Los artistas plásticos que logran vender sus obras en Punta del Este

El arte ha hecho conocido a Punta del Este en el mundo desde sus postales. La mano, conocida como "los dedos", del chileno Mario Irarrázabal en playa Brava, y Casapueblo, de Carlos Páez Vilaró, son algunos ejemplos. Pero por otro lado, con la expansión en turismo e inversión, llega a la zona un importante número de amantes del arte con gran poder adquisitivo, lo que les da a los artistas uruguayos la oportunidad de vender más obras y a mejor precio.

Las galerías de arte que se extienden desde el puerto hasta Pueblo Garzón han ayudado a profesionalizar su comercialización, además de algunos artistas que venden directamente su obra.

En el pico de la temporada, la feria Este Arte, que acaba de celebrar su cuarta edición, provoca una sinergia internacional que abre importantes puertas tanto a galeristas como a artistas para colocar sus piezas en el mundo. En el Centro de Convenciones de Punta del Este el evento congregó a galerías de Uruguay, Brasil, Argentina, Estados Unidos y Europa del 7 al 9 de enero.

Al entrar a la feria se encontraba galería Xippas, que exponía a Dani Umpi y Paula Delgado. Al lado, el stand de Galería Sur tenía a Eduardo Cardozo y Marcelo Legrand. A unos pasos estaba Joaquín Torres García, y unos metros más allá una ilustración de Pablo Picasso en el stand de una galería de Nueva York.

Culto, adinerado y arriesgado, así definen al público internacional que compra arte en el este a algunos galeristas.

"El mercado de Punta del Este es menos conservador que el uruguayo, menos clásico, con otra apertura, otra cabeza, con menos miedos a poner determinadas cosas", dijo Adriana Guerra, propietaria de Guerra Galería de Arte, que lleva 35 años en el balneario.

Por otra parte, el artista uruguayo Martín Pelenur, que inauguró el espacio de arte La Pecera en La Barra hace cinco años, dice que el público uruguayo no compra arte contemporáneo por un tema cultural más que de poder adquisitivo.

"Los que compran compran artistas fallecidos", dijo Pelenur. "Se piensan que Freire y Costigliolo no tenían 40-45 años y producían obra. Y ahora van a los remates y pican (suben el precio de) las obras entre ellos. Cómprennos a nosotros, es ahora el momento", agregó. En su stand en Este Arte sus principales compradores fueron argentinos. La Pecera exhibió arte de Pelenur, de la fotógrafa Tali Kimelman y de Rita Fischer, entre otros, y los precios iban desde US$ 1.200 a US$ 10 mil.

La importancia del mercado esteño se ve, por ejemplo, en la vertiginosa actividad de las galerías y espacios de arte que, aunque abran todo el año, cambian cada semana sus exposiciones durante enero y febrero para mostrar más variedad de artistas al público internacional que se concentra en la temporada.

La Galería del Paseo en Manantiales, por ejemplo, comenzó el 2018 con Fernando López Lage, y ahora tiene en una sala a Ricardo Pascale y en otra a Pablo Uribe y Gerardo Goldwasser. Todos uruguayos, aunque en pocos días la galería expondrá a la peruana Claudia Coca. Las obras escogidas no son decorativas o "silloneras", sino que siguen un perfil "geométrico, conceptual y minimalista", describió la propietaria de la galería, Silvia Arrozés, a El Observador.

Este espacio abrió en 2003 en una ubicación estratégica que capta al público más exclusivo de Manantiales y José Ignacio. Uno de sus mayores logros en lo que va de la temporada es que un coleccionista de Nueva York adquirió un López Lage y eso le dará mayor difusión al artista en aquella ciudad. "Generalmente se van a buenas colecciones", dijo Arrozés.

La galerista asegura que la venta de arte crece cada año. "Ha habido una escalada en los últimos cinco años y eso hace que los artistas sean cada vez más conscientes de este mercado", dijo la galerista.

Además, en Punta del Este el artista no solo gana visibilidad para quien pase por allí o los clientes directos de la galería, sino con la prensa que se focaliza en el balneario durante la temporada. "Ahora Punta del Este está lleno y te visitan los que te conocen y los que no te conocen", dijo Arrozés.

Una pila de cuadros de colmenas sale al encuentro de los visitantes que caminan por los pasillos de Este Arte. Es una de las obras ganadoras del premio Paul Cézanne 2011 que otorga la embajada de Francia en Uruguay a jóvenes artistas. La obra se llama Traslado y su autor es el uruguayo Juan Manuel Rodríguez, de 37 años, primer premio en el Salón Nacional de Artes Visuales en 2012. Fue el segundo año que Rodríguez expuso con la Galería Studio Sandra Recio, de Zúrich, en Este Arte.

"Casi todos los artistas uruguayos esperamos la temporada y venimos a exponer porque es un momento en el que se vende y se mueve un poco la obra", dijo el creador.

