La pandemia y un golpe a flancos claves para la recuperación de la economía
Un cambio de escenario que agravará los problemas de empleo, déficit y crecimiento a corto plazo
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06 de junio de 2020 a las 05:03
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En la mañana del lunes 2 de marzo Azucena Arbeleche asumió el cargo de ministra de Economía y Finanzas con un mensaje breve que tuvo como eje la importancia de generar mejores condiciones para que la actividad económica retomara su dinamismo.
Aumento de la inversión, recuperación de puestos de trabajo, mejora de la competitividad y productividad, reducción del déficit fiscal, ahorro en el sector público, empresas públicas más eficientes y tarifas públicas acompasadas a la evolución de los costos fueron algunas ideas que formaron parte de su primer discurso como integrante del Poder Ejecutivo.
Esa mañana la ministra pronunció otra frase. “Nos esperan tiempos desafiantes por el panorama nacional y por la incertidumbre en la región y en el mundo. (...) Vamos a dejar todo en la cancha por un mejor Uruguay”.
Pero ni Arbeleche, ni nadie del gobierno imaginaban el cambio radical de escenario que llegaría apenas unos pocos días después. Tampoco el más pesimista de los uruguayos podía pensarlo. La pandemia de covid-19 dejó de ser una amenaza que había asomado en la lejana China y se transformó en un problema que postergó por completo los planes originales de las autoridades en el terreno económico. Desde la segunda quincena de marzo la prioridad pasó a ser la salud y la provisión de recursos para minimizar los impactos de la crisis sobre la población y la actividad económica.
El golpe es fuerte y pega directo sobre ejes claves como las cuentas públicas, el empleo y el crecimiento. Rápidamente la recesión se instaló en el mundo y también en el país, con proyecciones que hoy hablan de una caída de la economía de 3% a 4% en el año, según distintos analistas y el propio MEF.
Una de las primeras señales que se proponía dar el gobierno era poder mostrar mejoras en el frente fiscal ya en este 2020 mediante la generación de ahorros por US$ 900 millones. Pero con viento de frente un desafío (que ya de antemano era difícil de cumplir) se transformó rápidamente en una meta que la realidad obligó a reprogramar. En un escenario de menores ingresos y mayor gasto el rojo de las cuentas públicas –que se ubica actualmente en 4,6%- cerrará el año arriba de 6% del PIB, según distintas proyecciones.
Por otro lado, las debilidades que ya mostraba el mercado de trabajo quedaron todavía más expuestas. Los envíos al seguro de paro se dispararon en varios sectores de actividad y unas 200 mil personas están hoy cobrando las distintas modalidades de este subsidio. Y gran parte de las pequeñas y medianas empresas todavía no saben qué tan golpeadas quedarán después que pase la tormenta, aun haciendo uso de las medidas de apoyo implementadas desde el Estado.
Con la foto de estos días no se puede imaginar más que un deterioro del empleo que los datos desfasados en el tiempo van confirmando. La información divulgada este viernes por el Instituto Nacional de Estadística indica que el desempleo se ubica por encima de 10% y algunos privados manejan que puede llegar a cerca de 15% en los próximos meses.
Y si faltaban complicaciones, la fuerte suba del dólar, principalmente en la segunda parte de marzo, producto de la incertidumbre mundial también empujó la inflación a cifras de dos dígitos (11,05% en los 12 meses cerrados a mayo) en esta primera parte del año con aumentos fuertes principalmente en el rubro alimentos.
Estos guarismos no se observaban desde 2003 y están muy por encima del techo de la referencia oficial que se sitúa en 7%. Una noticia para nada buena en momentos de alto desempleo y con negociaciones salariales próximas a comenzar, que de antemano lucen muy complejas. En ese contexto el gobierno negoció un acuerdo de precios con las grandes superficies para tratar de poner paños fríos a la situación, aún cuando se sabe que se trata de una herramienta que no soluciona un problema de larga data en la economía local.
Planificación
Aun dentro de lo complicado de la situación las autoridades dieron un primer paso con la creación de la regla fiscal contenida en la ley de Urgente Consideración que va camino a aprobarse en el Parlamento.
Esta herramienta -que tiene como objetivo poner límites al gasto del gobierno- va en dirección a la nueva institucionalidad fiscal que se plantea desarrollar en la gestión del presidente Luis Lacalle Pou. De todas maneras lo más importante será el plan para lograr la corrección fiscal y el presupuesto quinquenal dará idea de ello.
La ley de Presupuesto aparece en el corto plazo como una carta clave en la planificación del gobierno y es una oportunidad para presentar una estrategia consistente, dar mensajes claros y ratificar las líneas de trabajo a las que se había comprometido el Poder Ejecutivo antes de la pandemia.
Todo ello pensando en el objetivo planteado de retornar rápidamente la senda de crecimiento. Esa instancia valdrá para confirmar el rumbo, despejar dudas y mantener la credibilidad de cara a un 2021 que aun dentro de la incertidumbre luce con mejores perspectivas que este año.
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