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Iwate: tierra pura

La prefectura de Iwate, al noreste de Japón, no es tan conocida ni promocionada pero sorprende por sus paisajes y la amabilidad de su gente
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18 de diciembre de 2018 a las 05:00

Kizuna es una palabra que tiene un significado especial para los japoneses. Significa ‘vínculo’ o ‘lazo’, y es algo que llama la atención al pisar suelo nipón: la amabilidad y hospitalidad de su gente que se manifiesta en mil detalles. Por ejemplo en que el personal del hotel salga a despedir al turista con reverencias y una gran sonrisa hasta que se pierda de vista. Al menos es así en los hoteles de la prefectura de Iwate, donde pasar unos días es un disfrute por sus increíbles paisajes, su gastronomía y la posibilidad de vivir las tradiciones milenarias japonesas.

Eso sí, hay que estar dispuesto a sacarse los zapatos varias veces al día al entrar a hoteles y restaurantes, a dormir en el piso, y a desayunar –alguna vez– pescado crudo con té verde, en lugar de café y tostadas.

Las posadas más tradicionales tienen en la recepción una estantería para dejar los zapatos y zapatillas de distinto talle a disposición de los visitantes. Con ese calzado se podrá circular por las instalaciones y también con el infaltable kimono. Dentro de la habitación se camina descalzo, ya que los pisos están recubiertos con tatami, elaborados con junco y de unos cinco centímetros de espesor que aíslan del frío y la humedad.

Las habitaciones de estas posadas no tienen cama o somier sino un futón guardado en un armario empotrado que se coloca en el suelo a la hora de dormir. No faltan en cada habitación una mesa baja y almohadones para sentarse en el suelo o una silla sin patas. 

Pero Iwate tiene muchos más atractivos para incluirla en un viaje a Japón.

Por empezar ofrece una gran variedad de spa naturales. Al ser zona volcánica, en Japón surgen cerca de 3.000 manantiales de aguas termales. La mayoría de ellos están dentro de hoteles o posadas de distintas categorías y precios. Hay un circuito de ellas en la ciudad de Hanamaki. Desde la estación del tren sale un ómnibus que va dejando a los turistas en las posadas. 

Cada establecimiento tiene piscinas cerradas y abiertas. Las que están al aire libre suelen estar en un entorno natural, de vegetación y ríos, entre montañas, que les dan un particular encanto y que lleva a los japoneses a decir que bañarse en esas aguas trae beneficios no solo para el cuerpo sino también para el espíritu. 

La temperatura del agua oscila entre los 38 y 42 grados, por lo que un baño de unos 10 minutos es suficiente para sentir sus efectos. Toji le llaman a la práctica de bañarse en aguas termales ricas en minerales como una forma de balneoterapia, ya que es especialmente recomendable para tratar y prevenir enfermedades. Entre los beneficios que trae al cuerpo se cuenta mejorar la circulación, aumentar la inmunidad, tratar los músculos, mejorar la piel. Si el baño se puede repetir dos veces al día y durante dos o tres días, que es lo que suele durar la estadía en estas onsen (termas), mucho mejor.

Las termas tienen otra particularidad y es que se entra al agua sin ropa. La idea es que ninguna prenda de baño disminuya el efecto de estas aguas sobre el cuerpo. Si bien hasta el siglo XIX todas eran mixtas, ahora las hay para hombres y para mujeres, aunque también persisten las mixtas. 

En algunos hoteles permiten llevar una toalla pero en la mayoría van sin nada. Al ingresar a la zona del baño –indicada por una tela roja para las mujeres y azul para los hombres–, hay una estantería donde se debe dejar el kimono y sin ropa se pasa a la zona de baños. Primero, es obligatorio darse una ducha para entrar limpio a la piscina.

La ciudad del rugby

La ciudad de Kamaishi presenta especial interés para los uruguayos, ya que en octubre de 2019 será sede del Mundial de Rugby, y Uruguay debutará allí jugando con Fiji. El flamante estadio se terminó de construir en julio pasado y pretende ser un ejemplo ante el mundo de la reconstrucción de la ciudad, ya que fue una de las más afectadas por el tsunami que en marzo de 2011 azotó las costas de Japón y que dejó 20 mil muertos y otras 3.000 personas desaparecidas. 

Su techo con forma de alas quiere simbolizar que es posible “volar desde el desastre”, explicó uno de los guías al mostrar el estadio. Desde las gradas se ve la escuela que ocupaba el lugar del estadio y fue reconstruida en una zona elevada, como también se divisa el mar y los muros rompeolas de 14 metros, colocados para hacer más segura a la ciudad.

Los organizadores del evento deportivo se sienten orgullosos de haber sido seleccionados como sede del mundial, y lo toman como símbolo de esperanza para quienes perdieron a sus familiares en la tragedia y como la mejor ofrenda para los que han muerto. 

Templo Kamaishi 

Si se avanza por las costas de Iwate se encuentran muchos más atractivos y lugares que vale la pena recorrer. A 10 minutos desde la estación de Kamaishi en taxi o algo más en autobús, se encuentra el templo Kamaishi Daikannon, una construcción coronada por una escultura de Kannon, la diosa budista de la misericordia, que domina el océano en la bahía de la ciudad con su blanco inmaculado.

Lo terminó de construir el 8 de abril de 1970 el artista Subaru Hasegawa. La escultura tiene una altura de 48,5 metros, y un pez en su mano como símbolo de protección para los pescadores que salen a hacer su trabajo diariamente. En su interior una escalera permite subir hasta la altura de unos 12 pisos, y al salir al exterior pueden apreciarse vistas increíbles del océano, la bahía y la ciudad de Kamaisihi. 

