Saul Loeb - AFP

Facebook valoró más las ganancias que la protección de la democracia liberal

Silicon Valley enfrenta un ajuste de cuentas, al igual que los bancos después de la crisis financiera

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23 de noviembre de 2018 a las 05:00

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Por Rana Foroohar

Facebook tiene 2.270 millones de usuarios, casi 1.000 millones de personas más que la población de China. Quizás por eso, la compañía ha actuado consistentemente como si estuviera por encima de las leyes estatales.

Una investigación realizada por el New York Times la semana pasada reveló cómo el fundador Mark Zuckerberg y la directora de operaciones Sheryl Sandberg aprovecharon el lobby y las influencias personales para desviar la atribución de responsabilidad a Facebook por la propagación de contenido inflamatorio en medio de acusaciones de que los rusos manipularon las elecciones estadounidenses de 2016. Esta historia dice mucho sobre la profundidad y amplitud del oligopolio en EEUU. Es un problema que ha impulsado la polarización política en EEUU en la última década y seguramente permeará las elecciones presidenciales de 2020.

En 2008, Washington rescató a los bancos más poderosos y dejó que los propietarios de vivienda comunes y corrientes sufrieran pérdidas. Podemos discutir sobre el motivo económico de esto, pero el resultado político fue el surgimiento de una narrativa de que el sistema había sido capturado por un pequeño grupo de personas ricas y poderosas. Hizo que los votantes de ambos extremos del espectro político se alejaran del centro.

El resultado fue la elección de Donald Trump, quien se ha quejado en repetidas ocasiones de que los titanes "liberales" de Silicon Valley utilizan sus algoritmos ‘secretos’ para discriminar a los conservadores.

Jim Watson - AFP
Sheryl Sandberg dando explicaciones ante el Congreso estadounidense en setiembre pasado

Esto es muy poco probable. Si las revelaciones sobre Facebook demuestran algo es que sus directivos superiores no son liberales, sino egoístamente libertarios. Los ideales políticos no se interponen en los esfuerzos de la compañía para proteger el precio de sus acciones. Esto quedó claro al contratar a un grupo consultor de derecha, Definers Public Affairs, para tratar de propagar información errónea sobre sus rivales de la industria ante reporteros y demonizar a George Soros, quien recibió una bomba de tubo en su domicilio. En Davos, en enero, el multimillonario inversionista pronunció un discurso en el que cuestionó el poder de las compañías de plataformas tecnológicas.

Detengámonos en esto por un minuto. Se trata de una compañía que estaba tan desesperada por proteger a sus directivos principales y su modelo de negocios que contrató a una oscura empresa de relaciones públicas que usó el antisemitismo como arma política. Patrick Gaspard, presidente de Open Society Foundations, fundada por Soros, escribió en una carta la semana pasada a Sandberg: "La noción de que su compañía, bajo su dirección", trató de "desacreditar a las personas que ejercen sus derechos de la Primera Enmienda al protestar contra el papel de Facebook en la difusión de propaganda vil me resulta francamente sorprendente".

El fundador de Facebook, Mark Zuckerberg

Yo no podría estar más de acuerdo. Sandberg dice que no sabía sobre las tácticas que utilizaba Definers Public Affairs. Zuckerberg dice que, aunque entiende que las "empresas tipo DC" pueden utilizar semejantes tácticas, no quiere que se asocien con Facebook y ha cancelado su contrato con Definers.

Google conocía muy bien los problemas potenciales de la publicidad dirigida con los resultados de búsqueda. En un importante artículo de 1998, los fundadores Larry Page y Sergey Brin reconocieron la posibilidad de que la publicidad dirigida pudiera ser utilizada indebidamente.

La ironía de esa afirmación podría cortarse con un cuchillo. Las compañías de Silicon Valley se encuentran entre los grupos de presión corporativos más grandes del país. Han financiado a muchos académicos que realizan investigaciones sobre temas que les interesan y han hecho grandes donaciones a muchos políticos poderosos.

Algunos de los funcionarios son los mismos personajes de la crisis de 2008. Según el New York Times, Facebook instó al líder demócrata del Senado, Chuck Schumer, cuya hija trabaja en la compañía, a tratar de acallar las críticas de otros demócratas. Ha apoyado la "autorregulación" tanto para el sector financiero como para Silicon Valley.

A mí me queda muy claro que no se puede confiar en que ninguna industria se controle a sí misma. A pesar de las protestas de Facebook de que no pudo "imaginar lo que se escondía tras las esquinas", todos en la industria conocen desde hace décadas los riesgos del "troleo" y de la desinformación mediante la plataforma de tecnología. Eran evidentes al nivel micro en las primeras comunidades en línea, como The Well.

En su próximo libro Zucked, el capitalista de riesgo Roger McNamee dice que le sugirió a Facebook contratar a Sandberg debido a su contribución a la creación de AdWords de Google, el producto que vincula la publicidad dirigida con los resultados de búsqueda.

Google conocía muy bien los problemas potenciales. En un importante artículo de 1998 sobre la búsqueda, los fundadores Larry Page y Sergey Brin reconocieron la posibilidad de que la publicidad dirigida pudiera ser utilizada indebidamente. Concluyeron que las desventajas del modelo eran "probablemente toleradas por el mercado".

Me queda muy claro que no se puede confiar en que ninguna industria se controle a sí misma

Sandberg, quien trabajó con equipos humanos para intentar limitar el contenido tóxico en Google, adaptó ese modelo a las redes sociales en Facebook. Ella y Zuckerberg creían que los beneficios de poner a todo el mundo en línea superaban los riesgos. En su intento por crecer, la compañía automatizó muchos de sus esfuerzos de implementación y transfirió a los usuarios la responsabilidad de descubrir problemas. Estaban siguiendo el mantra de la compañía de "moverse rápido y romper cosas". No importaba quién resultaba herido en el proceso.

Al igual que los grandes bancos antes de 2008, la complejidad de sus productos y servicios han protegido a las compañías de plataformas tecnológicas de las críticas y las regulaciones. Esa era está llegando a su fin. No tengo ninguna duda de que Silicon Valley sabía cuál sería el costo de su modelo de negocios para la democracia liberal. Simplemente optó por priorizar las ganancias, y utilizó toda su influencia política para protegerlas.

Si el resultado de la crisis de 2008 fue el surgimiento de la administración Trump, el resultado de este escándalo de Facebook podría ser la candidatura demócrata de Elizabeth Warren. Después de todo, ¿quién mejor para frenar a los nuevos oligarcas que una de las personas que encabezó la aplicación de medidas estrictas a Wall Street después de la crisis financiera?

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