Los apuntes que he dado a conocer a lo largo de varios meses nos habrán hecho recordar las enseñanzas que recibimos en nuestros hogares.
Hoy, cuando las normas objetivas sobre comportamiento chocan con el “porqué” de lo subjetivo, es bueno pensar en ciertas actitudes que desdicen del tono humano de las personas. No es posible hacer una distinción entre comer elegantemente y hacerlo desarregladamente.
En la medida en que nos ejercitamos en el saber estar en la mesa, todo se refrescará o se incorporará sin esfuerzo.
Es posible imitar a una persona culta en su forma de hablar; es posible copiar la manera de vestir de otra. Sin embargo, es imposible imitar a una persona culta en su forma de comer. Eso solo se consigue con reiterados actos hasta conseguir un hábito.
Por tanto tengamos en cuenta los siguientes detalles:
• Cuando nos sentamos en la mesa nos ubicamos en un sitio. En nuestro hogar lo hacemos en el lugar que nos corresponda – fijo o no – . Cuando estamos en casa ajena en el lugar que nos indiquen.
• Una vez sentados no tocaremos ningún objeto que haya sido puesto para nuestro servicio sobre la mesa. Si nos parece que algún elemento está colocado de manera distinta a la que estamos acostumbrados, no lo cambiemos de sitio. Los dueños de casa lo considerarían una ofensa.
Continuaremos nuestros encuentros semanales sobre el comportamiento en vida cotidiana.
Inicio de sesión
¿Todavía no tenés cuenta? Registrate ahora.
Para continuar con tu compra,
es necesario loguearse.
o iniciá sesión con tu cuenta de:
Disfrutá El Observador. Accedé a noticias desde cualquier dispositivo y recibí titulares por e-mail según los intereses que elijas.
Crear Cuenta
¿Ya tenés una cuenta? Iniciá sesión.
Gracias por registrarte.
Nombre
Contenido exclusivo de
Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.
Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá