La sed es un aviso concreto y específico de que a nuestro cuerpo le está faltando agua. En el mundo de la nutrición se pueden identificar muchas deficiencias, tales como la falta de vitaminas, minerales o proteínas. Sin embargo, las manifestaciones del cuerpo ante ellas no son ni tan rápidas ni tan evidentes como cuando nos está faltando agua. Es por este motivo que se dice que el agua es el primer nutriente esencial; sin ella, el organismo funciona más lento y disminuyen muchas funciones que hacen a nuestro bienestar y a nuestra salud.
La sensación de sed es un mecanismo complejo que nace una vez que el cuerpo ya está sufriendo cierto grado de deshidratación (suele estar en el entorno del 1%). Esto provoca ciertos efectos que, si bien no son graves, pueden alterar la forma en la que nos sentimos y cómo actuamos. Algunos de ellos pueden ser: desgano, cansancio, lentitud para tomar decisiones, problemas de concentración, mal humor e irritabilidad.
Para evitar estos efectos, los científicos recomiendan consumir agua durante todo el día y no esperar a sentir sed para hacerlo. De hecho, hay que tomar en cuenta que la sensación de sed disminuye con la edad y no así la necesidad de agua, por lo que las personas mayores deben estar más atentas.
En Uruguay se toman grandes cantidades de mate a diario y es muy común escuchar que alguien, que un determinado día no pudo tomar, siente dolor de cabeza. De esta manera, se atribuye la dolencia solamente a la falta de mate, cuando detrás de ello también está el agua. Por eso, quienes tienen la costumbre de tomar mate y un día no lo hacen, deben estar más atentos para compensar el líquido que ingieren habitualmente, y así evitar un molesto dolor de cabeza.
De todas formas, cabe subrayar que las cantidades de mate que se consumen regularmente no son suficientes para hidratar el cuerpo, y que el agua pura es la mejor forma de hacerlo.
La actividad física y su consecuente liberación de energía producen calor, que el cuerpo regula a través de la sudoración, para conservar la temperatura corporal. El cuerpo necesita compensar esta pérdida de líquido para evitar llegar a un estado de deshidratación ya que esto produce descompensaciones físicas y estas pueden incidir en un menor rendimiento deportivo.
Por todo esto, se recomienda consumir agua durante todo el día y no esperar a sentir sed para hacerlo. Pero ¿cuánta agua debemos consumir? La idea es compensar lo que se pierde y esto depende de cada persona, de la temperatura y humedad ambiente y del ejercicio que se esté realizando. Como referencia cabe mencionar que, según el Colegio Americano de Medicina del Deporte, durante una hora de ejercicio en verano, un atleta adulto pierde aproximadamente 400 ml al realizar natación, 1,5 l con el fútbol, 1,6 l con el Tenis y 1,8 l en una carrera campo traviesa.
Un adulto promedio pierde aproximadamente 2,6 litros de agua por día y en verano incluso más que eso. Para compensar esta pérdida y evitar los efectos de la deshidratación leve, es muy importante incrementar el consumo de agua en esta época del año. Para lograrlo, se recomienda incorporar el hábito de tomar un vaso de agua en ayunas, uno antes de dormirnos y tener siempre una botella de agua a mano para acompañar todas nuestras actividades: laborales, estudiantiles, recreativas y deportivas.
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