Casi todas las definiciones que nosotros mismos damos de nuestro país, suelen ser de corte humilde y algo deslucido: pequeño país, suavemente ondulado, verdes que se transforman en grises, cerritos que se vuelven planicies. “Nuestros paisajes son de orografía doméstica, delicados, a veces algo tristes”, escribió Daniel Vidart. Podríamos conformarnos pensando que nuestras descripciones son bucólicas, pero tiendo a creer que vivimos bajo la sombra de nuestro propio complejo de pequeños.
Esta nota es exclusiva para suscriptores.
Accedé ahora y sin límites a toda la información.
¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí
Inicio de sesión
¿Todavía no tenés cuenta? Registrate ahora.
Para continuar con tu compra,
es necesario loguearse.
o iniciá sesión con tu cuenta de:
Disfrutá El Observador. Accedé a noticias desde cualquier dispositivo y recibí titulares por e-mail según los intereses que elijas.
Crear Cuenta
¿Ya tenés una cuenta? Iniciá sesión.
Gracias por registrarte.
Nombre
Contenido exclusivo de
Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.
Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá