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Llega la obra estrella del FIDAE

Still life, de Italia, es un manifiesto contemporáneo contra el bullying y se estrena en la Nelly Goitiño
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06 de octubre de 2017 a las 13:33
"Naturaleza muerta" es la traducción de Still life, el espectáculo que hace cuatro años creó la compañía italiana Ricci/Forte, comprometida desde su fundación en explicar historias de nuestro tiempo y "reactivar" al espectador. Para eso combinan elementos de la danza, performance y videoinstalación.

Con Italia como país invitado en el Festival de Artes Escénicas 2017 (FIDAE), Still life (2013) llega por primera vez a Montevideo con dos únicas funciones el viernes 6 y el sábado 7 de octubre en el Auditorio Nelly Goitiño. Las entradas están a la venta en Tickantel a 300 pesos.

Días antes de la función, los creadores y directores de la compañía que reúne en su nombre sus apelllidos, Stefano Ricci y Gianni Forte, conversaron con El Observador sobre del espectáculo.

¿Qué líneas de trabajo escénico despertó el suicidio por bullying que inspiró Still Life?

Still Life, o una masacre a cinco voces para una víctima, más que un espectáculo es un grito penetrante que surge del corazón de la compañía Ricci/Forte para intentar combatir y luchar contra el estallido de intolerancia, de violencia, de incivismo vulgar y contra la discriminación basada en la identidad. Es un "homenaje" a este muchacho romano -uno de los centenares y de adolescentes de todo el mundo- que se suicidó colgándose con su bufanda rosa; un acontecimiento teatral civil y visceral para denunciar la hipocresía galopante y el horror de la intimidación homófoba, recordándonos el sacrificio absurdo de estas jóvenes víctimas sobre el altar de una moral hipócrita.

¿Cómo se hace para llevar la brutalidad de lo real al escenario?

El mundo representado en Still life es "salvaje", "implacable", "brutal", "devastador", porque el tiempo contemporáneo es eso exactamente. Somos bolsas de plástico a merced del viento, listas para flotar en el aire y caer por las aceras cada vez que alguien intenta mostrarnos una dirección que no fue pensada, desarrollada ni buscada. Still life es una obra dramática potente, que combina, en un sutil equilibrio, combate político por la equidad e investigación teatral experimental: sacudir a fondo los puntos neurálgicos e íntimos del público, obligando a un acto de reflexión, a una toma de conciencia que continuará después de dejar el terciopelo rojo de su cómoda butaca.

La obra combina varias disciplinas artísticas. ¿Qué concepción tiene su compañía
sobre el rol del actor en el espectáculo?

No hay "protagonistas" o personajes en el universo de Ricci/Forte, solo personas: hombres y mujeres. Todos ellos han recibido una sólida formación clásica en importantes escuelas de Arte Dramático. No es concebible improvisar como actor en un tipo de teatro matemático como el nuestro y mucho menos desarrollar las criaturas "extrañas", "raras", sin una preparación granítica para la escena y una predisposición a actuar, a entrar en contacto con las zonas de sombras del corazón. Cada elemento del grupo contribuye a construir el proyecto articulado en tres dimensiones. La música, el texto, los cuerpos, cada uno de ellos es el instrumento de una sinfonía poética expresiva.

¿Cómo describirían el éxito de la pieza y por qué creen que se dio?

Desde hace años, intentamos contar un tiempo contemporáneo con todas sus contradicciones y la falta de libertad individual que delimita un país: un Estado, una Nación que tiene miedo de las diferencias y ataca cualquier signo fuera de la norma. Seguimos pensando que hacer cultura es igualmente defender el valor de la creatividad, que podemos enriquecernos en las diferencias y en nuestra homologación. El abuso coercitivo, sea el que sea, puede convertirse en objeto de análisis en nuestro trabajo. Cada pequeño gesto generado por un pensamiento produce "política".

Para su compañía, ¿qué lugar ocupa el teatro contemporáneo en el mapa del entretenimiento actual, sobre todo en su relación con el espectador?

Antes de preguntarnos sobre qué forma de teatro nos gustaría articular, nos preguntamos qué género de personas queremos ser. Para ser hombres y artistas de esta época, es necesario poseer una curiosidad intelectual de 360 grados. Hacer teatro es un rito laico, y , en tanto que oficiantes, debemos darle el valor moral de una experiencia global, generada por el cortocircuito entre la tradición (Shakespeare) y una estructura más contemporánea (Los Simpsons), que son los dos transmisores culturales. El sufrimiento, el placer, la pasión, las lágrimas, la cólera no son más que lazos hemostáticos para contener los flujos necesarios para pintar un lienzo donde los espectadores puedan revelarse, como un espejo del alma.

¿Qué expectativas tienen de su visita a Uruguay y el contacto con el público local?

En el FIDAE de Montevideo querríamos mostrar la vida. Con todas la vibraciones emocionales que implica. El rigor, la honradez intelectual, la potencia ética la escena, la capacidad de invertir todas nuestras energías en la realización de nuestra obra, Still Life, para dialogar con el público y no para
divertirles de forma pasiva.





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