El primer ministro italiano Mario Draghi anuncia su dimisión

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La derechista Giorgia Meloni encabeza la intención de voto para las elecciones del 25 de setiembre

La renuncia de Draghi como primer ministro dejó al presidente Mattarella sin chance de recomponer el gobierno y abrió la posibilidad de que Meloni sea la primera mujer en gobernar el país
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25 de julio de 2022 a las 05:02

Mario Draghi representaba la moderación en una coalición política donde Fuerza Italia de Silvio Berlusconi expresa una posición de centroderecha y La Liga del Norte de Matteo Salvini una derecha militante; en tanto que el Movimiento 5 Estrellas que lidera Giuseppe Conte es mucho más difícil de encuadrar.

Establecida ya la fecha de elecciones para renovar el Parlamento y que de ahí surja quien sea electo primer ministro que reemplace a Draghi, Giorgia Meloni, la líder de Hermanos de Italia, un partido con raíces en el fascismo, aparece como la favorita para los comicios anticipados del 25 de setiembre.

En caso de ganar sería la primera mujer en tomar las riendas de Italia. Nacida en Roma en 1977, Meloni es hija de un comunista militante. Sin embargo, eso es parte de su biografía personal. Lo más significativo de su llegada al gobierno son las repercusiones que tendría en la Unión Europea (UE) y en el delicado equilibrio que busca al bloque de cara al Kremlin.

En efecto, un eventual triunfo de la extrema derecha sería un escenario ideal para Vladimir Putin. Draghi fue una figura importante para la UE. Meloni, por el contrario, no expresa el “europeísmo” de Draghi, quien fue presidente del Banco Central Europeo. Por el contrario, la líder de Hermanos de Italia es una euroescéptica convencida, justo en momentos en que el presidente ucraniano, Volodomir Zelensky le pide a la UE más apoyo.

El gobierno de Ucrania ya perdió un aliado extracomunitario muy importante, el exprimer ministro todavía en funciones Boris Johnson. La salida de Draghi encendió las luces de alarma en Bruselas, la sede de la UE. En Italia, por lo pronto, se da por descontado que si Hermanos de Italia obtiene una porción importante de los votos estaría en condiciones de formar gobierno con la Liga de Salvini, un exaliado de Draghi menos euroescéptico que Meloni, pero que no haría grandes esfuerzos por acompañar las iniciativas de Bruselas.

El ajedrez de la política italiana podría darle unos puntos importantes Putin, quien no tiene amigos en Europa, pero son cada vez más los políticos que sopesan más la crisis energética, la caída del euro frente al dólar, la inflación y los riesgos de destinar fuertes partidas de dinero a una Ucrania que no puede ganarle a Rusia en el teatro de operaciones.

El pragmatismo de las fuerzas ultraderechistas pone en jaque a los centristas y muestra que, sin mediaciones a la vista, la guerra cruenta que se libra en el este de Ucrania tiene mejor parado a Moscú que a Kiev.

Meloni y sus miedos

Un trauma de infancia marcó su vida. Suele contar que cuando tenía tres años su padre la dejó en un pequeño barco con una niñera que no sabía nadar. Ese padre comunista se separó de la madre de Giorgia. La personalidad de la niña, sin embargo, la mostró al poco tiempo como una eximia nadadora y con ideas diametralmente opuestas a las de su progenitor. Meloni, quien se ganó la vida con varios oficios, incluido el de camarera en una de las discotecas más famosas de Roma, afirma que esas experiencias le dieron mucho del carácter que tiene.

“Estoy llena de miedos. Por eso me impongo vencerlos”, escribió Meloni como una manera de mostrar el camino que quiere recorrer: hacer frente a las contingencias, romper los moldes, no titubear.

Meloni tomó importantes decisiones en los últimos cinco años. En dos ocasiones se abstuvo de sumarse a los gobiernos de los primeros ministros que la invitaron. El primero fue una alianza entre el Movimiento 5 Estrellas y La Liga, que terminó en un caos. Sus seguidores vieron que acertaba en esquivar la propuesta. Hace un año y medio, el presidente Mattarella logró que se formara un gobierno donde estaban prácticamente todos los partidos. Ella convenció a sus partidarios que eso terminaría mal.

Por haberse mantenido afuera del gobierno, y ante esta última crisis, su figura cobró una relevancia indiscutida. Eso se traduce en intención de voto: hace cinco años tenía un 3%, ahora está cerca de los 23 puntos, según diversos sondeos. La Liga, conducida por Salvini, que sí participó en esas dos coaliciones, cayó en las preferencias del electorado: del 34% en las últimas elecciones para eurodiputados a un 15% actual.

Sin embargo, esas alzas y bajas en las simpatías de los votantes de cada uno de los dos espacios de la derecha podrían configurar un nuevo gobierno y alentarán, sin duda, a otras formaciones del mismo signo. Lo que está en juego no es solo lo que suceda en el país, sino el sentido mismo de la UE, al menos como soporte a Ucrania.

Marine Le Pen en Francia hizo unas notables elecciones legislativas tras perder el ballotage con Emmanuel Macron. Geert Wilders, en Países Bajos, preside el derechista Partido de la Libertad. El mismo nombre lleva en Austria una fuerte formación de derecha. Vox, en España, le saca votos a la tradicional agrupación de derecha, el Partido Popular.

Meloni es presidenta del grupo del Partido de Conservadores y Reformistas Europeos, que entre sí son muy distintos, pero que en este escenario abierto desde el 24 de febrero con la invasión de Rusia a Ucrania empieza a tomar tintes similares y, lo que es más notable, hacen crujir a la UE.

Mientras que La Liga es un partido federalista con claras raíces en un norte industrial y poderoso económicamente, Hermanos de Italia tiene en Roma su núcleo fundacional, una ciudad con tradición más centrista y de izquierda, que ahora vuelca sus preferencias en un porcentaje alto hacia Meloni. Berlusconi, exprimer ministro y líder de Fuerza Italia podría ir por su cuenta a estas elecciones, o también podría sumarse a una alianza de derecha.

Meloni, además de tener un fuerte carácter, tiene definiciones también fuertes. Heredera de los neofascistas italianos, ministra con Berlusconi y admiradora de Trump y Orbán, ha llegado a justificar a Mussolini. En una entrevista brindada al diario La Stampa tras la renuncia de Draghi dijo que su tono resultaba “demasiado emotivo”. 

Durante un discurso en un acto de Vox, al que acudió para respaldar a la candidata a las elecciones andaluzas Macarena Olona, afirmó que la "ideología de género" busca "la desaparición de la mujer" y "el fin de la maternidad". Además, cargó contra lo que llamó "los lobby LGTBI", al tiempo que defendía lo que denominó "la familia natural" o "la universalidad de la cruz" frente a la "violencia islamista".

“Cuando estoy cansada no logro modular un tono apasionado que no sea agresivo”, se disculpó  ante La Stampa. Se refería a las frases dirigidas contra el colectivo LGTBI, y otras muchas contra “los burócratas de Bruselas”.

 

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