Leonardo Haberkorn regresa a la historia reciente con su nuevo libro: Caraguatá. Una tatucera, dos vidas

Cuando terminé con esos proyectos, me pareció muy evidente, por varios motivos, que ya no queda mucho tiempo para recoger testimonios de primera mano sobre la dictadura y sobre los años de violencia política que la precedieron. Entonces, sin tener un rumbo muy definido, me puse a entrevistar a personas que tuvieron participación importante en aquellos años y con los que nunca había podido hablar.

¿Allí nació Caraguatá?

No de inmediato. Hice tres o cuatro entrevistas a gente de aquellos años sin un rumbo claro, pero cuando Ismael Bassini aceptó recibirme comenzó a perfilarse este nuevo libro.

¿De qué trata Caraguatá?

Es la historia de la mayor tatucera que tuvo el MLN, un refugio subterráneo enorme y muy sofisticado, y de los hechos que allí ocurrieron, así como de las consecuencias que tuvieron para los que participaron o se vieron involucrados. 

El subtítulo del libro es Una tatucera, dos vidas. ¿A qué alude?

Tiene dos lecturas posibles. Por un lado, en el Caraguatá terminaron dos vidas: al peón rural Pascasio Báez lo mataron y el tupamaro Walter Sanzó cayó herido de muerte por los militares, y falleció poco después en circunstancias sobre las que se han dicho versiones muy diversas. El libro ahonda en ambos casos, con datos reales, avanzando sobre los hechos con testimonios desconocidos hasta hoy. Pero por otro lado, el “dos vidas” también puede entenderse que refiere a que se cuentan las vidas de dos de los que prestaron servicios para el MLN en el Caraguatá y se vieron envueltos en esos hechos: Ismael Bassini y Enrique Osano.

Bassini siempre es señalado como quien mató a Pascasio Báez.

Hablamos de eso en varias entrevistas.

El libro recoge además otros testimonios.

Sí, ellos son los dos principales, pero hay más de una docena de personas que cuentan lo que les tocó vivir en relación a esta historia.

¿Se valió en su investigación de los llamados Archivos del Terror que fueron subidos a internet por desconocidos?

Esos rollos de información, con miles de documentos, fueron publicados en la web cuando yo ya llevaba avanzada la investigación para el libro. Mi primera reacción fue ignorarlos, porque venían a complicarme un esquema que ya tenía definido y sobre el cual venía avanzando desde hacía más de un año. Pero finalmente cedí a la tentación de buscar que documentos podían existir vinculados con el caso. Encontré interrogatorios –que todo sabemos en muchos casos fueron obtenidos bajo tortura o su amenaza- y por eso mismo decidí no usarlos. Pero había muchos otros documentos que sí utilicé, por entenderlos valiosos. En algunos casos me pareció de rigor pedir permiso. Por poner un ejemplo, estaban allí una cantidad de conversaciones entre Bassini y su hermana en el penal de Libertad, que fueron espiadas por los militares. O una carta que él le escribió a su madre. Le pregunté si le molestaba que las citara y me autorizó. 

¿Por qué insistir con la historia reciente?

Para no repetirla. Para aprender de los errores cometidos, para reflexionar sobre ellos. Y porque los hechos históricos, como las muertes de Pascasio Báez y Walter Sanzó, merecen contarse con la verdad histórica, o con lo más cercano que podamos estar de ella, y no con otra cosa.