Además, este año Rodríguez abrirá un estudio en José Ignacio. "Tiene el público más interesante al que le puedo mostrar mi obra", puntualizó. "Es un ambiente más relajado y el arte se presta para eso, pueden ir y conversar con el artista, ver la obra, pensarlo bien antes de decidir si va a comprar o no", dijo Rodríguez al comparar esa zona con el resto de Punta del Este, con un ritmo más vertiginoso.

Rodríguez apuesta a quedarse en Uruguay y tener mercado para su arte afuera. Dice que aunque suene bien no es fácil, porque cuando surge la oportunidad de hacer muestras lejos, el transporte desde Uruguay encarece la apuesta para la galería o el interesado extranjero.

A él le sirve estar personalmente en la feria atendiendo el stand por los contactos que genera y porque él mismo les puede hacer su relato a los potenciales clientes. "Hablé con gente que tiene residencias en Europa, te contactás con otras galerías o con la prensa", aseguró.

Además, una coleccionista extranjera que tiene casa en Uruguay compró la instalación Traslado.

Rodríguez ya la había conocido el año pasado en la misma feria y le había vendido una obra. "Es una coleccionista grande de esas que te sigue la carrera y te van apoyando", contó el artista.

El trabajo no termina con la venta. Rodríguez irá a la casa de la compradora para ver el espacio disponible para la instalación y adaptarla. "Acá la gente no especula mucho, compra algo porque le gusta", explicó.

Fuera de la feria, en el corazón de La Barra, hace 23 años que el artista de San Carlos Ignacio Zuloaga, pinta y comercializa su obra en un pintoresco local sobre la calle principal. Él nombra la ruta 10, que pasa por allí y va hasta José Ignacio como "La ruta del arte". "Acá tenés el mejor público y de acá mando cuadros para todo el mundo", dijo a El Observador. En un caso reciente envió tres obras de grandes dimensiones al lago de Garda en Italia. Un suizo se sacó una foto con los cuadros de Zuloaga, a través de las redes lo vio un amigo con hoteles en el lago de Garda y salió la venta.

El artista recordó que durante la historia, en lugares donde floreció la economía y la construcción, como es el caso de Punta del Este, siempre se desarrollaron las artes. "El mismo público que compra casas, compra sillones y compra cuadros", aseguró. "Tienen que poner algo en la pared, no van a poner almanaques".

Zuloaga vende en cuotas a jóvenes que compran su primera obra hasta coleccionistas. Su acervo está integrado por obra abstracta y figurativa porque no le gusta estar atado a ningún estilo.

"Hay público pero yo he batallado mucho. Acá hay mucha rotación de artistas que vienen y prueban una temporada. Hay que perseverar para poder trascender, y en un mismo lugar si es posible", explicó.

El espacio itinerante Montevideo Soñado, que congrega a más de 40 artistas uruguayos, estuvo durante dos semanas exhibiendo en el Espacio Cultural Gorlero –ubicado en la antigua estación de servicio de la tradicional avenida esteña–. La curaduría fue del artista Federico Arnaud, quien valora la oportunidad de mostrar esta selección, que incluye a Cecilia Mattos, Javier Abreu y Juan Ángel Urruzola, entre otros, en un punto como el Centro de Punta del Este en plena temporada.

Si bien no es un espacio de venta, allí los creadores generan contactos para posteriores negociaciones. "Si hay un momento para vender, es este el tiempo y el lugar", dijo Arnaud a El Observador.

El artista explicó que sobre la cotización de un artista nacional pesan no solo las ventas y la demanda sino los concursos ganados a nivel nacional e internacional y las bienales en las que participó.

Arnaud valora la profesionalización que se da en el mundo del arte nacional por el trabajo de los galeristas de Punta del Este y la celebración de Este Arte.

"Es de lo más importante que ha pasado en los últimos tiempos para las artes visuales del país", dijo el artista. "Nos beneficia a todos los artistas", agregó.

El artista contó que la mayoría de las veces los galeristas invierten mucho dinero en exponer a un artista uruguayo y trabajan mucho con su cartera de clientes para poder recuperar esa inversión. Eso lleva a que las galerías a veces vayan con la mitad de las ganancias por la venta de la obra. "Es una gran inversión que requiere al principio y que no siempre se recupera", explicó Arnaud, que expondrá a partir del 12 de enero en el Espacio de Arte Innova en Punta Piedras, Manantiales.

En lo que va de la temporada, algunos artistas y galeristas ya hicieron ventas importantes. La curadora, asesora de coleccionistas y organizadora de Este Arte, Laura Bardier, dijo a El Observador que durante la feria se vendieron obras de al menos 10 artistas uruguayos en un rango de precios desde US$ 5.000 a US$ 20.000. Entre los nombres que vendieron están Cardillo, Fischer, Pelenur, Torres García, Pareja y Freire.

Así como para las celebridades, los arquitectos y los inversores, Punta del Este es una vidriera internacional que les da visibilidad, para los artistas uruguayos puede significar vivir del arte y hasta llegar a poblar con su obra colecciones de todo el mundo.

En lo que va de la temporada Galería del Paseo vendió una obra del uruguayo Fernando López Lage a un coleccionista de Nueva York.