El Ejército israelí bombardeó por segunda en menos de una semana posiciones de un grupo proiraní en el sur de Siria, cerca de los ocupados por sus propias fuerzas en los Altos del Golán, informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
El ataque se produjo en las afueras de la localidad de Quneitra, donde están posicionados combatientes de la Resistencia Siria para Liberar el Golán, milicia musulmana vinculada Hezbollah y respaldada por Irán que suele lanzar ataques en la zona ocupada por Israel.
Si bien los medios de comunicación estatales sirios no informaron del bombardeo, observadores locales y fuentes cercanas al gobierno del presidente Bashar al-Assad confirmaron la "agresión israelí", según reportó la agencia de noticias AFP.
El ejército israelí había bombardeado posiciones en Quneitra el pasado 18 de abril en medio de la escalada de violencia que registra la región en respuesta a los ataques tras el lanzamiento de varios cohetes desde Siria que cayeron en los Altos del Golán, la estratégica región de 1.200 kilómetros cuadrados fronteriza con Líbano que Israel le arrebatada a Siria en la Guerra de los Seis Días de 1967.
Durante más de una década de guerra civil en Siria, Israel ha lanzado cientos de ataques aéreos contra ese país, dirigidos principalmente contra fuerzas respaldadas por Irán y combatientes libaneses del Hezbollah, así como contra posiciones del ejército sirio, que recuperó en parte en 2018 el control de la zona sur de Quneitra, cinco años después de una invasión de combatientes rebeldes proiraníes.
El ataque israelí coincidió con la manifestación concretada por cientos de personas que salieron a las calles en varias ciudades del noroeste de Siria para protestar contra el fortalecimiento de los lazos entre algunos países árabes y el presidente Bashar al-Assad.
La manifestación más grande tuvo lugar el domingo en Idlib, un bastión de las fuerzas opuestas a al-Assad, mientras que grupos más pequeños se reunieron en Azaz, un refugio para los sirios que huyeron de otras partes del país en medio de la guerra de 12 años, y en Tal Abyad, una ciudad en la frontera entre Turquía y Siria.
“Salimos en esta manifestación para enviar un mensaje a los países árabes que le han fallado al pueblo sirio y a la revolución siria”, dijo a la cadena de noticias Al Jazeera un activista desplazado a Idlib desde la ciudad sureña de Deraa. “La revolución siria comenzó como huérfana y sigue siendo huérfana”, agregó el militante.
También pequeños grupos de personas organizaron protestas en varias ciudades europeas, incluidas Ámsterdam, Berlín y Viena. Para denunciar la situación en el país, envuelto en una larga y sangrienta guerra civil que comenzó después de la represión lanzada por al-Assad en 2011 contra manifestaciones antigubernamentales pacíficos, situación que se agravó con el involucramiento de potencias extranjeras y grupos armados globales.
Más de medio millón de personas han muerto y aproximadamente la mitad de la población del país antes de la guerra se ha visto obligada a abandonar sus hogares. Idlib, por caso, controlada por los rebeldes, alberga a unos tres millones de personas, la mitad de ellas desplazadas por la guerra.
(Con información de agencias)
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