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Iñaki Abadie, la radio y las apuestas: “Las mediciones no van a marcar la programación”

A poco de que Del Sol, El Espectador y Latina se muden a un mismo edificio en Parque Rodó, Iñaki Abadie, su gerente general, habla sobre el hoy y el futuro de Magnolio Media Group
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23 de septiembre de 2019 a las 05:00

Lunes, 9 de la noche. En Montevideo más de 100 mil hogares tienen prendida la televisión. Del otro lado de la pantalla Iñaki Abadie —después de casi tres años fuera del aire— aparece de saco claro y pantalón oscuro entre las luces azules y la escenografía igual de azul. Aplaude, gesticula con los brazos, le habla a la cámara, presenta el programa y, en un momento, dice: “Es mi vuelta, es mi vuelta, fuerte el aplauso”. Así Abadie estrena conducción y horario central en canal 10. Al día siguiente las mediciones de audiencia dirán que El juego del año —el formato internacional de entretenimiento que tiene a Luis Suárez como productor asociado y que gira en torno a embocarle a la edad de las personas— fue el programa más visto con 17,2 puntos de rating. 

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Martes, 9.30 de la mañana. Iñaki Abadie estaciona el auto en una calle de Parque Rodó. No está vestido igual que la noche anterior, pero casi. Camina unos metros, esquiva algunos escombros y saluda a dos personas que miran la fachada de la casa entre el polvo y el ruido. Alguien le hace un comentario sobre el programa de ayer. Él responde con un chiste. Es difícil saber cómo y dónde se termina el efecto pantalla pero allí, en Pablo de María 1015, Abadie ya no es el conductor de televisión. Allí es el gerente general de Magnolio Media Group, el grupo que ahora integran las radios Del Sol, El Espectador y Latina, los portales 180, Del Sol y El Espectador y Magnolio Sala, y que está a punto de estrenar su sede. El nuevo edificio —que mantiene la fachada y la esencia de la obra de principios de siglo XX— fue proyectado con la mirada quirúrgica y sofisticada del arquitecto Pedro Livni para recibir a los distintos emprendimientos. Dice Livni: “Me interesa eso de crear ambientes familiares pero a la vez extraños”. Magnolio —que lleva su nombre por el árbol denso e inmenso que se encuentra en uno de los jardines de la casa— es, entonces, sede de las radios y de todas sus oficinas, sala de teatro y también restaurante. Livni lo define como un edificio híbrido, donde los tres espacios conviven pero también funcionan independientemente. 

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Abadie —38 años, celular al alcance de la mano, la voz mucho más sobria que del otro lado de la pantalla, los gestos más medidos— está sentado en la que será su oficina. Solo hay una mesa negra y amplia, tres sillas aún con los forros de plástico y un ventanal que inunda el piso de madera con la luz de la mañana. El resto son paredes blancas y techos altos. No hay más nada. 

Abadie responde y en las respuestas siempre aparece un nosotros. 

Cuando habla de trabajo, habla en plural. Dice empezamos, contamos, vamos, estamos, confiamos. Y su plural está integrado, sobre todo, por tres personas más: Rafael Cotelo, Jorge Piñeyrúa y el director de Magnolio Media Group, Francisco de Posadas. Pero el gerente general es él aunque todavía da algunas vueltas para verbalizarlo. 

“El título gerente general es grandilocuente, evidentemente los comunicadores o los movileros no estamos acostumbrados a tener esos títulos. Yo estoy mucho más en la gestión, estoy más dedicado a la parte administrativa”, dice. Y después vuelve: “Somos un equipo”. 

Es probable que Abadie no tome todas las decisiones ni las tome solo, pero en esta mañana de martes, a poco de que las más de 100 personas que trabajan para el grupo se trasladen al nuevo edificio, las urgencias las resuelve él; contesta sobre muebles, sobre ubicación de los muebles, sobre limpieza de las distintas habitaciones, sobre llaves, sobre fechas, sobre números. 

Dice que incluso en estos días ajetreados duerme bien, que todo lo canaliza jugando al fútbol. “Libero la ansiedad corriendo”. 

¿Quién es el más ansioso de la tríada que dirige las radios?
El Piñe, el Rafa es el más tranquilo de los tres y yo estoy en el medio, aunque estoy más cerca del Piñe que de Rafa. El más ansioso de todos es el otro. 

¿De Posadas?
Sí. 

¿Sigue creyendo que hay gente que no los toma en serio como empresarios de medios?
Hay muchos que nos deben de seguir sin tomar en serio, pero no me molesta para nada. Yo he dicho varias veces que hay varios que cuando surgió la noticia de Del Sol deben haber dicho: “A ver cuánto demoran en volcar”. Y yo digo que en cualquier momento porque esto no es fácil. Ahora tenemos que intentar que todo esto siga funcionando. 

