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Confianza de los consumidores cayó fuerte en marzo y volvió a zona de pesimismo
Como era de esperar, el Índice de Confianza del Consumidor (ICC) registró en el mes de marzo un descenso de 9 puntos respecto a febrero. Este cambio representa la mayor contracción mensual del índice desde que se mide (el mayor descenso se había registrado en agosto de 2013, -6,2 puntos).
De esta forma, la confianza de los consumidores abandonó el nivel de optimismo en el que había permanecido por dos meses consecutivos y se situó apenas por encima del límite del nivel de moderado pesimismo, con un puntaje de 41,2, según el reporte divulgado este miércoles por la Cátedra Sura de Confianza Económica de la Universidad Católica. En la comparación interanual el descenso es de 4 puntos.
Los datos de la encuesta realizada entre el 30 de marzo y el 1 de abril muestran que la “situación económica del país” es el único subíndice que mejoró respecto a febrero. Al interior del mismo se observa que de los dos componentes que lo conforman (situación económica del país a un año y a tres años) el responsable del aumento fue la situación económica a tres años, pudiendo estar relacionado con la percepción de la recuperación económica tras pasar por el receso generado por el COVID – 19.
En tanto, la “situación económica personal”, se contrajo 7,2 puntos respecto al mes anterior. Dentro de los componentes (situación económica personal actual y a un año), los encuestados muestran igual pesimismo frente a ambos componentes, siendo levemente mayor el descenso de la situación económica personal actual que a un año.
Por último, la “predisposición a la compra de bienes durables descendió 24 puntos, registrando el puntaje más bajo desde que se mide el índice. Si bien los dos componentes de este subíndice (electrodomésticos y automóviles y viviendas) presentaron una importante caída, la compra de electrodomésticos fue el componente que se vio más afectado (disminuyó 30,6).
Esta caída no solo responde a la incertidumbre económica mundial, sino que posiblemente se relacione también al simultáneo aumento en el tipo de cambio de 13% respecto a febrero (los precios de estos bienes se fijan en dólares), explica el informe.
Otros indicadores de confianza
En línea con la caída del ICC en marzo, los otros indicadores muestran, en general, una recesión respecto a febrero 2020. Cuatro de los seis índices evolucionan negativamente y muestran la peor medición desde que se registran (setiembre 2007), lo que seguramente sea consecuencia de la crisis sanitaria, social y económica a nivel mundial.
Dentro de las variables que mostraron una contracción, la preferencia por la moneda nacional fue la que menos descendió. A pesar de ello el valor de la variable se presenta en el mínimo desde que se mide.
El indicador de expectativas de ingresos presentó una baja de 10,7 puntos, ubicándose en el mínimo valor desde que se estudia esta variable. “Es importante destacar que muchas familias vieron su ingreso disminuido debido a la situación del país y otras pueden estar esperando que caiga, de continuar esta situación. Vale mencionar que en el mes de marzo se quintuplicaron las solicitudes por subsidio de desempleo (se realizaron 86.044 cuando desde el 2003 se presentan en promedio 16.000 solicitudes mensuales)”, explica el informe.
En concordancia con lo anterior, las expectativas de desempleo presentaron el mayor deterioro desde que se tienen datos, ubicando esta variable en el máximo valor desde que se mide.
Por último, debido al aumento de 30 puntos en la medición de las expectativas de inflación, esta variable se encuentra en el máximo registrado desde que se mide la misma.
Según dice informe, esto puede estar relacionado al aumento del tipo de cambio y su efecto en los productos importados, y al aumento en el consumo (demanda) de determinados productos (especialmente aquellos relacionados con la canasta básica y la sanitaria), lo que puede impactar en un aumento de precios. El aumento en las tarifas públicas y la incertidumbre económica también juegan.
Por otra parte, la capacidad de ahorro aumentó por segundo mes consecutivo (+3,6) obteniendo el mayor puntaje desde noviembre de 2014. Esta medición puede estar relacionada a la baja predisposición al consumo (compra de bienes durables) que se vio anteriormente.
“Aunque algunos sectores ven mermados sus ingresos, otros sectores los continúan percibiendo con posibilidad de tener que afrontar menores gastos, aunque sin incentivos al consumo de ese mayor ingreso disponible, entre otras causas debido a la incertidumbre, lo que se podría traducir en una mayor capacidad de ahorro. Por otro lado, es esperable que ante un escenario de mayor incertidumbre y aun cuando se vean reducidos los ingresos, las familias prefieran limitar al máximo los gastos y ahorrar en mayor medida previendo escenarios futuros aún adversos”, dice el informe.
