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2 de abril 2023 - 5:01hs

Marisela Silva, responsable de la Cruz Roja Internacional para Panamá y el Caribe (CICR) viajó recientemente desde la ciudad de Panamá, donde está la sede del organismo, hacia Haití, y recibió los reclamos de la población para que llegue la ayuda internacional prometida "lo más pronto posible" para enfrentar la "crisis humanitaria" generada por la violencia de las pandillas.

En Haití, el país más pobre del continente, la crisis social y de seguridad se vio exacerbada desde el asesinato del presidente Jovenel Moise en 2021. En el país donde viven algo más de 11 millones de habitantes, más de 500 personas fueron asesinadas por bandas criminales en el primer trimestre de 2023, de acuerdo con cifras de las Naciones Unidas (ONU), cuyo secretario ejecutivo António Guterres pidió el despliegue de una fuerza de apoyo especializada.

Tanto Canadá como los Estados Unidos son los países que podrían brindar una dotación militar capaz de frenar la violencia de las pandillas. Pero, además de militares, Haití necesita de forma urgente fondos para cubrir necesidades de salud, provisión de agua y alimentos para millones de personas.

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La peruana Marisela Silva, tras el viaje a Haití dio una entrevista a la corresponsalía de AFP en Panamá. “Desafortunadamente para la población haitiana, la situación en Puerto Príncipe cada vez se deteriora aún más. Tengo prácticamente dos años y medio visitando y acompañando a nuestro equipo allá y la violencia armada se aproxima mucho más a las zonas residenciales. Hay señales de expansión de la violencia armada también en otras zonas del país”, dijo Silva.

Respecto de las zonas y ciudades más afectadas, la responsable de la Cruz Roja aseguró que hay “tres millones de personas afectadas por la violencia armada y eso tiene un impacto a nivel de su falta de acceso a servicios básicos de salud, restricciones de movimiento y la imposibilidad de acceder a servicios esenciales”.

Sobre si la violencia es el problema más grave, Silva contestó: “Hay muchas problemáticas que coexisten. Una de ellas, efectivamente, es una violencia armada de alta intensidad, pero hay una problemática económica que pone presión sobre la población y una en términos de saneamiento que desafortunadamente genera un caldo de cultivo para una epidemia de cólera”.

Sobre la necesidad de ayuda humanitaria, expresó que “es necesario para la comunidad internacional tener una acción firme para poder habilitar esta respuesta humanitaria frente a las necesidades de una población extremadamente vulnerable. El sufrimiento y la afectación de la población requieren de una respuesta firme y oportuna”.

Acerca del papel de la Cruz Roja en esa ayuda internacional, dijo que se trata de “un apoyo que no puede ser medido necesariamente de manera monetaria, pero debe ser sostenible. Si hoy uno compara el impacto de la violencia armada en Haití con Ucrania, con ese conflicto armado devastador, podemos sorprendernos en identificar que en una misma semana puede haber muchos más muertos y heridos en un contexto como el de Haití que en un contexto como el de Ucrania, Afganistán, Yemen o Siria”.

Sobre las demoras de la ayuda, consideró que hay tres razones principales: “La primera es la fatiga de una comunidad internacional que ha invertido por muchos años en el contexto haitiano. El segundo elemento es que los Estados están sufriendo una recesión económica. Y el tercer elemento es que hay crisis que son, de una u otra manera, mucho más mediáticas, como el conflicto en Ucrania”.

Sobre la propuesta del gobierno dominicano de levantar un muro para frenar la migración de haitianos, Silva evitó pronunciarse en contra, aunque dijo que “las medidas que los Estados puedan tomar en relación a los flujos migratorios deben de estar siempre alineadas con sus respectivas obligaciones internacionales en materia de protección de las personas”.

La situación en Haití es tan grave que la ONG Médicos Sin Frontera (MSF) decidió hacia mediados de marzo sacar del país a las personas de esa organización por la imposibilidad de trabajar en medio de los enfrentamientos entre bandas armadas que luchan por el control de amplios sectores de Puerto Príncipe, la capital haitiana.

Cité Soleil, la comuna más peligrosa del país, se quedó sin el hospital de MSF por el recrudecimiento de la violencia. "Había tiroteos cerca de la puerta del hospital todos los días, a pocos metros de donde estábamos", dijo Vincent Harris, uno de los médicos, en diálogo con la BBC.

"Vi escenas de guerra afuera del hospital y encontramos balas perdidas en el interior. Estábamos en la primera línea de fuego. Constantemente teníamos que buscar refugio para proteger a los pacientes, algunos de ellos con herida de bala, y al personal", agregó Harris.

El médico dijo a la cadena británica: "Había un bebé extremadamente enfermo. En medio de un tiroteo tuvimos que correr al refugio y no le pudimos proveer tratamiento de emergencia. No pudimos salvarlo". El médico afirmó que están dispuestos a volver al hospital, siempre que les garanticen condiciones básicas de seguridad.

Miles de personas en Cité Soleil habían quedado atrapadas en el fuego cruzado y se vieron obligadas a huir de sus hogares para sobrevivir. Un trabajador de MSF ofreció su testimonio a la BBC en condición de anonimato: "Te pegan, te quiebran los brazos, a las mujeres las violan. Siento que el riesgo de que ocurra algo grave está cada vez más cerca. Mis vecinos de arriba encontraron una bala perdida en la escalera. Me vi obligado a marcharme con mi familia para buscar refugio en casa de un amigo".

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