A principios de este año Rolling Stone daba cuenta de la crisis de las radios en Argentina y algunas personas del medio declaraban que uno de los grandes problemas era que los empresarios no estaban dedicados al 100% al negocio. ¿Le parece que una de las razones de la buena salud de Del Sol es que buena parte de la gerencia está muy pendiente del funcionamiento de la radio?
Hay un porcentaje de que las cosas hayan salido bien hasta el momento que tiene que ver con eso. Pero siempre con mucha cautela porque nunca se sabe qué puede pasar. En los negocios y en la vida hay altibajos. Por ahora estamos muy bien y el proyecto ha crecido muchísimo, creo que se debe, en parte, a estar presentes y vivir de esto y ser parte las 24 horas. El mayor éxito tiene que ver con el grupo que se generó, primero, en Del Sol en la dirección comercial, la administración, la pata digital y las producciones. El alma de que haya salido tiene que ver con el sentido de pertenencia de ese grupo y la participación directa en casi todas las decisiones de todo el equipo. Los pilares de Del Sol son cada una de esas patas.

 ¿Hubo una cuestión de olfato al elegir a esos pilares? 
Hay cuestiones, detalles, que fueron de sentido común; que la administración tuviera experiencia en radio para nosotros era fundamental porque nosotros no veníamos del mundo empresarial. No es lo mismo un administrativo de cualquier rubro que de radio y conseguimos una contadora que había trabajado toda su vida en radio. 

¿De dónde venía?
María Pía Taramasco trabajó muchos años en El Espectador y muchos años en Sarandí, había dejado la radio y la fuimos a buscar especialmente. 

Hoy la pata digital, con el fuerte hincapié en redes, parece una obviedad, pero hace tres años no era tan obvio. El equipo de No toquen nada fue determinante, ¿no?
En algunas reuniones que tuvimos con Joel (Rosenberg) él hacía un hincapié feroz en que teníamos que tener una gran presencia en redes, en el mundo digital. Tarde o temprano el mundo de los medios va a virar para allí y tenemos que estar preparados. Así que escuchando su conocimiento y su experiencia —ya tenía 180 hacía un tiempo— empezamos a trabajar muchísimo en el área digital con Mauricio Erramuspe como director y Fede Hartman en la parte de redes. Un ejemplo cortito de la importancia que tiene todo lo digital para nosotros es lo que pasó cuando nos fuimos a la Copa América. Una de las acciones que más repercusión tuvo fue una batalla de bondis (donde iban los distintos conductores). Eso no tuvo aire, no fue un programa de radio, eso fue solo en redes. Ahí te demuestra la importancia y lo fundamental que es y, sin embargo, a veces no es valuable. Obviamente los contenidos se apoyan permanentemente en la parte digital. Y también está Karen (Jawetz) que fue otra parte fundamental en el armado, primero porque los conocía a Carlos (Tanco) y a Joel de toda la vida y, aunque no había vendido radio, tenía experiencia vendiendo medios. 

Es evidente que el fuerte sigue estando en el aire, pero imagino que el on demand y la escucha a través de la aplicación es importante. ¿Crece mucho la gente que elige escuchar a través de la web o de la aplicación?
Se escucha muchísimo, pero muchísimo. Es muy importante el tráfico que tenemos en la web, obviamente hoy no es tan fácil monetizar toda esa parte. El aire sigue siendo la fuente de ingreso más tradicional. 

Cuando esos números se cotejan con las mediciones de audiencia. ¿Tiene sentido?
Sí, refleja lo que pasa con el aire aunque me parece que en algún momento tendríamos que tomar en cuenta o medir de alguna forma más certera lo que pasa en el mundo digital. 

Por estas semanas empiezan las mediciones de audiencia del año, digamos que Del Sol camina bastante sola. 
No, ¿por qué?

Bueno, pero la novedad va a ser la medición de El Espectador. ¿Eso lo inquieta?
Claro que me inquieta, pero con tranquilidad. La radio es un medio que lleva mucho tiempo, hay que tenerle paciencia. Por más que vivimos en una época que todo tiene que ser ya y la ansiedad domina todo, hay que recordar que el proyecto El Espectador lleva seis meses de aire. Es muy poco y te diría que la programación, salvo de 8 a 11 que va No toquen nada, está compuesta por programas nuevos, sí con figuras reconocidas pero son programas nuevos que hay que darles su tiempo, que se instalen, que agarren rodaje. Sí tengo una ansiedad por ver el resultado, pero tampoco pretendemos que explote en rating El Espectador, vamos con cautela y con calma, confiamos mucho en la gente que tenemos ahí. Nuestra idea, igual que lo hicimos con Del Sol, es tener un proceso de mantener los programas durante la mayor cantidad de tiempo. 

El grupo 
Magnolio Media Group está compuesto por las tres radios, los portales (180, Del Sol y El Espectador) y Magnolio Sala. El grupo le arrienda el edificio ubicado en la calle Pablo de María a Link Palermo, que es propiedad de Francisco de Posadas, también director de Magnolio Media Group, y Santiago Aldabalde, responsable de la marca Benson & Thomas.

