Ignacio Ruglio está cumpliendo con muchas cosas de las que había prometido en su campaña electoral. Cuando presentó antes del acto eleccionario a Pablo Bengoechea y Gabriel Cedrés como futuros director deportivo y gerente deportivo si él era electo, a dicha presentación la llamó “Al fútbol, los que saben de fútbol”.
Y más allá de lo que fue la elección de Mauricio Larriera como entrenador del plantel principal –que llevó varios días–, además de las claras falencias que mostró el equipo el sábado en el Tróccoli en el 1-1 pobrísimo ante Cerro, uno de los nortes de Ruglio son las divisiones menores.
Por eso una de las primeras movidas que realizó fue cambiar al presidente de las formativas del club. Quitó de su cargo a Pablo Torres –quien venía cumpliendo una gran labor, yendo a todas las canchas con todas las divisionales y conociendo a todos los futbolistas– y colocó allí a Juan Susena.
Claro, Torres es del grupo de Rodolfo Catino y apoyaba a Juan Pedro Damiani, por lo que no es de su sector. Pero Susena tampoco lo es, ya que pertenece al Movimiento 28 de Setiembre.
De a poco y en este mes que lleva en el cargo, Ruglio demostró lo que le dijo a Referí en una entrevista que se publicó el 23 de noviembre, previo a las elecciones. Consultado acerca de si en caso de ser electo, su presidencia sería presidencialista, no dudó: “El que conoce la historia de Peñarol sabe que a los presidentes que le fue bien fueron los que estuvieron presentes e hicieron sentir su voz. Eso es ser presidencialista. La diferencia entre ser presidencialista y no escuchar a nadie, es enorme”.
Pues el presidente de Peñarol claramente está demostrando su presidencialismo. Y hasta ahora al menos, ha escuchado mucho a todos, en especial, a Pablo Bengoechea cuando se trata del tema fútbol.
En ese contexto fue que Ruglio se reunió el viernes con Fernando Curutchet y le dijo que lo iba a remover del cargo.
“Tuve una charla con Curutchet y él fue muy agradecido. Agradecemos su trabajo. Creíamos que había que cambiar. Esta decisión fue meditada y no necesariamente es por el trabajo de Curutchet. Su trabajo fue muy bueno”, explicó el titular carbonero.
Y agregó: “El trabajo de juveniles se va a mantener, simplemente hay algunas cosas que había que cambiar y se lo expliqué a Curutchet”.
En esa misma entrevista citada con Referí, Ruglio fue consultado si cambiaría algo en las divisiones menores del club. Esto dijo: “Sí, hay que darle mucho más Peñarol a las juveniles de Peñarol. Absolutamente falta ADN del club. Le falta muchísima gente vinculada al club. (…) Porque estás teniendo una pérdida real y permanente y por esas cosas, cada vez que algún jugador sube al primer equipo, están 10 días y ya se quieren ir a algún club del exterior. Ni que hablar que las ofertas son gigantescas y eso es lo primero que los tienta. Pero es diferente cuando venís cumpliendo el proceso de las juveniles rodeado por gente que respira Peñarol y fue parte de la gloria del club, esa misma gente te puede decir, ‘esperá, Fulano, Peñarol te va a hacer un buen contrato, te va a blindar y en un año te vas a tener que ir porque es inevitable por las cifras que se manejan en el exterior, pero tenés que hacer un proceso de un año de que el club va a empezar a disfrutar a sus juveniles y estos potencien al club. Si vos a la semana que subís, hacés tres goles y ya estás pensando de dónde viene la oferta y dejás de pensar en el Primero de Peñarol, tenés un problema’”.
Dentro de este último ejemplo, se pueden citar los ejemplos de Facundo Torres y Máximo Alonso, sobre todo, el primero, quien deslumbró por su fútbol en los pasados meses. Alonso firmó contrato el pasado viernes hasta 2025.
Debido a que Torres tenía todo arreglado el 4 de enero para firmar un contrato por tres años más –más allá de que tenía vínculo hasta el 30 de junio– y al otro día, tras hablar con su contratista, cambió su posición y no firmó, Ruglio tomó la determinación el 7 de enero de que aquellos juveniles que no firmaran por tres años, no serían ascendidos al plantel principal. Se lo comunicó a Bengoechea, al técnico Mauricio Larriera y a su ayudante técnico, Darío Rodríguez.
Ello provocó que en la primera práctica de fútbol llevada a cabo el sábado 9 de enero en el Centro de Alto Rendimiento (CAR), Larriera hablara con Torres y le dijera que no lo tendría en cuenta para esa jornada, lo que al futbolista le dolió.
El lunes 11, finalmente, se llegó a un acuerdo y Torres firmó por tres años hasta 2023 con una cláusula de rescisión de US$ 14.500.000.
En todo este tema se vio la impronta de Ruglio. Guste o no, mostró su forma de trabajar.
Esa misma manera fue la que utilizó –en otro contexto– para tomar la posta y cesar a Curutchet luego de cinco años en el cargo en el que demostró un muy buen manejo de las inferiores del club.
Según informó una fuente aurinegra a Referí, “por ahora se va a prescindir del cargo de coordinador de juveniles”, el mismo que tuvo primero Víctor Púa y luego Juan Ahuntchain, antes de que fuera nombrado Curutchet. También expresó que la determinación del presidente fue conversada previamente con Bengoechea.
¿Qué busca Ruglio con este cambio? Por un lado, bajar el presupuesto del club y también, una variante en el rumbo futbolístico de las formativas. Lo que puede ser cuestionable es si vale la pena bajar el presupuesto en lo que más dinero le ha brindado en los últimos tiempos a Peñarol que son las divisiones menores.
“Ruglio se tomó un momento de su valioso tiempo para reunirse conmigo y me explicó de frente los motivos de mi rescisión y eso lo valoro mucho”, dijo Curutchet al programa Vamos que Vamos.
El sábado de mañana, antes del partido entre Cerro y Peñarol, Ignacio Ruglio mantuvo una charla telefónica con Antonio Pacheco.
Pablo Bengoechea, en entrevista con Referí previa a las elecciones, había dicho que quería a Cedrés y a Pacheco en Peñarol de nuevo.
“Peñarol no puede darse el lujo de no tener a Cedrés y a Pacheco trabajando en el club”, dijo en esa nota que se editó el 28 de noviembre.
Entonces, el hoy director deportivo aurinegro dijo que “Gabriel (Cedrés) se preparó para ser gerente deportivo y es lo que le gusta. Pacheco tiene más opciones porque se preparó para más cargos todavía. (…) Ellos se criaron en Peñarol: Tony desde niño y Gabriel desde adolescente, y están totalmente identificados con el club que aman y se prepararon”.
Esta frase va en concordancia con lo que dijo en su momento Ruglio y está citado líneas arriba, aquello del ADN que le faltaba a Peñarol en las inferiores.
El presidente aurinegro admitió a Referí que habló con Pacheco, pero que aún no llegaron a ningún acuerdo.
“Ojalá pronto pueda volver al club en un puesto en las divisiones menores” indicó Ruglio.
No obstante, también aclaró que en caso de que Pacheco llegue a un acuerdo para trabajar en Peñarol, no lo hará en el puesto que ocupaba hasta el viernes pasado Fernando Curutchet.
Los cambios en las inferiores se siguen produciendo. Ruglio muestra su impronta y la incidencia de Bengoechea se hace notar.
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