Tres economistas –un argentino, un brasileño y un uruguayo– discutieron en la mañana de ayer en Montevideo el rol de Uruguay en la región y cuáles son los desafíos de su economía de cara a sus hermanos mayores, Argentina y Brasil, en el marco del IV Foro Económico Thomson Reuters.
Los expertos mencionaron la desaceleración de China, la caída en los precios de las materias primas, así como la situación particular a la interna de cada país. En el caso de Brasil, en un momento complejo para su economía, agudizado por la frágil situación del gobierno de Dilma Rousseff (ver páginas 13 y 24). Por el lado de Argentina, en tanto, con la interrogante de qué pasará cuando se elija, en los próximos meses, un nuevo presidente de la nación.
El consultor financiero y exdirector de la Oficina de Deuda del Ministerio de Economía, Carlos Sténeri, sostuvo que la región se ha convertido para el país "en una interrogante de enorme magnitud". Ahora, se suman los acontecimientos en China donde, a su juicio, la pregunta es si el viaje emprendido por la economía del gigante asiático terminará en un aterrizaje o en un crash. A su vez, de esto dependerá en buena parte cómo se verán golpeados los precios de las materias primas.
En el terreno nacional, Sténeri entiende que el ascenso del déficit fiscal (que cerró 2014 en 3,5%) es un problema a atender. Asimismo, la "inflación persistente", que se magnifica en momentos de volatilidad cambiaria, dijo, es otro de los dolores de cabeza de Uruguay. A esto se suma, agregó, que el gasto público creció por encima del PIB. Si bien toda la región tuvo propensión a aumentar su gasto, indicó el economista, este fenómeno fue más notorio en Brasil y Argentina.
Protección social, salud y educación encabezaron las áreas de gasto, lo que genera que ahora "más de 60% del gasto público de Uruguay" es "inflexible" a la baja. El experto señaló esto como el "corazón" de las dificultades económicas del país. En este escenario, aumentar los impuestos no parece una alternativa viable, argumentó, dado que la carga fiscal en Uruguay ya es "excesiva".
La deuda del gobierno central, el riesgo país y la baja dolarización del
crédito del sector no transable fueron enumerados por Sténeri como las fortalezas del país. En la vereda de enfrente colocó a la caída de la inversión bruta, la pérdida de
competitividad y las restricciones impuestas por el Mercosur.
Brasil y Argentina
A su turno, el economista Jefe de Itaú Private Bank International, Tomás Málaga, habló de los dos problemas más urgentes para el gigante norteño: posible pérdida de grado inversor y una eventual transición política anticipada.
El brasileño entiende que la época dorada de los commodities acabó. Las proyecciones del banco, dijo Málaga, indican que los precios seguirán cayendo, "hasta que India o China se recupere".
El experto –que prevé una caída de la economía brasileña de 2,3% para este año y de 1% para el próximo– sostuvo que el país debería encarar reformas "más grandes" en materia de protección social y tributaria. "Somos más generosos de lo que podemos bancar", sintetizó. La única salida ("y la más barata"), dijo Málaga, es la productividad. "Tenemos que parar de desperdiciar recursos", expresó.
Por su parte, el director de la consultora Econviews, Miguel Kiguel, expuso acerca del fin de ciclo –tanto político como económico– que tiene por delante Argentina. Llega, dijo, diferente a lo esperado, con una economía "bastante entera". Aun así, "uno sabe que algo viene, y no sabe bien qué", agregó.
Según dijo, Argentina no enfrentará una crisis financiera como la de 2001 y un posible cimbronazo la encontraría con un as bajo la manga: su poca
deuda. Como principales problemas del gobierno, identificó el bajo nivel de reservas; el atraso cambiario; la inflación, que pasó de 25% en 2011 a 38% en 2014; el déficit fiscal de 6,5%; el acceso restringido a financiamiento externo, entre otros. De manera rápida, dijo, se tendría que actuar sobre el tipo de cambio, eliminar el cepo a las importaciones y lograr acceso al mercado de capitales.