Se acaba de reeditar el cómic de Hergé, Tintín en el Congo. La nueva versión reproduce la original, que había sido publicada como tira en 1930-1931 en el Petit Vingtième (un suplemento de un diario belga) y luego como un sólo volumen en 1931. Polémico desde siempre por sus contenidos raciales, fue relanzado ahora en Francia con un prefacio explicativo sobre el contexto de esta obra que glorifica la colonización.
Además, los editores Moulinsart y Casterman colorearon el cómic que, al publicarse por primera vez, era en blanco y negro. El álbum forma parte de un estuche que también incluye Tintín en el país de los Soviets (1930) y Tintín en América (1932).
Pascal Blanchard, un historiador especializado en propaganda colonial, dijo a la agencia de noticias AFP que “es muy interesante e inteligente hacer este trabajo. Porque debemos publicar Tintín como era en ese momento”. Pero agrega que “el prólogo debería estar mencionado más claramente”.
La versión más conocida de Tintín en el Congo es la de 1946, en color, con una cubierta donde Tintín aparece al volante de un coche junto a un niño negro.
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La que se editó ahora lleva en la portada al personaje junto a un león. “Trataron de quitarle toda cuestión racial a la cubierta”, señala el historiador, aunque no se define ni a favor ni en contra del cambio.
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Entre la versión de los años 1930 y la de 1946 hubo otros cambios significativos. En una parte de la primera edición, Tintín da una clase a unos niños congoleños y en su lección dice “vuestra patria, ¡Bélgica!”. En la reedición, la clase es de matemáticas.
La polémica sobre Tintín en el Congo, que narra las aventuras del joven reportero en este país que fue colonia belga entre 1908 y 1960, dura desde hace más de medio siglo y gira en torno a si los personajes negros están representados de manera caricaturesca o directamente racista.
El propio creador, Hergé, respondió en 1975 a esos cuestionamientos en una entrevista con el periodista Numa Sadoul: “Sólo sabía de ese país lo que la gente decía al respecto. Los dibujé, a los africanos, según estos criterios, con el más puro espíritu paternalista, que era el de esa época”.
El prólogo de la nueva edición fue escrito por Philippe Goddin, un experto en cómics que preside la asociación Amigos de Hergé. Afirmando que no hay racismo en el libro, Goddin señaló a AFP que “somos racistas cuando queremos denigrar, menospreciar al otro, pero no es el caso de Tintín en el Congo”. Y agrega: “Por supuesto que hay estereotipos, caricaturas. Hergé insiste en los labios grandes, las narices chatas, como muchos dibujantes de la época. Pero para mí, incluso si la frontera es frágil entre caricatura y racismo, él no la cruza”.
Blanchard está en desacuerdo: “Este prefacio es muy cuestionable. Nos dice que Hergé sería una simple esponja de lo que ocurría en su época. Es ligero, es erróneo. Hergé tomó la decisión política de ignorar las fuentes que describían la violencia de la colonización”.
Para Blanchard, lo ideal hubiera sido otro prólogo, escrito por “la gran historiadora Elikia M’bocolo, congoleña, especialista en África en los siglos XIX y XX”, sin embargo, la asociación francesa Consejo Representativo de Asociaciones Negras (Cran), consultada por AFP, está satisfecha con el prólogo, que llevaba años reclamando. “Prevaleció el sentido común. Este álbum se remonta a una época, afortunadamente pasada, en la que era aceptable considerar a los negros como seres inferiores”, dice Patrick Lozès, fundador de Cran.
(Con información de AFP)