La imagen en blanco y negro de los pilotes de Gas Sayago, abandonados sobre las aguas del Río de la Plata y enfocados bajo el ritmo de un vals quinceañero, fue todo un símbolo del final de la campaña del nacionalista Luis Lacalle Pou previo a la elección que lo catapultó a la Presidencia de la República. Pero los cuestionamientos al fallido proyecto de la planta regasificadora no fueron monopolio de los blancos ni mucho menos. Por el contrario, las críticas a Gas Sayago son una bandera común de los partidos que conforman la coalición de gobierno, y que hasta hoy ven en esa iniciativa un ícono de lo que consideran un “despilfarro” durante las administraciones del Frente Amplio.
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