Iglesia evangélica de Brasil predica la revolución de Bolsonaro

Muchas religiones les prometen a sus creyentes una vida gloriosa después de la muerte, pero las bendiciones se otorgan mucho más rápidamente en la Iglesia Universal del Reino de Dios de Brasil: los resultados están garantizados en cuanto sales de la casa del Señor.

Hasta 10 mil fieles abarrotan el Templo de Salomón, la sede de la iglesia en el suburbio pobre de Brás, en San Pablo, para el servicio dominical matutino de dos horas y media. La instalación les brinda varias comodidades modernas y atractivas: aire acondicionado, asientos estilo cine con sillas acolchadas, pantallas gigantes, un sistema de sonido digno de un concierto de rock y un estacionamiento subterráneo gigante.

El evangelio, predicado por Edir Macedo, el autoproclamado obispo y fundador de la iglesia, es la "teología de la prosperidad", un mensaje de autoayuda, arduo trabajo y estricta disciplina. Los valores promovidos por la Iglesia Universal y sus filiales evangélicas no solo están redefiniendo las creencias religiosas de Brasil, sino también su política.

"Estoy seguro de que el presidente (Jair) Bolsonaro hará un excelente trabajo porque es el único presidente de la República que está consagrado por Dios", gritó Macedo en medio de aplausos.

La "teología de la prosperidad" es un mensaje de autoayuda, arduo trabajo y estricta disciplina

Las iglesias evangélicas de Brasil, que inicialmente fueron puestos de avanzada de misioneros pentecostales estadounidenses, comenzaron a prosperar a finales del siglo pasado después de desarrollar versiones locales propias. Los expertos estiman que más de una quinta parte de los brasileños son ahora protestantes evangélicos, mientras que se pronostica que los católicos, que alguna vez fueron los dominantes, se convertirán en una minoría de la población para el año 2022.

El nuevo panorama religioso se refleja en Brasilia, donde 118 legisladores pertenecen al caucus evangélico, entre ellos Eduardo, el hijo del presidente. La mayoría respalda a Bolsonaro, que nació católico pero en 2016 fue rebautizado en el río Jordán en Israel por un pastor evangélico.

El apoyo de los evangélicos también es valioso para el gobierno en los temas sociales. Cuando la policía incursionó en el barrio pobre de Paraisópolis en San Pablo para ponerle fin a una ruidosa fiesta callejera, nueve jóvenes murieron en los disturbios que se produjeron a continuación. Marco Feliciano, pastor neopentecostal y congresista, se pronunció rápidamente. "Los medios, amantes de los bandidos, demonizan a la policía y victimizan a los bailarines de funk, matones que habían transformado la calle en una versión moderna de Sodoma y Gomorra", escribió en Twitter.

Paulo Guedes, ministro de economía de Bolsonaro, usa un brazalete con un versículo de la Biblia que le dio un pastor evangélico. "Estos tipos apoyan al presidente", dijo con una sonrisa. Guedes dirige su propia cruzada para llevar a su tierra natal la economía de libre mercado que aprendió de Milton Friedman en Chicago. El mensaje de la Iglesia Universal de que las ayudas estatales no son una forma de vida es música para sus oídos.

El servicio dominical presentó en sus pantallas gigantes la historia de un creyente que pasó de hurgar en los basureros a la edad de 17 años a unirse a las filas de la burguesía. Macedo invitó al escenario a este hombre –quien es ahora un abogado exitoso y orgulloso propietario de tres apartamentos– para que explicara cómo su devoción a la iglesia había transformado su vida. Su estricta adherencia a la regla de que los creyentes le pagan el diezmo a la iglesia –aunque se ganen la vida hurgando en basureros– se enfatizó en repetidas ocasiones.

Expertos estiman que más de una quinta parte de los brasileños son ahora protestantes evangélicos, mientras que se pronostica que los católicos se convertirán en una minoría de la población para 2022

"La Iglesia Universal predica el concepto de prosperidad", explica Andrey Mendonça, especialista en religión de la Escuela Superior de Propaganda y Marketing (ESPM) en San Pablo. El mensaje es empresarial, dice. Contiene “las mismas cosas que escuchas en un seminario para personas que inician su propio negocio: la necesidad de creer en tu potencial y en lo que haces, ser creativo y asumir riesgos".

La fórmula le ha funcionado a Macedo. La revista Forbes ha estimado su riqueza personal en US$1.100 millones, lo cual lo convierte en uno de los líderes religiosos más ricos del mundo.