Opinión > EDITORIAL

Ganó la democracia

Más allá del ganador entre los precandidatos Talvi y Andrade, lo que triunfó luego del debate fue la democracia
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15 de junio de 2019 a las 05:04

Más de 130 mil personas vieron por televisión en vivo el debate entre los precandidatos a la presidencia de la República Ernesto Talvi (Partido Colorado) y Oscar Andrade (Frente Amplio) realizado en Canal 4 la noche del jueves 13.

A la mañana siguiente diarios, radios y portales analizaban la contienda que también se comentaba con pasión en bares, ómnibus, pasillos y universidades. Sin dudas fue y aún es el tema dominante de la semana, por encima de la confirmación de estrategas internacionales expertos en rumores y las esquivas fake news.

Uruguay volvió a vibrar con el sano intercambio de ideas sobre cómo gobernar el país. Hacía más de dos décadas que no había debates en el país. Por estrategia, pereza o cobardía quienes aspiraban a la primera magistratura del país rehuyeron a algo tan sano y sencillo como el intercambio de ideas y propuestas. Así empobrecieron la calidad de la discusión pública y reforzaron los muros de la ignorancia al que piensa diferente. 

En las casas, junto a la televisión, como antes, se reunieron hijos con padres con abuelos y abuelas. Mientras los más jóvenes intercambiaban impresiones por WhastApp, los más veteranos recordaban el lejanísimo debate en el tiempo entre los representantes de la dictadura Enrique Bolentini y el abogado Enrique Viana y los demócratas Eduardo Pons Etcheverry y Enrique Tarigo. 

Fue hace más de treinta años y debatían por el SI o por el NO a una reforma de la Constitución en pleno régimen militar. Un antecedente que quedó grabado a fuego. Luego vinieron los debates a la salida de la dictadura y comienzo de la democracia. El debatir se fue consolidando como algo natural hasta que hubo un corte abrupto que duró hasta el jueves. En el ínterin, la discusión pública se empobreció y perdió la democracia.  

En jueves de noche se pudo ver a dos políticos de sólida formación -en las antípodas uno del otro- dirimiendo las tensiones propias de la democracia con altura y respeto. No resultó válido el argumento mezquino que se propagó antes que indica que no tiene sentido debatir entre precandidatos de partidos diferentes. Grave error. ¿O no es hoy más conocido Talvi y sus ideas que antes del debate? ¿O Andrade no ganó en popularidad y pudo defender su visión y contar su historia, que pocos conocían? 

Poco importa si ganó Talvi o Andrade. Ganaron ambos, ganó la democracia y se avanzó un poco más en la dirección correcta. La democracia se defiende todos los días con gestos como el que vimos el jueves. No alcanza solo con votar el día de las elecciones. Practicar la democracia es entender que se puede construir entre los que piensan igual y los que piensan diferentes, que hay diferentes interpretaciones de la historia y distintos sueños de futuro, pero que tanto la historia como el futuro lo vivirán todos los habitantes de la República. Uruguay es una construcción colectiva de personas y políticos que no tienen por qué pensar igual, pero si tienen que saber escucharse y respetarse. 

Eso fue lo que pasó exactamente. 

El final con el saludo respetuoso y cordial entre los contendores del debate avizora buenos tiempos por venir. Es de desear que sean los uruguayos con este tipo de intercambios sanos, de frente y por lo alto los que le marquen el paso al año electoral del 2019. 

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