Los mejores frutos de mar

A 10 minutos a pie desde la estación de Miyako se encuentra el mercado de pesca de la ciudad, donde se puede adquirir pescado fresco a precios muy convenientes pero también comprar carne, dulces y vino, o comer ahí algo ligero. 

Para los amantes de la pesca y los frutos de mar un paseo imperdible es llegar en barco hasta la isla de Holanda, que lleva el nombre por un barco de esa nacionalidad que llegó a la bahía de Yamada después de una tormenta en 1643. Pescadores locales guían el tour que hace una parada en la isla para disfrutar de su agua verde y transparente y, de camino, enseñan a los visitantes los cultivos de ostras y vieiras y, lo que es mejor, les dan a probar ostras frescas. 

Playa paradisíaca

Desde la misma estación de Miyako hacia el noreste, a unos 15 o 20 minutos en bus se encuentra uno de los mejores sitios de la costa de Iwate. Una serie de formaciones rocosas muy blancas que emergen del agua en la bahía de Miyako transforman el paisaje en único y por eso no sorprende que esta playa se encuentre entre las 100 más hermosas de Japón. De ahí el nombre: Jodogahama significa ‘playa de tierra pura’.

Se ofrecen paseos en barco para conocer la cueva azul, pasear entre las islas rocosas y puntiagudas, y dar de comer a decenas de gaviotas que llegan a posarse sobre el bote. 
También es recomendable recorrer el sendero natural de Jodogahama para disfrutar de las vistas que ofrecen los puntos de observación. 

Para combinar deporte y turismo a una hora de Jodogahama, se encuentra el sendero costero de Michinoku, que se extiende por 700 kilómetros. Este hermoso sendero pasa por cuevas, playas, montañas y bosques, así como por los “Alpes del océano” locales. Se puede recorrer en partes con guías o en solitario. Se debe llevar una linterna para transitar por las cuevas. 

Gastronomía

Otro punto alto de esa zona es la gastronomía. Los diferentes platos en un mismo menú hacen del almuerzo o la cena una aventura de sabores y colores: platos basados enpescado crudo, y otros frutos de mar, aunque también cerdo y pollo, verduras con distintas preparaciones, como la tempura (rebozadas en huevo y harina), el infaltable arroz, acompañados de buenas cervezas artesanales y de sake –bebida alcohólica obtenida de la fermentación del arroz–. 

Y si se visita Iwate no se puede dejar de probar el wankosoba, un tipo de fideo típico de Marioka que se sirve en pequeñas raciones. Lo divertido es que se realiza una competencia con el resto de los comensales. Cuando uno se siente totalmente repleto, es necesario tapar el cuenco para que los mozos no vuelvan a llenarlo. Al costado quedan apilados los cuencos para contabilizar las raciones que ingirió cada comensal. Hay hombres que llegan a comer más de 150 raciones, mientras que las mujeres difícilmente superen los 60. Al finalizar, el restaurante le entrega al comensal un certificado donde se anota su nombre y la cantidad de raciones que ingirió.

Con la panza llena y el corazón contento se termina el viaje pero quedan grabadas las palabras que más se escuchan en Japón: “Arigatou gozaimashta”, el agradecimiento ante una acción que pasó.

Seis cosas que conviene saber sobre Japón
Las reverencias. Son muestra de respeto. Para los turistas, una simple inclinación de la cabeza o un intento de reverencia con el cuerpo levemente inclinado hacia adelante serán suficientes.
Al comer. En la mayoría de los restaurantes japoneses entregan una pequeña servilleta húmeda para lavarse las manos antes de comer, luego se deja al costado y no se utiliza como servilleta. No hay ningún problema con hacer ruidos al comer o sorber los fideos. Se puede acercar el bol a la boca para facilitar el comer con palillos, único cubierto en el 99% de los restaurantes.
No hace falta dejar propina. No se acostumbra bajo ninguna circunstancia, ni en taxis, restaurantes o salones de belleza. De hecho, dar una propina a una persona es un poco insultante.
Sin zapatos. Los zapatos se deben quitar al ingresar a las casas y a la mayoría de los hoteles y comercios. Normalmente, habrá una estantería en la que guardar los zapatos y unas zapatillas para invitados. No se debe usar ningún tipo de calzado para pisar el tatami en las habitaciones. Dentro del baño se debe usar otro tipo de chinela que suelen estar allí para recordarlo. 
Tapabocas. Es muy común que la gente los lleve en la calle, comercios u oficinas para proteger a otras personas de sus propios gérmenes. 
Buenos modales. Otras cosas que están mal vistas en Japón son sonarse la nariz en público, comer mientras se camina y hablar por celular en espacios públicos, como trenes y buses. 
Algunos precios

Transporte. El transporte en Japón es caro, así que conviene comprar un tique de JR Pass que permite viajar por todo Japón y se puede usar por siete días a un costo de US$ 270 o por 14 días por US$ 412. 

Posadas con aguas termales. Estadía sin comida desde US$ 23 (2.357-3.746 ¥) para una persona. Si incluyen dos comidas pueden costar entre US$ 50 y US$ 125 (12.500 ¥ ). Templo

Kamaishi Daikannon. US$ 5 ( ¥ 500) y US$ 1 (¥ 100) los niños.

Jogodahama. Paseo en bote de 20 minutos de la playa de Jodogahama, así como a la cueva azul (Aonodokutsu) US$ 15 (1.500 ¥) Crucero en barco US$ 14 (¥ 1.400). 

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