar cargas y regar la vasta zona aledaña a ese canal. Ahora esa represa es también imprescindible por lo dicho más arriba: reserva y regulación de inundaciones que garanticen el suministro a un Montevideo que Batlle no pudo imaginar creciera tanto”.

Aquel artículo de 2010 era francamente admonitorio. Tanto que en otro pasaje Fernández Huidobro reflexionaba respecto a por qué esas obras tan largamente previstas nunca se habían hecho. “Obras empezadas por grandes hombres e inconclusas por sus descendientes (a veces por rencillas políticas de conventillo)”, decía.

Fernández Huidobro pedía silencio, honda reflexión y obras, pero solo consiguió el primero de sus objetivos: silencio.

De todos modos, siguió insistiendo. En marzo de 2013 ya era ministro de Defensa Nacional y el Santa Lucía mostraba un nuevo problema: la proliferación alarmante de cianobacterias tóxicas.

Fernández Huidobro volvió a reclamar el “Plan B”.

"Aguas Corrientes es el lugar de donde sacamos el agua potable para dos millones de habitantes. Llega a pasar algo en ese lugar y es la catástrofe más grande imaginable que Uruguay puede vivir", dijo a la prensa. "Tenemos que tener un plan b cuánto antes".

El vicepresidente de OSE, Daoíz Uriarte, le respondió: "No hay que generar alarmas. Las catástrofes son otra cosa. (..) Es una exageración innecesaria".

Apenas unos meses después, el 15 de mayo de 2013, las autoridades del gobierno fueron a la Comisión de Vivienda y Medio Ambiente de la Cámara de Diputados para tratar el tema de la potabilidad del agua.

Estaban el ministro de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, Francisco Beltrame; la subsecretaria Raquel Lejtreger; el director nacional de Medio Ambiente, Jorge Rucks; el presidente de OSE, Milton Machado y el vicepresidente Daoiz Uriarte, entre otros.

El diputado José Arocena les preguntó: “Quiero saber si OSE prevé tener un segundo suministro de agua, además de Aguas Corrientes. Desde la década del 60 hay estudios en Casupá para hacer una represa. Quisiera saber si OSE está tomando este tema como una prioridad o lo tiene en suspenso”.

Le respondió Uriarte: “OSE está llamando a una consultoría para definir cuál es la solución más óptima en el marco de la situación en la cuenca del río Santa Lucía. Había proyectos de tomar del Río de la Plata, del río Negro o de algún otro lado. Hicimos la reserva con la Dinagua ante la eventualidad de que una de las soluciones fuera construir una represa en Casupá, pero en función del resultado de esa consultoría -que esperamos tener hacia fines de este año- vamos a tomar la decisión de realizar la obra que corresponda para contar con una fuente alternativa de suministro de agua para la capital y el área metropolitana”.

Pero en 2015 nada de fondo había cambiado y Fernández Huidobro volvía a alertar sobre la “fragilidad inimaginable” de la situación. Manifestó que todos los ríos del país estaban contaminados y que Uruguay no estaba preparado para enfrentar su posible colapso.

Otra vez sus advertencias fueron ridiculizadas. La entonces ministra de Medio Ambiente, Eneida de León, dijo que sus comentarios no eran “científicos"; y la que situación era "controlable".

Hoy el Frente Amplio critica al gobierno por no haber construido la represa de Casupá, mientras se opone con vehemencia a tomar agua del Río de la Plata.

Pero la realidad es que ya, al menos desde 2010, la gravedad del problema estaba clara, las posibles soluciones estaban planteadas, y el Frente Amplio estuvo una década entera en el gobierno sin haber logrado plasmar ninguna de ellas.

También se le critica, con razón, al gobierno su mala comunicación sobre este tema. Pero la comunicación de las autoridades frenteamplistas fue igualmente mala, negando el problema, minimizándolo y hasta ridiculizando las advertencias que venían incluso de uno de sus principales dirigentes.

Cuando el Frente Amplio entregó el gobierno al Partido Nacional en 2020, ni se había hecho la toma de agua del Río de la Plata ni tampoco la represa de Casupá.

Hoy se remarca que de Casupá quedaron los planos prontos, todo listo para iniciar la obra. Pero no la habían iniciado. ¡Diez años ni siquiera alcanzaron para poner un ladrillo!

Y estamos en 2023, todavía en cero, porque el nuevo gobierno multicolor decidió borrar todo y empezar de nuevo. 

Si un extraterrestre aterrizara hoy en el Uruguay se preguntaría por qué en este país que en 1930 pudo hacer el estadio Centenario en seis o siete meses, de un tiempo a esta parte los proyectos importantes demoran tanto.

Señor Extraterrestre, sepa comprender. Todos están demasiado ocupados bombardeándose mutuamente, criticándose todo, incluso las cosas que ellos mismos barajaron y sugirieron, acusándose de no comenzar las cosas que ellos mismos no comenzaron, incapaces de mirarse el ombligo, de calibrar el tamaño de la viga que llevan en el ojo propio, de parar la pelota un minuto y ponerse de acuerdo en algo importante.

Como el sabor del agua: salado.

Muy salado.

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