¿Todo ese discurso sobre la calma que hay que tener a quién se lo dice?
A nadie. Hay que estar con calma y con paciencia y creer en el proyecto. No va a haber decisiones por las mediciones. No vamos a decir: “Medimos tanto, este programa lo levantamos”. El Espectador sí tiene muchísima historia, es la primera radio, fue durante mucho tiempo un bastión del periodismo pero en los últimos años estaba un poco vapuleada y va a costar colocarla en el lugar que se merece si bien estamos haciendo todo el esfuerzo. 

Uno de los hechos fundamentales de la nueva programación de El Espectador fue la vuelta de Blanca Rodríguez a la radio. ¿Fue idea suya? 
Cuando empezamos a armar El Espectador sabíamos que necesitábamos una figura periodística importante y el primer nombre que se me vino a la cabeza fue Blanca Rodríguez, que hacía años que no hacía radio. Y me dijeron: “Estás loco, no va a agarrar, debe tener mil ofertas. Por algo no está haciendo radio. Yo no me gastaría ni en llamarla”. Le consulté a otro amigo que trabaja en otro medio y me dijo lo mismo: “Te va a decir que no”. Juntamos coraje e hicimos la llamada, le contamos de todo el proyecto, de Magnolio, nos empezamos a juntar y se enganchó y no lo podíamos creer. Tenemos a Blanca Rodríguez. Logramos conseguir a esa figura que necesitábamos para El Espectador. No me tenían fe. Y ahora es pieza fundamental en el equipo, ella nos ayudó mucho en el proceso. 

Volviendo al tema de las mediciones y los movimientos cuando los programas no rinden tan bien como se esperaba. Entonces, ¿ustedes no hacen eso de cambiar piezas?
No es la idea, creemos que la radio es un medio de costumbre, le tiene que generar confianza al que está del otro lado, que sepa que a las 9 si pone Del Sol va a estar Darwin. Si vos le estás cambiando los horarios o moviendo las figuras te empieza generar desconcierto. Apostamos a tener programas a mediano plazo, sería muy injusto hacer algún movimiento en El Espectador dependiendo de las mediciones de este año. No vamos a decir: “Este midió 0,3, para afuera”. Las mediciones no van a marcar la programación. 

Me habló en dos oportunidades de que van con cautela y también lo ha repetido en otras entrevistas. ¿Cómo se enmarca en esa idea de cautela tomar la decisión de hacer una obra enorme, mudar las tres radios, crear una sala de teatro en un año que para muchos es bastante particular?
Tener las tres radios en un solo lugar nos optimiza un montón de recursos, para cualquier empresa eso es importante. Así vamos a manejar una misma administración, un mismo departamento digital, eso nos va a servir muchísimo y, además, vamos a estar todos juntos. También nos sirve para estar más cerca de todas las personas que laburan en las radios. La sala es otra unidad de negocios y en un momento de recesión o de alerta para el departamento comercial es una posibilidad más. Además de ofrecer segundos de aire, podés ofrecer un streaming de un cantante o de un programa de radio en vivo. Y así hacés un combo: presencia en el show, aire y aparecés en los videos de redes. La sala además tiene muchas posibilidades porque tiene seis cámaras robóticas que te permiten hacer streaming o grabar para después editar. Obviamente la sala nos va a permitir hacer un monton de shows y de eventos. No es como la de Vorterix donde solo salen los programas de radio en vivo, eso quizás suceda alguna vez, pero la idea es utilizarla como sala de teatro. Es una gran inversión y está respaldada por esta gran idea de unificar todo en el mismo lugar. 

 

¿Un modelo de suscripciones?
Consultado sobre si observa lo que sucede en la región en cuanto a los nuevos modelos de negocio, señaló que, tal como en los medios escritos, se va hacia la suscripción. “Y quizás sea la forma de sustentarse a futuro. Nosotros lo hemos evaluado y no sé si es para hoy, para 2019. A la gente no le gusta mucho que le cobren por algo que tenía gratis. No sería ilógico que le pidas a alguien que pague por escuchar una columna, ¿eh? Es un proceso que tendríamos que hacer en algún momento, muy despacito y aún no lo tenemos muy bajado a tierra. El año pasado hicimos una incursión en contenidos on demand con el ciclo de entrevistas de Joel en India y la idea es volcar un poco de la cantidad de comunicadores que tenemos para ese lugar de los podcasts. Tal vez por ahí esté el tema de la suscripción.
 

 

El cumpleaños número 38
Desde hace ocho años un extenso grupo de hombres recibe en su WhatsApp una invitación. El cumpleaños de Iñaki Abadie y Rafael Cotelo (ambos nacieron el 11 de julio de 1981) se festeja en el Cerro, la lista de invitados la hacen entre los dos y está compuesta solo por hombres. El festejo de este año tuvo una particularidad: los candidatos a la Presidencia Luis Lacalle Pou y Daniel Martínez pasaron por el club Tito Borjas. La pregunta evidente es quién fue a saludar a quién. Abadie contesta: “¿Sabés las veces que hice móviles en la explanada de la Intendencia con el pelado Martínez? Y con Luis tengo una relación de toda la vida. Los dos quisieron ir a mi cumpleaños. Faltó Talvi. ¿Podés creer? En realidad no estaba invitado. Sartori, sí. No fue”. 

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