El discurso de rendición de cuentas del presidente Tabaré Vázquez dejó gusto a poco entre los empresarios. El gobierno perdió una valiosa oportunidad de encaminar una difícil pero necesaria recuperación de la confianza de empresarios y trabajadores desencantados. El mensaje a transmitir era claro: el gobierno entiende los problemas que atraviesa el sector privado, comprende el impacto –el costo que social– que eso provoca y está trabajando para revertir esa situación en su último año de gobierno.
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