Juan Samuelle

La estrategia de Uruguay de apuntar a Louis Vuitton y no (solo) a bajar costos

El país es elegido por la calidad de sus productos; director de Uruguay XXI sostiene que habría que apostar más a eso y no necesariamente a bajar costos, tal como lo hacen las empresas internacionales de marcas caras

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10 de noviembre de 2020 a las 05:03

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Louis Vuitton, una de las empresas más competitivas del mundo, factura casi lo mismo que el PIB de Uruguay, en el orden de los US$ 55.000 millones. 

Con esa frase, Jaime Miller, director ejecutivo de Uruguay XXI, comenzó a hablar sobre la situación y el potencial de este país, en el webinar “La competitividad del Uruguay ante un nuevo contexto global”, organizado por la organización Konrad Adenauer Stiftung, el 9 de noviembre.

Al igual que Uruguay, las marcas de lujo venden sus productos a precios mucho más caros que su competencia, y tienen claro que sus estrategias se basan en la calidad, no en los costos. Sin embargo, cuando se habla de alta competitividad en el mercado, generalmente se asocia a bajos costos, cuando se debería incluir el concepto de ingresos. 

En tal sentido, Louis Vuitton -o cualquier otra empresa de marca de lujo- apunta, por ejemplo, a las mujeres que están dispuestas a pagar US$ 2 mil por una cartera (o artículo de alta categoría que se ofrece), y no bajando sus costos.

Extrapolando el mundo de las empresas a los países, Singapur desarrolló una estrategia similar al elegir dar un salto de calidad como país, invirtiendo en profesionales y técnicos de primera. En cierta forma, Uruguay entra en el grupo de países que no son elegidos por sus costos, sino por la calidad de sus productos.

En el webinar se presentaron los resultados de un estudio en esta material en Uruguay del Instituto de Competitividad de la Universidad Católica (UCU), de los investigadores Roberto Horta, Nicolás Albertoni y Micaela Camacho.

Una de las conclusiones es que más de 70% de los exportadores uruguayos está a favor de una mayor apertura comercial internacional, lo que parece bastante evidente actualmente, pero no lo era algunos años atrás.

También se reseñan las principales trabas que se presentan para lograr mejor posicionamiento, a partir de la cual Miller aportó su analogía. “No estoy diciendo que Uruguay sea el Louis Vuitton de América Latina, sino que hay un componente diferencial en el valor de nuestros productos que permite que un precio más alto sea aceptado”, planteó. 

Esa es la alternativa que propone Uruguay XXI como estrategia nacional para productos exportables y en la estrategia de atracción de inversión. 

Según el ranking del World Economic Forum, los países más competitivos del mundo son Singapur, Noruega y Hong Kong. Ninguno de esos países son “baratos”, pero “hay algo” que los hace competitivos, y “ese algo” es calidad o valor agregado. Esto no quiere decir que Uruguay no deba bajar sus costos; por el contrario, hay que hacer un gran esfuerzo en pro ese objetivo, pero también conviene analizar el tema de la competitividad en el contexto global desde otro ángulo.

“La calidad sustentable de los productos exportables es una forma de salvar las la desventaja de los costos”, reafirmó Miller.

Roberto Horta, investigador del Instituto de Competitividad de la UCU, destacó que los grandes desafíos del sector exportador son, precisamente, los altos costos: de impuestos y de entrada a mercados internacionales (aranceles) y bajo desarrollo de infraestructura. 

¿Qué opinan los exportadores?

El estudio arrojó que 38% de los empresarios exportadores expresan temores de avanzar en el “plan B” de dejar al Mercosur de lado (en la medida en que el bloque está trancado) e intentar acuerdos bilaterales, y 9% contestó que "no sabe", lo que significa que casi la mitad no es proclive a esta idea.  

María Dolores Benavente, presidenta de la Academia Nacional de Economía, puso el foco en que las empresas exportadoras se preguntan: ¿cuál es la voluntad de los países grandes socios del Mercosur?, ¿qué harán Argentina y Brasil en este contexto? Llevado ese planteo a tierra, la pregunta que surge es, por ejemplo, ¿qué pasará con los US$ 2.000 millones que Uruguay le vende a Brasil con preferencia arancelaria? 

La economista señaló también que 80% de los exportadores estaban preocupados por la incertidumbre y que esto viene de antes de la pandemia.

Agregó que la competitividad pasa por diversas variables, entre ellas el índice de informalidad y el de pobreza, que resultaron más altos de los que pensaban. "Nos desayunamos", comentó al hacer referencia a las cifras de este gobierno que indican hay 400 mil trabajadores informales en el país y, con respecto a la pobreza, dijo que "hubo que hacer muchas ollas populares" (en la pandemia).

Benavente dijo que Uruguay sí tiene una buena política de deuda externa desde hace años, lo que permite acceder a créditos rápida y fácilmente. Uno de los focos a mejorar sería la situación actual de los empresarios y exportadores, quienes tienen una "mochila pesada" en este momento por sus costos. 

Focos a futuro

Como conclusión, se manejó la alternativa de que hacer acuerdos fuera del Mercosur (proceso difícil y lento), analizar más el peso de los aranceles en la falta de competitividad de este país (Uruguay paga US$ 335 millones de aranceles), apoyar a las pymes para que puedan "jugar en la grandes ligas" de la exportación, y poner más la mira en la oferta exportable de servicios, además de los bienes tradicionales.

“Hoy exportamos casi lo mismo en trading, software y servicios financieros, que en celulosa y carne juntos”, dijo Miller.

Finalmente, se planteó que el buen manejo de la pandemia ha hecho a Uruguay más visible, posicionando mejor al país en la mente del consumidor internacional, lo que puede servir de plataforma para futuras estrategias basadas en productos de calidad diferenciadora.


Montevideo primero

El estudio incluyó la comparación de Montevideo con 28 ciudades de México de similares características, en las variables: ambiente económico, social, institucional y físico (esto es, áreas verdes, hogares con computadores, etc). El resultado arrojó que Montevideo es la ciudad mejor posicionada del grupo, fundamentalmente por la fortaleza de sus instituciones y a pesar de sus altos costos. Cabe agregar que los análisis de los entornos microeconómicos de las ciudades permiten desarrollar políticas públicas locales, acordes a cada realidad, y comparar mejores prácticas de similar rango de competitividad.
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